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Villarejo actuó en Iberdrola con falsa bandera y de conseguidor para terceros
El presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, declaró ante el juez que el exjefe de seguridad de la eléctrica, Antonio Asenjo, tenía autonomía para contratar, al igual que otros jefes de área, y para autorizar los pagos. De esta manera, se desliga de su antiguo hombre de confianza al considerar que esos servicios estaban fuera de su competencia.
Pilar L. González de Lara
Madrid-Actualizado a
Tras ser desestimados dos recursos en los que se solicitaba el sobreseimiento libre, el presidente de Iberdrola, José Ignacio Sánchez Galán, declaró este martes pasado en calidad de investigado en la Audiencia Nacional por supuestamente conocer y autorizar pagos al comisario José Manuel Villarejo cuando éste era policía en activo, así como por la naturaleza de algunos de los supuestos servicios que el comisario prestó, como la puesta a disposición de listados de contactos telefónicos de algunas personas, unos hechos "gravísimos", según el juez Manuel García Castellón, responsable de la instrucción del Caso Villarejo.
En aproximadamente dos horas de declaración, Galán negó que conociera algún aspecto de la relación de Iberdrola con Villarejo o sus sociedades. Puso así distancia con su exjefe de seguridad, Antonio Asenjo, el contratante, valedor y principal interlocutor del policía en la eléctrica y al que Galán trajo de Airtel meses después de incorporarse, en mayo de 2001, a Iberdrola como consejero delegado.
El presidente de la eléctrica negó que despachase con Asenjo y que éste le remitiese informe alguno producido por el comisario o le informase acerca de la naturaleza y/o resultado de sus supuestos servicios. Informó al juez acerca de la autonomía que el jefe de seguridad tenía otorgada para contratar, al igual que otros jefes de área para autorizar los pagos. Manifestó que ni este tipo de contrataciones ni el pago por esos servicios estaban entre sus competencias, primero como consejero delegado de Iberdrola y luego como presidente (desde 2006).
Ante la reproducción en la sala de uno de los fragmentos de las muchas conversaciones que el comisario Villarejo se grabó con Asenjo, y que los oficios transcriben de forma muy parcial (audios de dos horas quedan reducidos a pocos minutos), Sánchez Galán descartó de forma implícita que los audios pudieran constituir una prueba de que conociese la actuación de Villarejo puesto que se trata de conversaciones de terceros en las que él no había intervenido (en dichos audios se le cita como receptor de los informes con continuas alusiones a su persona, como el "señorito", "Ignacio" o "el baranda", y aunque es Villarejo quien suele hacerlo, Asenjo no le corrige y le sigue la conversación).
El presidente de Iberdrola marcó así distancias con el interlocutor y contratante del policía, del que además dijo que fue despedido de la compañía eléctrica precisamente por las irregularidades detectadas en la contratación de Villarejo (que Iberdrola comenzó a investigar de forma interna tras una exclusiva de Público). A la pregunta del juez de por qué entonces se le premió en su salida con una más que generosa indemnización, cuando más que "irregularidades" se trató de "actividades delictivas", Galán respondió que la indemnización "depende del contrato", matizando seguidamente que se trataba de "presuntas actividades delictivas" en alusión a su carencia de competencias para realizar una calificación penal de una actuación. A este comentario, el magistrado apostilló: "El juez soy yo y en mi opinión son delictivas".
El "espionaje" a Galán que el juez se niega a investigar
Galán lamentó los supuestos espionajes que se pudieran haber perpetrado a varias personas (directivos de la empresa o al anterior presidente de Endesa, Manuel Pizarro), incluyéndose como otra posible víctima de seguimientos en virtud de un apunte de la agenda de Villarejo en el que se detalla una reunión privada que el presidente de Iberdrola confirma que tuvo lugar en los términos descritos. Y volvió a pedir al juez, por tercera vez, que lo investigue de oficio porque se teme que tras ello se escondía el interés de terceros por controlar "la segunda eléctrica del mundo, desestabilizándola a través de un intento de desacreditarle". A ello, el magistrado le replicó que ese no es el asunto por el que se le había citado y que si considera que debe investigarse antes tiene que denunciarlo.
