La sequía amenaza con echar a perder buena parte de la cosecha española. Los embalses se encuentran en niveles mínimos de récord, al 35,9% de su capacidad, según la última actualización del Ministerio para la Transición Ecológica. En 2021, a estas alturas del año, las reservas hídricas se situaban en el 42,44% y la media de la última década para este inicio de septiembre era del 54,20%. Los agricultores se temen lo peor y por ello se han reunido este lunes con representantes de los ministerios de Luis Planas y de Teresa Ribera, a quienes han reclamado líneas de actuación que salven de la ruina a los cultivos más expuestos y vulnerables a la falta de lluvias.

"La situación es muy grave", ha dicho al salir de la reunión Andrés Góngora, portavoz de la Ejecutiva de COAG (Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos). "El agua embalsada está, en algunas zonas, por debajo del 20% y las restricciones al regadío ya se están poniendo sobre la mesa para algunos cultivos", ha explicado, en referencia a algunas provincias de Andalucía, como Córdoba o Jaén, donde las reservas hídricas están en niveles mínimos. La falta de agua hará, según el portavoz de los agricultores, que en algunos casos la producción de hortalizas se reduzca un 20% menos de lo normal.

En la reunión se han estudiado las circunstancias de cada una de las cuencas hidrográficas y cómo la falta de agua afecta de manera particular a cada cultivo. Sin embargo, todavía no hay medidas concretas para atajar la situación ya que se trataba, según informan desde el Ministerio de Agricultura, de una mesa de análisis de la que posteriormente saldrán acciones políticas. "Esto requiere que, de una vez por todas, el ministro aborde una batería de medidas contundentes para salvar la situación", ha valorado Góngora.

En la reunión, a la que han asistido portavoces de COAG, UPA y ASAJA, las tres principales organizaciones agropecuarias, también se ha tratado la difícil situación del ganado en puntos del norte, donde la falta de lluvias está poniendo en riesgo la cantidad de pasto. Ante la escasez, algunos rebaños ya han comenzado a alimentarse del forraje guardado para el invierno, tal y como han señalado los agricultores.

El fin de un verano extremadamente cálido no parece venir acompañado de un cambio radical en la meteorología española. Tanto es así que las predicciones realizadas por la Agencia Española de Meteorología (Aemet) revelan un otoño con una probabilidad alta de ser más caluroso y seco de lo normal. Esta situación, si bien no es definitiva, preocupa a las organizaciones campesinas y a los empresarios del campo, que urgen al Ejecutivo a tomar medidas cuanto antes para garantizar que haya las menores pérdidas posibles.

España, al igual que Europa, lleva meses arrastrando una situación de escasez de agua que, en parte, se explica por un invierno atípico y marcado por los efectos cada vez más comunes de la crisis climática: poca lluvia y termómetros por encima de la media. Esto llevó al Gobierno a impulsar en el mes de marzo medidas para ayudar al campo, como rebajas fiscales para los agricultores, apoyo financiero y las subvenciones para el seguro agrario. Con la prolongación de la sequía el Gobierno, tras examinar la situación con los actores sociales y las comunidades autónomas, deberá determinar de qué forma podrá ayudar a un sector al que se le ha solapado la crisis de precios derivada de la guerra en ucrania con la crisis hidrológica.