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Villarejo confirma más encuentros con Cospedal que los declarados por la ex secretaria general del PP
Público desvela en exclusiva nuevas anotaciones que echan abajo la declaración de Villarejo sobre el comisario Marcelino Martín Blas, a quien Villarejo pidió que cesaran mientras se llevaban a cabo las Operaciones Kitchen y Cataluña. Además, el comisario jubilado ha dejado a los pies de los caballos a la exministra de Defensa que aupó a Pablo Casado hasta la presidencia del PP, María Dolores de Cospedal, y al expresidente Mariano Rajoy.
Patricia López
Madrid--Actualizado a
El comisario jubilado José Manuel Villarejo ha ido embalado en la declaración prestada en la Audiencia Nacional, ante el juez Manuel García Castellón y todas las acusaciones y defensas de la pieza Kitchen, que investiga el encargo del Partido Popular y el Gobierno para deshacerse de pruebas que demostraran la financiación ilegal del partido en el poder.
Si el martes la ex secretaria general del PP y ex ministra de Defensa María Dolores de Cospedal aseguró que solo se había visto con el comisario Villarejo en un par de ocasiones (como también afirmó a Público al ser preguntada hace un año), a pesar de haber sido ella quien habría comenzado los encargos en el año 2009 -según una grabación hecha pública en la que su marido y empresario lleva a Villarejo a Génova desde las oficinas de Société Generálé, donde se ubicaba el Grupo Cenyt-, ni su marido el empresario Ignacio López del Hierro, ni su jefe de gabinete José Luis Ortiz, ni esta mañana el multimillonario policía han corroborado su versión.
Según Villarejo, sus encuentros con Cospedal empezaron en Génova (donde el jefe de gabinete solía meterle de tapadillo en el coche oficial, hasta en una decena de ocasiones, como afirmó el propio Ortiz), pero también se dieron en su despacho del Ministerio de Defensa, en restaurantes y en la zona de Marbella y Estepona (Málaga).
Pero además, es que en el registro de su domicilio en 2017, se encontraron ya numerosos audios con el marido de Cospedal de contenido muy explícito, como el desvelado por Público en el que el comisario advertía a tu amigo de hace más de 30 años y apodado como El Polla: "Villarejo a López del Hierro: "Con mis grabaciones a la novia de Pujol, empiezan a señalar a tu parienta (Cospedal)"
También ha atizado al expresidente Mariano Rajoy y ha reiterado lo dicho en su comparecencia en el Congreso de los Diputados sobre que tenía un teléfono móvil con el que hablar con el entonces líder del PP y del Gobierno, además de algunos intermediarios, como el presidente de La Razón, Mauricio Casals. De lo que no ha querido hablar, sin embargo, son de las propuestas económicas hechas a Luis Bárcenas y otros imputados en la trama Gürtel a través del abogado Ignacio Peláez, aunque sí ha reconocido que que estaba en contacto con ellos desde el año 2006. Es decir, desde que la empresa Dico le contactó para que frenara al denunciante de Gürtel, José Luis Peñas.
La agenda desdice su declaración sobre Martín Blas
Como en la mayoría de sus declaraciones, el comisario Villarejo no ha perdido de vista al perseguir a su enemigo el comisario Marcelino Martín-Blas y el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) que dirigía el general Félix Sánz Roldán, a las órdenes de Soraya Sáenz de Santamaría. Hasta el punto de que ha habido un fuerte encontronazo con Antonio Alberca, abogado del también jubilado exjefe de Internos.
El motivo es el nuevo intento de involucrar a Martín Blas en las Operación Kitchen, a pesar de que Sergio Ríos, exchófer del extesorero del PP, mantiene que solo conoce a los comisario Andrés Gómez Gordo (Cospedín o Andi), Enrique García Castaño (El Gordo o BIG) y José Manuel Villarejo. En las agendas de este último tampoco aparece reflejada la participación de Martín Blas en las reuniones mantenidas para robar la documentación y las grabaciones que Luis Bárcenas había hecho al ex presidente del Gobierno Marianos Rajoy y al ex secretario general del PP, Javier Arenas.