La tesis de García Castellón es que un apunte en una agenda sin corroboración adicional no es base suficiente. De esta manera pasa de nuevo por alto el hecho de que la agenda no recoge reflexiones del comisario sino que registra día por día los contactos telefónicos y su temática por orden cronológico, una información imprescindible que el comisario usa para luego poder cortar por conversación y archivar esos cortes por proyecto. Asimismo, se obvia el claro interés de Villarejo por todos los detalles de la vida de Galán e Iberdrola, que deja patente en los informes donde incluye velados avisos de próximas publicaciones en prensa en contra de su presidente y que entrega a Asenjo ofreciéndose como protector para garantizarse una nueva contratación. Esas advertencias de Villarejo se inician en septiembre de 2004, tras ser alertado por Asenjo de que Iberdrola va a dar por terminada su colaboración al encarrilarse el asunto por el que el comisario firma su primer proyecto: el proyecto Arrow, en el que ejecuta una campaña mediática en favor de la obtención de la Autorización Ambiental Integrada para la puesta en marcha de la Central de Arcos de la Frontera.
Y le salió bien, porque de acuerdo a las investigaciones de Publico, tras el cobro de lo estipulado en los días anteriores y posteriores a la concesión de la ansiada autorización (26 enero 2005), Asenjo siguió contando con el comisario y en la caja de las empresas de Villarejo entró otro medio millón de euros más IVA hasta 2017 distribuidos en pagos de abril de 2005 (190.000 euros), segunda mitad de 2006 (127.583 euros), febrero de 2009 (200.000 euros), febrero de 2012 (25.000 euros) y enero y marzo de 2017 (otros 70.000 euros). En total 970.000 euros más IVA contra la emisión y 290.000 adicionales en 2004 si se prueba que unas facturas cobradas por Casesa fueron una fórmula para disfrazar un pago adicional al comisario.
El juzgado no investiga si Villarejo actuó de conseguidor
El ansia de Villarejo y sus colegas por sacar el máximo partido de una empresa como Iberdrola con gran poder de compra y, además cotizada, no tuvo fin. La documentación incautada indica nítidamente que Villarejo cobró a terceras empresas por facilitarles la contratación o renovación de sus contratos como proveedores de Iberdrola. Asenjo también fue su interlocutor y guía. Asenjo no es el único jefe de seguridad amigo de Villarejo que aprovecha su posición para beneficiarse o beneficiar a terceros. También fue el caso de Julio Corrochano con igual puesto en BBVA, y el de Benjamín García Cañón en Mutua Madrileña en la que también actuaba de director de seguridad.
Se identifican al menos dos clientes: Proselec-Prosescan, propiedad de Jesús Peral y centrada en la distribución, instalación y mantenimiento de arcos de seguridad y túneles tomográficos de revisión de bultos (que también trató de comercializar en BBVA via Corrochano); y Ecogesma SL, especializada en la destrucción de papel.
Desde mediados de 2007 a finales de 2009 Villarejo trabajó en el Proyecto GAS, en el que su cliente no era Iberdrola sino Ecogesma SL, que tenía por misión recuperar para esta pyme su posición como proveedora de servicios de destrucción de documentos de Iberdrola y que había perdido al cancelarle Cespa, el contratista principal, el acuerdo de subcontrata. En este asunto, el comisario iba de la mano de un asesor de Ecogesma, Alejandro Pérez Escribano ("Alex"), un ex directivo del departamento de servicios generales de Iberdrola reconvertido en conseguidor.
Por un lado, trató de reubicar a Ecogesma como subcontratista de otra empresa aprovechando que Iberdrola iba a sacar de nuevo a concurso la gestión integral, haciendo uso de la lista de empresas invitadas a participar que le proporcionó Asenjo, según se infiere de la agenda de Villarejo y de la documentación que se le incauta en papel.
De otro lado, el comisario trabajó para lograr el cese del director de servicios generales de Iberdrola y ex jefe de "Alex", José María Álvarez Vázquez (Chema), al que Villarejo atribuye la pérdida del contrato de Ecogesma. Para conseguirlo, rastrea sus comunicaciones y a su familia, al tiempo que produce informes ficción en los que le acusa de cobrar comisiones de proveedores, aportando pruebas acústicas prefabricadas a partir de conversaciones que se graba con "Alex" en las que éste informa al comisario acerca de confidencias que le ha hecho un proveedor de Iberdrola sobre supuestas mordidas a las que se vio obligado para contratar con la eléctrica. El policía también trató de mermar las opciones de Cespa para renovar el contrato de gestión integral, al tiempo que se esparcían noticias negativas, que resultaron ser humo, sobre la gestión de residuos de la central nuclear de Cofrentes, cuyo embidonamiento lo hacía Cespa en calidad de subcontratista de Moncobra.
