Este artículo se publicó hace 2 años.
La sanidad y el periodismo corrupto
Pablo Iglesias
Madrid-
Creo que desde las marchas de la dignidad en 2014 no participaba yo en una movilización tan amplia como la de ayer. Pero lo que ocurrió ayer en Madrid es mucho más que una movilización y va mucho más allá de Madrid. Ayer cientos de miles de personas desafiaron la agenda mediática de la derecha.
Madrid alberga las sedes de los principales medios de comunicación de la derecha. En Madrid se hacen los programas de Ana Rosa, de Susana Griso, de Ferreras y de Risto. Desde Madrid hablan los Alsina, los Losantos, los Herrera y en Madrid se imprimen El Mundo, el ABC, La Razón y se hacen buena parte de los tabloides de ultraderecha.
Si los periodistas que mienten y manipulan son periodistas corruptos, Madrid alberga el mayor ejército de la mentira en España. ¿Exagero? Miren las portadas y escuchen los programas de hoy para comprobar los niveles repugnantes de la corrupción mediática española.
Esta mañana, la líder del trumpismo español, Isabel Díaz Ayuso, respondía a la movilización leyendo un papel que le habían escrito hablando básicamente de la ETA. Mientras, decenas de corruptos tomaban notas para convertir las provocaciones de Ayuso en nueva basura informativa.
Pero ya no va a ser tan fácil. Ayer se hizo visible un actor político que llevaba demasiado tiempo ausente: la movilización social. Y lo hizo dando la más importante de las batallas ideológicas: la defensa de lo común, de lo público frente a la agresividad depredadora y privatizadora de la derecha.
Esa derecha mediática delincuente llama comunistas a los defensores de lo común y celebra que sus jueces fachas secuestren sellos de correros. Pero la política revolucionaria no va de sellos, va de defender lo público y lo común frente a los corruptos y los ladrones. Y cuando la correlación mediática de fuerzas es la que es, la movilización es imprescindible para defender lo común.
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