Entrevista a García Rubio"No vamos a tirar el Gobierno de coalición, pero eso no puede significar tirar el programa de IU"
Madrid-Actualizado a
A José Antonio García Rubio se le define como el representante del "sector crítico" de Izquierda Unida desde que le disputó las últimas primarias de la organización al último coordinador federal, Alberto Garzón, una pugna que no logró ganar. En esta ocasión repite de nuevo encabezando una candidatura de cara a la XIII Asamblea del partido de la que saldrá una nueva dirección y una hoja de ruta para el escenario político actual.
García Rubio considera que la confluencia de Unidas Podemos, de la que formó parte IU, no funcionó como se esperaba, y pide aprender una serie de lecciones de esta experiencia para encarar en el presente y en el futuro la política de alianzas de la formación, concretamente con Sumar. Una de sus principales propuestas en el marco de la asamblea es la celebración de una conferencia política "de toda la organización" para abordar esta y otras cuestiones. En esta entrevista con Público desgrana su visión de cara al cónclave del partido.
¿Cuál diría que es el elemento diferencial de su candidatura respecto a las otras tres?
Creo que, fundamentalmente, la coherencia. Es decir, nosotros hemos mantenido una posición muy clara sobre el tema de la política de alianzas de Izquierda Unida y lo que pudiéramos llamar mis competidores han estado siempre unánimemente todos ellos votando afirmativamente las propuestas que ha hecho Alberto Garzón en sus informes políticos. Por lo tanto, es una característica claramente diferenciadora. Y en ese sentido también un planteamiento que se corresponde con esa característica.
¿Por qué no ha sido posible, a su juicio, un acuerdo de todas las candidaturas antes de poner en marcha las primarias?
Porque en el fondo no era un acuerdo unitario. En primer lugar, hubo candidaturas que se arrogaron el papel de hegemónicos en la configuración de la candidatura final, lo cual es muy poco unitario. Pero, además, porque nosotros pensamos que una candidatura unitaria obliga al electorado a tener que votar a un 30% de personas con las cuales no está de acuerdo. Por lo tanto, es una falsa salida unitaria.
Nosotros proponemos que la unidad puede venir ahora después, que con el resultado de las primarias se puede constituir una dirección compartida, una dirección colectiva y se puede constituir también un programa de actuación política. Lo primero es que hagamos una conferencia en la que pueda participar toda la organización y donde se defina cuál va a ser nuestra política de alianzas y cuál va a ser la forma de construir el frente amplio que proponemos.
Desde algunas candidaturas han asegurado que hay candidatos que están defendiendo avanzar hacia posiciones confederales y abandonar, en cierta manera, el federalismo que históricamente ha caracterizado a IU. ¿Esto es así? ¿Qué piensa?
Sí, no existe de una manera explícita, pero existe de una manera real. Ahora mismo el grupo parlamentario de Sumar se califica como confederal. Pero, además de eso, por ejemplo, hay una candidatura que entre sus 30 primeros candidatos hay 16 de Andalucía, lo cual aventura que no va a haber federalidad, sino confederalidad, y yo hasta me atrevería a decir bilateralidad, porque en una situación así en la dirección y en Andalucía, pues prácticamente con que se pongan de acuerdo unos y otros es suficiente para dirigir Izquierda Unida. Y eso sería muy malo para el futuro de Izquierda Unida y para su desarrollo orgánico y su avance político.
Uno de los debates de fondo en esta asamblea se centra en el papel de IU en la izquierda y en su relación con Sumar. ¿Qué relación plantea usted con el proyecto de Yolanda Díaz, en qué términos?
Nosotros tenemos una experiencia que ha funcionado mal, que es la de Unidas Podemos. Evidentemente, hay que hacer una valoración de esa experiencia para poder determinar cuál tiene que ser nuestro trabajo en el futuro, y eso no se ha hecho por parte de los demás. De ahí que la conferencia que proponemos tenga también en parte ese objetivo. Ahora bien, lo que se nos ha propuesto desde Sumar no es aceptable desde nuestro punto de vista.
