Este artículo se publicó hace 4 años.
15 años sin Miguel Ángel, el vasco al que enterraron sin corazón: "Tenemos derecho a saber qué pasó"
Blanca Martínez, hermana del hombre cuyo cadáver apareció en septiembre de 2005 en un fiordo de Estocolmo, acude este miércoles a la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento autonómico para pedir que se reconozca la "situación de indefensión" sufrida durante estos años. Reclamará apoyo para conseguir que se practique una segunda autopsia.
Bilbao-
El calvario de Blanca Martínez no encuentra final. Desde hace 15 años, esta mujer recorre oficinas, comisarías y tribunales en búsqueda de una respuesta a una duda estremecedora: "Quiero saber si ese cadáver corresponde a mi hermano". Él se llamaba Miguel Ángel, tenía 44 años, era natural de Sondika, en Bizkaia, y quería recorrer Europa. Su trayecto acabó de la peor manera posible en un fiordo de Estocolmo. Sin embargo, lo que nadie ha aclarado aún es por qué esta historia terminó así. De ahí el calvario de Blanca, quien este miércoles será escuchada en el Parlamento Vasco.
"Tenemos derecho a saber lo que ocurrió", dice a Público en vísperas de su comparecencia ante la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara autonómica. Allí pedirá a todos los grupos políticos que aprueben una declaración institucional dirigida a pedir justicia y verdad para Miguel Ángel, cuyo caso se ha convertido en un auténtico enigma sin resolver.
"Según información de la Policía de Estocolmo el 22 de septiembre de 2005 apareció un cadáver flotando en aguas de Lidingö. Debido al avanzado estado de descomposición en el que se encontró el cadáver –con la mano derecha amputada–, fue imposible determinar fehacientemente la fecha en que se produjo la muerte y la causa definitiva de la misma, constando el ahogamiento como causa de fallecimiento", puede leerse en el documento que será entregado este miércoles en el Parlamento por Blanca Martínez en representación de Nun Hago Elkartea (Asociación Dónde Está), creada precisamente para pedir el esclarecimiento de este caso, que fue ampliamente seguido por Público.
A partir de ahí arrancan las incertidumbres y las distintas versiones en castellano, inglés y sueco sobre lo ocurrido. El cadáver fue llevado a Londres, donde el joven había expresado que quería ser enterrado por vínculos personales. Allí se realizó un examen postmortem al cadáver, "certificando que los pulmones no mostraban signos de ahogamiento tal y como aseguraron las autoridades suecas y que le faltaban tanto el corazón como parte del hígado". Eso hizo sospechar a sus familiares sobre un posible caso de tráfico de órganos.
"Cuando nos llamaron desde la Comisaría de Bilbao para notificarnos del fallecimiento, la Policía nos dijo que era un homicidio y que le habían cortado la mano derecha para no ser identificado. Cuando dijimos que queríamos ir a Suecia, nos dijeron que era un suicidio", cuenta Martínez. Mientras tanto, en Estocolmo se añadió otra hipótesis: cuando unos familiares del joven se presentaron en Estocolmo para recoger las pertenencias del fallecido, "les hicieron firmar un documento donde decía que se trataba de un accidente de tráfico".
"Llevo 15 años solicitando un certificado de identificación. Si no existe, ¿cómo sabe la Policía que se trata de mi hermano?", se pregunta Martínez. En tal sentido, destaca que "las últimas personas que vieron con vida a mi hermano fueron policías suecos", ya que el joven había sido detenido el 1 de agosto de 2005 luego de que en un banco le denegaran una transferencia de dinero por no presentar el documento de identificación. "Lo siguiente que sabemos es que su cadáver apareció flotando en Estocolmo", señala su hermana.
Mientras prepara su intervención en el Parlamento Vasco, Martínez aporta otro dato que forma parte de esta historia: "Aunque parezca increíble, todas las autoridades suecas dicen que debido al avanzado estado de descomposición fue imposible determinar la causa del fallecimiento y las circunstancias. Sin embargo, en el bolsillo de su pantalón apareció intacta una fotocopia del DNI".
"Pensamos que puede ser un tráfico de órganos, tal como afirma la Fiscalía de la Audiencia Nacional, que dice que le faltaba también el páncreas, algo que no sabíamos. Eso nos hace creer que en la Fiscalía hay más información de la que la familia dispone", añade Martínez.
En ese contexto, sostiene que "la administración española no sabe con certeza si es mi hermano o no" e incluso advierte que "el consulado de España en Estocolmo firmó un certificado de defunción sin una prueba fehaciente de la identificación del cadáver". Por eso mismo, hoy vuelve a pedir que "se exhume el cadáver y que mediante una prueba de ADN" se establezca si se trata efectivamente de su hermano.
"Situación de indefensión"
"Las irregularidades en la identificación del cadáver, la falta de esclarecimiento de la causa y circunstancias de la muerte, junto con los elementos circunstanciales que rodean al presente asunto, han vulnerado el derecho de la familia de Miguel Ángel a conocer la verdad de lo ocurrido y a una identificación del cadáver", dice la declaración que será llevada este miércoles, en la que se reclama además "se reconozca la situación de indefensión a la que se ha visto sometida esta familia durante 15 años" y que se pongan "todos los medios al alcance para restituir, reconocer, recordar y recuperar la dignidad".
De hecho, Nun Hago Elkartea planteará "el derecho de la familia de Miguel Angel Martínez Santamaria a ser reconocida como víctima de vulneraciones de derechos humanos", basándose para ello en la "indefensión" provocada por la "no investigación judicial ni policial de los hechos". La madre del joven murió en marzo pasado sin saber la verdad. Su hermana promete que seguirá adelante hasta conocer qué pasó con Miguel Ángel.
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