ZARAGOZA
Vox ha eludido en Zaragoza una sanción urbanística por afear con su logo la fachada de un edificio modernista. El Ayuntamiento, gobernado por PP y C’s con el apoyo de la formación ultraderechista, ha aplicado plazos amplios en la inspección y ha evitado finalmente abrir un expediente sancionador a pesar de haberse pasado más de medio año, a caballo entre dos legislaturas, advirtiendo al partido de que iba a hacerlo si no retiraba los cartelones.
Finalmente, el partido ultra sigue mostrando sus logotipos en los ventanales del edificio, aunque estos tienen un tamaño menor que el inicial y están colocados por detrás de las forjas modernistas que tapaban y que dieron lugar al expediente.
La historia, según indica el expediente al que ha tenido acceso Público, se remonta al 21 de enero de este año, cuando la propia comunidad de vecinos del edificio número 3 de la céntrica calle Cádiz de Zaragoza denunció ante el consistorio “la instalación de unos vinilos” con “publicidad comercial” en las ventanas del entresuelo derecha “impidiendo ver en su totalidad la forja de las rejas que dan carácter a este edificio catalogado en la fachada”.
El edificio, construido en 1902 bajo el diseño del arquitecto Félix Navarro, el autor del Teatro Goya de Barcelona y del Mercado Central de Zaragoza, y que está catalogado y tiene la fachada protegida por su estilo modernista y “carácter ecléctico”, tenía en realidad dos carteles ilegales, uno en cada entresuelo.
Un mes para retirar los carteles
De hecho, fue una arquitecta de la Inspección quien informó al Servicio de Disciplina Urbanística de que tanto en el entresuelo derecha, que ocupa el despacho de abogados Écija, como en el izquierda, donde tiene su sede Vox, “han sido colocados vinilos y carteles respectivamente que ocultan la cerrajería de forja”.
“Teniendo en cuenta que se trata de una fachada catalogada”, esos “elementos de rotulación estarían incumpliendo” la normativa urbanística, que “establece, entre otras cosas, que ‘en ningún caso los rótulos publicitarios que se sitúen sobre los edificios catalogados o ante ellos podrán ocultar o desfigurar elementos de la fachada”.
Eso era ya a primeros de marzo. El 17 de abril, la Gerencia de Urbanismo decidía iniciar un expediente de restablecimiento del orden cuya incoación era comunicada a Vox el día 30 de ese mes. Le daban quince días para formular alegaciones y le lanzaban dos advertencias: de no presentarlas tendría un mes para retirar los carteles y, por otro lado, este trámite “es independiente y compatible con la incoación de un procedimiento sancionador por comisión de infracción urbanística”
En todo caso, añadían, la retirada de los vinilos sería “circunstancia eximente” de la eventual sanción si esta tenía lugar antes de que ese segundo expediente se pusiera en marcha.
Sin embargo, los vinilos seguían en las ventanas, lo que llevó al Servicio de Disciplina Urbanística a requerir a Vox “para que en el plazo de un mes (…) proceda a la retirada de los vinilos y carteles”, en este caso con la advertencia de que si no lo hacía podía ejecutar las obras el propio ayuntamiento y pasarle los gastos.
Patrimonio encuentra una solución
Vox recibía la notificación el 29 de mayo, tres días después de las elecciones municipales en las que obtuvo los dos concejales que el 15 de junio auparían a la alcaldía a Jorge Azcón (PP) y le situarían como el apoyo clave de la coalición entre los conservadores y Ciudadanos.
Sin embargo, lo que ocurre un mes después no es la retirada de los carteles, ni por iniciativa propia de Vox ni por orden del ayuntamiento: el 28 de junio, un día antes de que venza el plazo de un mes para retirar los carteles, la Comisión Municipal del Patrimonio Histórico-Artístico, que tenía el tema sobre la mesa desde el 22 de enero, emite una recomendación con una “solución óptima” consistente, tanto para el partido ultra como para la empresa vecina, en “eliminar el cristal exterior; o, si no fuera posible, ajustar el vinilo a 1/3 de altura de la reja, colocándolo en el tramo de barrotes de menor ornamentación”.
Había aparecido una fórmula para que los carteles que no podían estar en una fachada modernista siguieran allí, aunque la comunicación a los afectados no se produce hasta otro mes después; concretamente, el 26 de julio.
A partir de ahí, el expediente continuó con su pausado ritmo de tramitación: la inspección para comprobar si el partido y el despacho habían cumplido los requerimientos del ayuntamiento se retrasaría todavía otros tres meses, hasta el 28 de octubre, cuando la Policía Local constata que en la ventana de Vox sigue habiendo un vinilo pero este “no tapa la verja protegida”, lo que sí continúa ocurriendo en el otro caso.
El Servicio de Disciplina Urbanística da por cerrado el caso el 20 de noviembre, en una decisión que ratifica la Gerencia de Urbanismo el 2 de diciembre. Del expediente sancionador nunca se supo.
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