"Lo que se nos ha propuesto desde Sumar no es aceptable desde nuestro punto de vista"
Nosotros tenemos que recabar un mínimo de reconocimiento recíproco, de respeto a todas las fuerzas que están en un planteamiento unitario, y eso no se ha dado. Ha habido una propuesta de candidatura (a las elecciones europeas), pero no se conoce el programa de esa candidatura y, por lo tanto, ir a unas elecciones sin un programa compartido es un problema muy serio. Ir a unas elecciones en las que una parte de la candidatura, seguramente la parte fundamental que salga elegida porque nuestro candidato va a ir el número cuatro, se va a ir a un grupo parlamentario europeo que no tiene nada que ver con el grupo en el que nosotros queremos estar y en el que hemos estado tradicionalmente, pues es otro problema serio.
Es decir, todas estas cuestiones se han impuesto, no se han resuelto. Y el método de la imposición no es bueno cuando se quiere una candidatura realmente unitaria, respetuosa y con la aportación máxima de cada una de las partes que la componen.
Todas las candidaturas comparten que se ha producido un distanciamiento entre las bases de la organización y Sumar. ¿Comparte esto? ¿Están las bases incómodas con una IU dentro de Sumar?
Las bases se sienten muy incómodas. Y hubo un planteamiento en la última Coordinadora de hacer un referéndum para que las bases pudieran dar su opinión y esto se rechazó porque se argumentó que no había tiempo. Sumar se va a configurar, jurídicamente hablando, en este otoño, y hay ahora que decidir cómo está cada fuerza política.
La solución de que todo se decide por parte de Yolanda Díaz y el resto de las fuerzas políticas en total tendrán el 30% de participación en los órganos es algo poco aceptable en nuestra opinión. Y eso las bases lo presienten porque están en los pueblos, en los ayuntamientos, en el sindicato, en el movimiento vecinal, en el movimiento memorialista… y ven cuál es la presencia de cada una de las fuerzas y qué puede aportar cada una de ellas y, por lo tanto, reclaman una respuesta equilibrada y de respeto recíproco.
IU está en el Gobierno del Estado desde 2020. ¿Cómo valora esta experiencia histórica?
Evidentemente, es una experiencia histórica que no se produce desde la II República y, por lo tanto, era una experiencia importante y moderadamente positiva. Ahora bien, nosotros somos críticos con muchos aspectos de la política del gobierno y reclamamos la autonomía crítica suficiente de Izquierda Unida para mantener su propia opinión. Somos serios y responsables y nosotros no vamos a tirar el gobierno, pero es indudable que no tirar el gobierno no significa que haya que tirar el programa de Izquierda Unida. Y por lo tanto vamos a seguir defendiendo el programa de Izquierda Unida y todos los aspectos del acuerdo que ha habido entre Sumar y el PSOE para formar este Gobierno.
"Las propuestas de transformación tras la carta de Pedro Sánchez empiezan a venirse abajo"
En ese sentido, empezamos a estar preocupados porque las propuestas que había de una transformación profunda después de la famosa carta de Pedro Sánchez empiezan a venirse abajo y ya no se plantea la reforma del Consejo General del Poder Judicial, no se plantea mantener la presión fiscal sobre las enormes ganancias de la banca o sobre las enormes ganancias de las empresas energéticas.
Se plantea una ley de vivienda sobre la base de las zonas tensionadas que a nosotros nos parece completamente insuficiente para resolver el grave problema de la vivienda, y nos parece que hay una cierta lejanía de abordar medidas que vayan a las cosas de comer. Todo esto no ha mejorado y hay que tomar medidas en un gobierno de coalición y de progreso para que se produzca un cambio que es fundamental.
¿Qué IU espera tras la XIII Asamblea Federal?
Pues yo estoy esperanzador porque, pese a lo que decían algunas personas vinculadas a otras candidaturas, el debate que hemos tenido y el hecho de que haya cuatro candidaturas ha demostrado, primero, que Izquierda Unida es una organización fuerte y transparente; y segundo, que el debate no nos empobrece ni nos divide, sino que nos enriquece. Por lo tanto, si somos capaces de generar una dirección compartida y una dirección colectiva, y si somos capaces de poner en marcha una política donde se recupere la soberanía de Izquierda Unida en su práctica política y en su práctica de alianzas, me parece que las cosas van a cambiar para bien en el futuro.
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