Pero no queda la cosa ahí, es peor: en febrero de 2009, a pocos días del concurso, Villarejo renombra el proyecto como "Gipsy", lo vuelve a contratar con Iberdrola y se asegura así un doble ingreso. El encargo de Asenjo es "investigar" las prácticas de "Chema". En los informes Gipsy, el comisario añade una nueva acusación contra este directivo de Iberdrola: le describe como posible infiltrado de Florentino Pérez, el cual trataba en ese momento de meterse en el consejo de administración de Iberdrola insinuando que "Chema" filtra a Pérez documentación procedente de la "valija" de Galán que éste le encarga llevar a la empresa de destrucción de documentos que usa Iberdrola. Ninguno de estos informes debió salir de la mesa de Asenjo porque lo cierto es que José María Álvarez "Chema", continuó en su puesto en la eléctrica hasta su jubilación.
Indicios de "falsa bandera" que no se investigan
Existen asimismo varios indicios que apuntan a que el comisario interactuaba con Iberdrola con falsa bandera, es decir, que eran los rivales de Iberdrola y no ésta quienes se llevaban finalmente el gato al agua en los asuntos de los que Asenjo hacía partícipe a Villarejo. Eso ocurrió al menos durante la guerra de opas sobre Endesa durante la presidencia de Manuel Pizarro, que tuvo lugar entre el 5 de septiembre de 2005 y el 18 de octubre de 2007, y durante el periodo álgido de colisión entre Sánchez Galán y Florentino Pérez (2008 y 2009), por las continuas maniobras especulativas de Pérez sobre la acción de Iberdrola y su intención de entrar en el consejo de la eléctrica.
Se trata de una forma de actuar que reconoce textualmente el propio policía en el informe Aglow del 20 de septiembre de 2004, en el que describe a la eléctrica varios peligros mediáticos contra Galán que pueden materializarse si se prescinde de él, y donde incluye un capítulo sobre Pizarro como personaje a monitorizar o neutralizar. El comisario explica así su metodología: "Al igual que en otros proyectos de similar naturaleza sensible, este GIA utilizará la estrategia de 'cambio de bandera', esto es, simular (incluso ante los miembros de su propio equipo) para quién se trabaja, así como fines y objetivos perseguidos". En la nomenclatura villareja, "GIA" responde a Gabinete de Inteligencia y Análisis, una expresión con la que el comisario se identifica en las propuestas.
Villarejo se tomó a pecho no parecer que trabajaba para Iberdrola porque en el proceso de OPAs sobre Endesa ganaron todos menos Iberdrola, su teórica cliente: un revuelo mediático continuo, y retroalimentado con diversos shows protagonizados entre otros por Pizarro, duplicó el precio por acción de Endesa que finalmente pagó el binomio ganador Acciona/ENEL y que llenó los bolsillos de todo aquel que, como Pizarro, tuviera acciones o derivados de Endesa. Mientras tanto, Iberdrola se quedó sin nada al fracasar la primera OPA, la de Gas Natural sobre Endesa, y esfumarse el acuerdo que tenía con la primera para adquirir los activos de los que la empresa resultante debiera desprenderse. Entre 2005 y 2008, el periodo de guerra, Pizarro, el presidente de Endesa, y su jefe de seguridad presentaron hasta cuatro denuncias muy mediáticas por supuestos "espionajes" y "robos" de documentación, que nunca se probaron pero que contribuyeron a visualizar a Endesa como objeto de deseo y por tanto a espolear al alza su cotización. En una de esas denuncias, publicitadas desde los púlpitos mediáticos habituales acusaba de seguimientos a "agentes del CNI" , al más puro estilo Villarejo.
