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Los valencianos dicen adiós a dos decenios de hegemonía total del PP 

Estrepitosa derrota del Partido Popular en la Generalitat y las principales capitales. Ribó podría ser alcalde de València y PSPV Compromís y Podemos formar un tripartito de izquierdas para gobernar la comunidad que fue coto privado conservador

Rita Barberá y Alberto Fabra, tras su comparecencia ante los medios de comunicación al conocerse los resultados electorales. JUAN CARLOS CÁRDENAS/EFE

LAURA L. DAVID

VALENCIA.- “¡Buenas noches a la València libre y combativa! ¡Este es el triunfo de la gente honrada!” Ésa era Mónica Oltra, la noche del 24M, desde la plaza del Pilar, dirigiéndose a sus simpatizantes. Compromís no ganó las elecciones autonómicas en el País Valenciano, pero la formación fue sin duda una de las grandes vencedoras de la jornada, consolidándose como tercera fuerza en Les Corts Valencianes (pasó de 6 a 19 diputados) y segunda en el Ayuntamiento de Valencia (de tres a nueve concejales).

Con una campaña bastante menos mediática que el bipartidismo clásico y las fuerzas emergentes, y desbordando todas las encuestas. La coalición formada por el Bloc-Iniciativa-VerdsEquo capitalizó el giro a la izquierda y la voluntad de cambio en el País Valencià, donde el PP sufrió una derrota histórica y perdió su hegemonía en la capital, la mayoría de pueblos y el parlamento autonómico. Como explicó Ximo Puig, líder del PSPV, segunda fuerza en Les Corts: "Hoy acaban 20 años de Partido Popular en la Comunitat Valenciana y empieza un tiempo nuevo del que todos debemos aprender". De la negociación entre Oltra y Puig dependerá el nuevo gobierno.

Alberto Fabra ha sido incapaz de borrar el recuerdo de los casos de corrupción del PP: Gürtel, Brugal, Valmor, Carlos Fabra, Imelsa, Rabassa o Emarsa

Asumía el desastre, aunque no presentaba su dimisión, Alberto Fabra, que perdió la Generalitat en su primera oportunidad de revalidarse en las urnas al frente de la presidencia que heredó de Francisco Camps. “Somos conscientes de que va a haber una alternativa a la del gobierno del PP en la Generalitat Valenciana. Los resultados han sido malos tanto a nivel autonómico como de muchos municipios de la Comunitat", decía un abatido presidente al que le afloraban las lágrimas.

 

Su desdibujada “línea roja” contra la corrupción no fue lo suficientemente contundente como para borrar el recuerdo de los casos Gürtel, Brugal, Valmor, Carlos Fabra, Imelsa, Rabassa o Emarsa. De modo que el PP siguió siendo la fuerza más votada por los valencianos, pero al 90% del escrutinio, los conservadores se dejaban por el camino más de 600.000 votos, pasando de 55 a 31 escaños y quedando muy lejos de la mayoría que no podrán alcanzar ni con un hipotético pacto con Ciudadanos.

La formación de Carolina Punset irrumpe con 13 actas y se queda lejos de facilitar la llave a los conservadores, tal y como auguraron algunas encuestas. También falló la cocina para Podemos, que se sitúa con otros 13 escaños y sí podría condicionar la gobernabilidad del Parlamento valenciano por la izquierda, aunque no consigue colocarse romper el bipartidismo como señalaban los sondeos más optimistas.

El gobierno valenciano queda, pues, después de veinte años de hegemonía popular, en manos de un gran pacto de izquierda en el que no estará Esquerra Unida, que no logró superar la barrera electoral del 5% a pesar de su ingente trabajo en la oposición destapando varios casos de corrupción.

Es probable que, tal como avanzaron ayer fuentes populares, tras su histórica derrota Rita Barberá ni siquiera coja el acta de edil

"Vengo muy serena, vengo con mucha dignidad, vengo con mucho orgullo y vengo con mucho agradecimiento a todos los valencianos" porque son los que "me han permitido ser alcaldesa durante 24 años. Nunca he tenido un honor más grande y lo quiero agradecer”. Rita Barberá, que perdió diez de sus veinte ediles y 100.000 votos, sonaba a despedida, aunque –genio y figura– se revolvía diciendo que pedirá un “acuerdo de Estado" con el que "hacer frente al radicalismo".

Aunque mucho más cerca de conseguir cualquier acuerdo está Joan Ribó, de Compromís, que con nueve ediles podría convertirse en alcalde con el apoyo de los cinco regidores del PSPV y los tres de València en Comú, sin necesidad de aliarse con Ciudadanos (seis actas). Por mucha serenidad que quisiera ponerle la “alcaldesa de España”, la suya es una derrota histórica y es probable que, tal como avanzaron ayer fuentes populares, Barberá ni coja el acta de regidora. En cualquier caso, mientras la popular hablaba en la sede del PP valenciano, centenares de personas se concentraban ya en la plaza del Ayuntamiento para celebrar su despedida como alcaldesa.

Rus vota "al PP, como Dios manda" pero pierde la alcaldía

Alfonso Rus, que a duras penas mantuvo el bastón de mando de Xàtiva en 2011, perdió la alcaldía para el PP –aun sin ser miembro activo del PP– de manera estrepitosa. Bajó de once a cinco concejales, de 7.333 a 3.550 votos, y quedó por detrás del PSPV y Esquerra Unida, después de hacer campaña un único día y por su cuenta y riesgo, habiendo votado a la Generalitat "al PP, como Dios manda”, tal y como explicó tras su paso por las urnas a la prensa. Las conversaciones del caso Imelsa que, supuestamente, le implicaban en una red de sobornos a cuenta de contratos públicos, pasaron finalmente factura al ya exbarón popular. Una pérdida de votos que será decisiva para definir también el color de la Diputación de València.

Con Carlos Fabra en prisión y Sonia Castedo camino del banquillo, el PP ha perdido también sus dos decenios de mayoría en los ayuntamientos de Castellón y Alicante, al igual que en otros feudos locales de relevancia.

Cambio de ciclo o giro a la izquierda, de lo que no cabe duda es de que el País Valenciano ha pasado página de una época y abre un nuevo escenario impensable hace apenas unos años para toda una generación de valencianos.

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