Pero además, es que esas mismas agendas que el juez Manuel García Castellón da por válidas, al igual que la actual Unidad de Asuntos Internos recogen anotaciones de septiembre de 2014, en las que el comisario Villarejo ya estaba solicitando al director adjunto operativo (DAO) de la Policía, Eugenio Pino, que cesara al comisario Marcelino Martín-Blas. Precisamente, en un momento en el que se estaba llevando a cabo la Operación Kitchen y la Operación Cataluña por la brigada política y Villarejo dice que estaba en "extrema armonía" con su compañero y ahora enemigo, según ha querido dar a entender en su declaración de esta mañana.
El 11 de septiembre de 2014 -no había comenzado siquiera la Operación Nicolás que tendría lugar un mes después- Villarejo escribe: "PIN/ Pone excusas para actuar contra MARCELINO. Dice que en diciembre lo va a sustituir. Llamó a Gago para ratificar sus argumentos. Habló muy mal de Grinda y los fiscales".
Y es que la obsesión de Villarejo con el comisario Marcelino Martín Blas, así como con el fiscal Anticorrupción José Grinda y otros comenzó mucho antes. En la Operación Emperador, donde fue acusado el comisario Carlos Salamanca (ahora también imputado en Tándem) y el hermano de Cospedín, Miguel Ángel Gómez Gordo, y en cuya causa el fiscal era Grinda y quien investigaba a los agentes la Unidad de Asuntos Internos dirigida por Martín Blas, quien llegó a incluir en el informe al hijo del comisario Villarejo por aparecer en una charla entre Salamanca y el lugarteniente de Gao Ping.
Aunque según ha confesado el propio ex número dos de la Policía Eugenio Pino en una de sus declaraciones de Kitchen, y parece ir asumiendo la fiscalía, el enfrentamiento entre Asuntos Internos y los comisarios Villarejo y José Luis Olivera, también imputado en esta pieza, se remontaría al año 2012. En ese momento el jefe de Asuntos Internos quiso intervenir los teléfonos de José Luis Olivera y su segundo, el agente José Manuel Álvarez Luna, por las presuntas malas prácticas que se daban en la UDEF en cuanto a filtración de informaciones a agencias de detectives, venta de botellas de vino a restaurantes chinos o problemas con las imputaciones y desimputaciones. Parte de ese trabajo se recogió en el Informe Colombo (que Público desveló en septiembre de 2015), que la Unidad de Asuntos Internos remitió a la Fiscalía Anticorrupción en el año 2014, para el que fue interrogado el inspector Manuel Morocho, entre otros, y que después de años en un cajón será incorporado a la pieza Kitchen a petición de la propia fiscalía.
Una cabeza de caballo a Francisco Martínez
Otras de las obsesiones de Villarejo han sido Soraya Sáenz de Santamaría, al que ha llegado a mencionar unas cuarenta veces y ha asegurado que recibía mensajes de ella a través de la propia María Dolores de Cospedal, a pesar de la conocida enemistad entre ambas exvicepresidentas. También ha seguido cargando contra el general Félix Sánz Roldán y de las oscuras maniobras que presuntamente cometió el CNI en su época, como quedarse con el dinero del secuestro de los periodistas en Siria (algo que nunca ha podido probar Villarejo).
Pero con quien ha tenido otro enganchón ha sido con el letrado de Francisco Martínez, el secretario de Estado al que apodaban Chisco o Paco Bomba, a quién Villarejo ha enviado "una cabeza de caballo", según cuentan a Público diferentes fuentes presentes en la sala. El motivo ha sido que el comisario ha querido dejar claro que el secretario de Estado estaba al tanto de todo, incluso de los fondos reservados que a priori él no tenía que firmar porque se daban desde la DAO, y Villarejo le ha dicho muy calmado al letrado: "No se enfade conmigo que a su cliente no le va a gustar, se enfadará con usted". Y todo el mundo ha entendido a qué se refería, a todo ese material encriptado y que todavía puede salir.
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