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Actualizado:Todo ha cambiado en el Parlamento de Andalucía. Las elecciones del pasado 2 de diciembre han dado un vuelco de tal calibre que la sensación que dejaba la jornada de este jueves, hasta que el PSOE de Susana Díaz decidió confrontar con la derecha radicalizada en el relato sobre Catalunya al defender la gestión del gabinete del presidente Pedro Sánchez y negarse a entrar en el juego de Vox, PP y Ciudadanos ("el Parlamento de Andalucía no es la Plaza Colón") por la vía de no votarles sus Proposiciones No de Ley (PNL), era que las sesiones de control al presidente Juanma Moreno (PP) se iban a convertir en un balneario.
La nueva configuración de los debates permite, al ser -como siempre en la Cámara- de menor a mayor, que el presidente navegue con holgura por la sesión hasta el choque con la expresidenta Susana Díaz, quien habla en último lugar, al seguir siendo el PSOE el partido mayoritario. En la legislatura pasada, Adelante Andalucía tenía dos grupos parlamentarios, el de IU y el de Podemos, lo que llevaba las sesiones de control a convertirse, desde el inicio, cuando tomaba la palabra Antonio Maíllo (IU), en un vertiginoso crescendo parlamentario dominado por la oposición -con el solo momento tranquilo de los diez minutos de Ciudadanos, ayer socios de Díaz, hoy azote del PSOE-, que concluía, tras el prólogo de los durísimos cruces entre Teresa Rodríguez (Podemos) y Díaz, en el cara a cara entre Moreno y Díaz, la entonces presidenta y hoy secretaria general del PSOE.
Los portavoces de Ciudadanos y PP tienen tiempo, con la nueva configuración parlamentaria, de preparar el terreno a Moreno para el cara a cara con Díaz
Ahora, la voz de Adelante Andalucía queda enlatada entre Vox, que abre el fuego, y Ciudadanos y PP. Habla Antonio Maíllo y le replican tres: el mismo presidente de la Junta, y los portavoces de Ciudadanos, Sergio Romero, y PP, José Antonio Nieto, que se estrenaban en esta lid, al igual que Alejandro Hernández, el de Vox. Los portavoces de Ciudadanos y PP, además de responder a Maíllo en todo aquello que no pueda hacer el presidente, tienen tiempo también de preparar el terreno a Moreno para el debate con Díaz, la que, debido a este efecto, se vio obligada a responder al durísimo ataque previo de Romero, el perfecto escudero del presidente, quien acusó a los socialistas de cometer los siete pecados capitales durante sus 36 años de Gobierno.
Díaz replicó que Ciudadanos había quedado como mero “recadero” del PP y de haber tenido que llegar al Gobierno para hacer oposición al PSOE y le instó a “confesarse” por haber sostenido a lo largo de la pasada legislatura al Ejecutivo de los siete pecados capitales.
Así, la sesión de control al presidente pareció por momentos una sesión de neutralización de Díaz, a quien le dio hasta Maíllo al alertar a Moreno sobre “el fantasma de San Telmo que atrapó a Díaz” y que, según el portavoz de Adelante Andalucía, se tradujo en "lentitud en las decisiones y en un alejamiento de la Andalucía real debido a los aduladores". La expresidenta optó por un perfil plano, no especialmente beligerante, para afrontar esta primera sesión. Díaz afirmó una oposición “responsable, constructiva, exigente y leal”, abierta a acuerdos en todo aquello que beneficie a los andaluces, y con el objetivo de que el Gobierno bipartito, en realidad un “tripartito”, dure lo menos posible y haga el menor daño posible.
Moreno, disfrutón en el cara a cara, tiró de sarcasmo y, para regocijo de propios y extraños, recomendó a Díaz que lea el "Manual de resistencia", el libro del presidente Pedro Sánchez, porque le va a "hacer falta” tenerla para aguantar “estos cuatro años” en la oposición. El presidente, ante las preguntas y dudas de Díaz al respecto de la Ley de Memoria y de los derechos civiles, garantizó que no habrá “ni un paso atrás” en estos asuntos.
Una carta en la manga
Pero Díaz guardaba una carta en la manga, que despejó la sensación de calma chicha y de balneario para Moreno que había dejado la sesión de control. Por la tarde se votaban dos proposiciones no de ley (PNL) -aquellas que fijan posición política e instan al Gobierno a ejecutar alguna cosa, pero no le vinculan, no tienen valor real- sobre Catalunya, una del PP y otra de Ciudadanos, que los socialistas, en una decisión inédita hasta ahora en Andalucía, donde habían gobernado siempre, se negaron a votar. Considera el PSOE que ambas propuestas, dirigidas contra el Gobierno de Pedro Sánchez, están por completo fuera de lugar y escritas en unos términos inasumibles. Adelante Andalucía votó que no. Las dos PNL salieron de este modo con los votos de PP, Ciudadanos y Vox.