Pocos días después del 5 de septiembre de 2005, banderín de salida de la guerra de OPAs, Villarejo creó una carpeta informática de proyecto llamada Quarter, que contiene un informe-propuesta con el mismo título, artículos de prensa sobre la marcha de la OPA de Gas Natural y una subcarpeta titulada 'K', la letra que equivale a "cliente" en la nomenclatura villareja y en la que siempre guarda documentación o artículos en los que su cliente es el protagonista. En el caso de Quarter, la subcarpeta 'K' contiene cuatro artículos de prensa del 20, 21 y 23 de septiembre de 2005, todos referidos a Endesa, sus accionistas y sus directivos, y no a Iberdrola, su supuesto cliente en la guerra de Opas.
Florentino Pérez, otro supuesto perjudicado que también se hizo de oro.
Florentino Pérez está personado en la Pieza Iberdrola como acusación particular con motivo del supuesto espionaje de que fue objeto por Villarejo en el marco de un encargo de Iberdrola.
De la documentación incautada se desprende que Pérez era el protagonista de dos supuestos encargos de Asenjo a Villarejo, desde 2007 hasta al menos 2009, primero bajo el proyecto 'Flo' con motivo de la Opa fantasma de EDF/ACS sobre Iberdrola, y luego bajo el proyecto 'Posy', que el jefe de seguridad de Iberdrola le solicita el 18 de febrero de 2009, según apunta el comisario en su agenda. Ambos supuestos encargos tenían idéntico teórico objetivo: buscar trapos sucios de Pérez y usarlos en prensa para restarle apoyos en su intento de toma de control de Iberdrola o maniobras especulativas.
El proyecto Flo coincide con la OPA fantasma sobre Iberdrola de ACS (la empresa de Florentino Pérez) y EDF, la eléctrica francesa. Aunque la OPA era un bluf (EDF no tenía acciones de Iberdrola sino opciones), una planificada estrategia mediática del estilo de las que se ejecutaron para el Proyecto Trapa y el Proyecto Wine, impulsó la cotización de Iberdrola un 21%, con Florentino Pérez de primer beneficiado, al usar ACS derivados sobre la eléctrica para financiarse. Para frenar la especulación sobre la acción de Iberdrola, Galán tuvo que iniciar una acción judicial para que EDF comunicase oficialmente que no pensaba tomar una posición accionarial. En estas operaciones de ingeniería financiera, Florentino cuenta con Societé Generale, que en España dirigía y dirige Donato González, con el que Villarejo comparte planta en la Torre Picasso. Donato González es, además, pariente de Marcos Peña, que era el jefe de seguridad de Iberdrola hasta su salida en 2006 y su sustitución por Asenjo. Es a Peña a quien el presidente de Société Générale debe el inicio de su fulgurante carrera financiera: le introdujo en Banesto durante su etapa como jefe de seguridad en el banco.
El segundo proyecto, llamado Posy, se activa el 18 de febrero de 2009, pocos días antes de que Florentino Pérez reclame puestos en el consejo de Iberdrola acordes al porcentaje que dice tener en el capital de la compañía. Con relación a Posy, en las agendas de Villarejo se habla de confeccionar "informes" y "notas de prensa" contra el presidente de ACS para su publicación en Periodista Digital, propiedad del exmarido de Ana Rosa Quintana, Alfonso Rojo, y de reuniones próximas con Jesús Cacho, el entonces director y principal accionista de El Confidencial. En cuanto al lado sobre el que recaen realmente los intereses de Villarejo y sus cómplices basta leer dos apuntes de la agenda donde se resumen sendas conversaciones con Enrique García Castaño (BIG) sobre Iberdrola y sobre Florentino Pérez. El 13 de junio de 2007, después de que Pérez incremente su participación en Iberdrola y adquiera el paquete de Unión Fenosa, Villarejo escribe "BIG: Promete hacer gestiones con AS [Antonio Asenjo] y con Florentino para trabajar para los dos". Y el 1 de febrero de 2008, seis días después de anunciarse en prensa la OPA fantasma de EDF-Endesa sobre Iberdrola, Villarejo consigna: "BIG: entrar en la OPA IBER”
Una vez más, nada es lo que parece. Como viene sucediendo en cada pieza instruida, los datos y el contexto apuntan a una realidad distinta a la que viene instruyendo un juzgado que no se aparta de las versiones impresas o acústicas que el comisario dejó preparadas para, llegado el caso, tapar los verdaderos encargos, motivaciones, clientes y perjudicados.
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