Telmo Martín, alcalde de Sanxenxo, está teniendo esta semana sus quince minutos de fama: como cargo público, fue él quien de alguna forma oficializó el pasado martes el regreso de Juan Carlos I a España tras dos años de exilio en Abu Dabi. La visita del rey emérito al municipio pontevedrés ha otorgado a Martín una notoriedad en todo el país que hasta hace unos días sólo tenía en Galicia, donde sí es más conocido no sólo por mostrarse como el perfecto alcalde cortesano, sino también por los vínculos entre su actividad política y sus negocios inmobiliarios y, especialmente, por su caótica gestión urbanística en Sanxenxo.

Monárquico hasta las trancas, Martín desborda satisfacción por la llegada de Juan Carlos I. "Nosotros estamos encantados de poder demostrarle el cariño que sentimos por él después de casi dos años de ausencia", dijo el pasado martes al confirmar lo que hasta entonces no era más que un rumor. Tal es su devoción  por el rey emérito, que también declaró que en Sanxenxo "hay un antes y después" desde que Juan Carlos I vino por primera vez al pueblo gallego.

Empresario de la construcción y promotor inmobiliario, Martín se inició en la política en el año 1987 presentándose a la alcaldía de Meaño, el pueblo en el que nació en el año 1958. Se presentó por el PUM (Parroquias Unidas de Meaño), una fuerza política formada por un grupo de vecinos. No tardó en dar el salto al PP y diez años después fue elegido presidente del partido en Sanxenxo. Tras las elecciones municipales de 1999 llegó por primera vez a la Alcaldía de la localidad gallega. Ganó por mayoría absoluta, que renovó en 2003.

Martín era entonces una de las figuras emergentes del PP de Galicia. Sanxenxo siempre ha sido un feudo de la derecha y él supo vender bien su gestión mientras sacaba tiempo para sus negocios, que también iban viento en popa. A finales de 2006, el PP pensó en él como candidato para la ciudad de Pontevedra, que desde el año 1999 estaba gobernada por el Bloque Nacionalista Galego (BNG). Telmo Martín dejó la Alcaldía de Sanxenxo en diciembre de 2006. El día que se despidió se definió a sí mismo como "un hombre emprendedor, trabajador y, sobre todo, ganador". Durante sus primeros años como alcalde sus negocios siguieron creciendo, pero de los vínculos entre su actividad política y sus negocios como promotor inmobiliario ese día no dijo nada.

Tenía motivos para hacerlo. Su primer paso por la Alcaldía de Sanxenxo no fue tan exitoso como se quiso hacer creer en un primer momento. Poco antes de irse a Pontevedra, Telmo Martín aprobó un plan general de urbanismo que, según contó el diario El País años después, estaba lleno de "errores castigados por los tribunales". Es más, el propio diario aseguraba que su política urbanística ayudó a crear "una de las mayores burbujas inmobiliarias de la costa gallega".

Aquello planes urbanísticos arruinaron, literalmente, a Sanxenxo. Con 19 imputados por conceder dudosas licencias urbanísticas, entre acusaciones en los tribunales por presuntos delitos de cohecho, tráfico de influencias, contra la ordenación del territorio y la administración pública, las arcas municipales se han resentido notablemente al tener que pagar por sus errores urbanísticos.

Ya por entonces Telmo Martín se había visto salpicado por un caso de corrupción que implicaba de lleno a la promotora Construcuatro, fundada por él mismo unos años antes. Dicha promotora cobró sobreprecios en la tasación de vivienda protegida. El propio Alberto Núñez Feijóo, presidente del PP gallego en aquellos tiempos, lo defendió desvinculando sus negocios de su actividad política. Pero a Telmo Martín le gustaba más bien alardear de su condición de empresario: "Gobernaré Pontevedra como dirijo mi empresa", llegó a decir. Años después, en 2018, el Tribunal Supremo, tras 12 años de litigio, impuso una sanción de casi 2,5 millones de euros a su promotora.

No ha sido ese el único caso irregular en el que se ha visto implicado el actual regidor de Sanxenxo. En 2006 se publicó que la Diputación de Pontevedra vendió un terreno edificable a su empresa a un tercio del valor de mercado. Más tarde, en 2010, la misma promotora Construcuatro fue sancionada por el Estado por invadir con un edificio de seis plantas el dominio público de la playa de Silgar en Sanxenxo. Hubo que tirar el edificio. También trascendió en 2016 que la Fiscalía de Pontevedra apeló al Tribunal Constitucional tras absolver la Audiencia Provincial a su hermano Roberto, quien había sido condenado a tres años de prisión en primera instancia por ocultar a Hacienda los dividendos de pelotazos urbanísticos.

Ninguno de estos casos ha representado un verdadero obstáculo en la carrera política de Telmo Martín. Es verdad que ni en 2007 ni en 2011 logró ser alcalde de Pontevedra, pero siguió en la política. En 2011 dio el salto al Congreso de los Diputados y en 2015 volvió a presentarse como alcalde de Sanxenxo. Ganó las elecciones con un 41,1% de los votos, pero el pacto entre el SAL, un partido nacido de una escisión del PP en Sanxenxo, y la izquierda le dejó sin el bastón de mando.

Sin embargo, no tardó mucho en volver a ser alcalde de Sanxenxo. Fue en 2017, no sin tensión y polémica en el pueblo. Las sospechas sobre sus negocios llevaron a la oposición en el Ayuntamiento de Sanxenxo a pedir en 2018 a Alberto Núñez Feijóo que lo destituyera, pero el actual líder del PP hizo oídos sordos.

Feijóo se ha erigido en el firme defensor de Telmo Martín en todos estos años. Es más, hay quien señala que el alcalde de Sanxenxo le debe seguir en política al actual presidente del PP. Y ahí está, recibiendo con honores al rey emérito y anunciando su regreso a España antes incluso que la propia Casa Real.