¿Por qué tomó esta decisión el PSOE de Andalucía? Entre ellas, están estas razones: “Humillan la condición del Parlamento y lo reducen al cutre campo de batalla de las derechas. El Parlamento de Andalucía no es la plaza de Colón para que las derechas y la ultraderecha compitan a ver quién es más radical. El 28-F mandata a las instituciones andaluzas a trabajar por la igualdad y la concordia entre los pueblos de España. Y ya que el presidente de la Junta no ha estado a la altura de su cargo yendo a esa manifestación, que lo esté el Parlamento”, dijeron fuentes del PSOE andaluz a Público.
Y estas otras también: Esta doble iniciativa es una “cortina de humo” de dos partidos que "no son capaces de poner orden en su casa”, la Junta de Andalucía, y que han llevado al primer Pleno de la legislatura unas proposiciones sobre Catalunya y no sobre Andalucía, que además se basan en “mentiras”: "No ha habido ni una sola cesión" hacia el Ejecutivo de la Generalitat, dijo la portavoz del PSOE de Andalucía, Ángeles Férriz.
Proteger a los ciudadanos catalanes
¿Qué reclamaban las PNL que salieron adelante con los votos de la derecha radicalizada? Lo siguiente: Instar al Gobierno de Sánchez a cesar en las negociaciones entre los gobiernos de España y de la Generalitat de Cataluña cuyo objetivo es la división de la soberanía nacional [sic]”. También que el "Gobierno que salga de las urnas el próximo 28 de abril no acepte la constitución de una Mesa Bilateral para una negociación entre el Estado y una comunidad autónoma en un plano de la igualdad”. Asimismo, “que Andalucía ejercerá una defensa activa de la unidad de España, de la Constitución y exigirá al Gobierno de España que salga de las urnas el próximo 28 de abril un trato y relación equilibrada del Estado con todas las comunidades autónomas”.
Además, que el Parlamento rechace que "se legitime a aquellos que han dado un golpe de estado, perseveran en su intención de romper la convivencia entre los españoles y constantemente intentan desprestigiar a las instituciones democráticas de nuestro país, y con ello al conjunto de los españoles”. También, que "el futuro presidente del Gobierno de España, salido de las urnas el próximo 28 de abril, rechace concesiones al separatismo, como las reflejadas en el documento de las 21 exigencias separatistas”.
Y, por último, que el Parlamento andaluz exija al Gobierno de España que “aplique la Constitución, proteja a los ciudadanos catalanes de las vulneraciones constantes de sus derechos por parte del separatismo, alentadas por el señor (Quim) Torra, integrantes de su Gobierno y de los partidos que le dan apoyo, y reconozca que el diálogo solo cabe con aquellos que aceptan el cumplimiento de la ley”.
La credibilidad de Vox
En la sesión de control, el portavoz de Vox, Alejandro Hernández, se ocupó del presupuesto con un discurso sin extravagancias, nada complaciente con Moreno, a quien instó a cumplir con los acuerdos firmados y a quien le afeó que se escudase en la "herencia recibida" para que las medidas en materia de creación de empleo o de bajada de impuestos a las que se comprometió en los primeros cien días no se hayan puesto en marcha ya. El problema de Vox es que su discurso crítico con el Gobierno tiene poca o nula credibilidad, habida cuenta de que a la hora de la verdad, con las cosas del comer, siempre han votado con el PP y con Ciudadanos.
Adelante Andalucía eligió como tema el Estatuto de Autonomía de Andalucía. Maíllo preguntó por la "voluntad" del actual Gobierno desarrollarlo y argumentó, al igual que el PSOE, que el nuevo Gobierno andaluz es “tripartito" y que se construyó "desde el primer día" desde "un espíritu profundamente antiestatutario, negociado en Madrid, teledirigido y sin voz propia en Andalucía”. "Usted preside un gobierno autonómico, pero no un gobierno autónomo", le espetó Maíllo a Moreno.
El presidente se fue a Catalunya, el asunto que amenaza con convertirse en el monotema aun en Andalucía, hasta el próximo 28 de abril, día de las elecciones generales, para responderle. “Si defiende a los andaluces y al autogobierno, debe defender también la igualdad de derechos y obligaciones entre los españoles, por lo que le parecerá mal que haya territorios en España con privilegios respecto a los andaluces, o que el Gobierno central ceda al chantaje de los independentistas”. Esta idea es justamente una de las que el PP habló con Vox antes de la investidura de Moreno.
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