Este artículo se publicó hace 6 años.
Sánchez y Torra se reúnen con el referéndum imposible sobre la mesa
El Gobierno prepara una "propuesta de Estado" para Catalunya, dejando a un lado el referéndum. Prometerá un amplio paquete de inversiones en los próximos Presupuestos, cuyo grueso será para el corredor del Mediterráneo. La Generalitat planteará como punto clave del encuentro el derecho a la autodeterminación de Catalunya y un posible referéndum, una puerta que el Ejecutivo central considera cerrada. El acuerdo de mínimos que se prevé: recuperar el diálogo institucional.
Carles Bellsolà / Manuel Sánchez
Barcelona / Madrid-
Llega la reunión más esperada. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el de la Generalitat, Quim Torra, se encuentran este lunes en la Moncloa, en su primera entrevista desde que accedieron a sus cargos. Una reunión reclamada por ambos, con el objetivo de desbloquear el diálogo entre las respectivas administraciones después del 155. Y que tendrá como punto principal uno que ya ha sido considerado como una linea roja por una de las partes: un referéndum para la autodeterminación de Catalunya.
La Generalitat pondrá sobre la mesa de la reunión tres grandes cuestiones: el derecho a la autodeterminación de Catalunya, la "existencia de presos políticos" y la presencia de elementos franquistas en el espacio cívico en Catalunya. La primera de ellas ya ha sido rechazada de antemano por el Ejecutivo de Sánchez, que rechaza de plano entrar a discutirla, y que señala que "no está contemplada" en la Constitución, como reiteró el pasado viernes la ministra portavoz, Isabel Celaá.
Consecuentemente con esta premisa, el Gobierno tampoco contempla negociar un referéndum pactado. El propio Sánchez cerró la puerta a hablar sobre esta hipotética consulta a finales de junio, cuando expuso que el Ejecutivo "ha sido bastante claro sobre esta cuestión durante años", y que su posición no ha cambiado. Sánchez no se moverá un milímetro de su ya conocida postura en este asunto. No aceptará un referéndum ni pactado, ni unilateral; ni vinculante ni no vinculante. Dejará muy claro que esa puerta está completamente cerrada. Por ello, la salida que propondrá el presidente del Gobierno es profundizar en el autogobierno de Catalunya a través de una ambiciosa reforma de la Constitución, de corte claramente federal, y a la que invitará a participar al president de la Generalitat.
Tampoco hay acuerdo posible, al menos de fondo, en la segunda de las cuestiones que planteará la Generalitat, la de los presos políticos. La vicepresidenta, Carmen Calvo, ha dejado claro este domingo que Sánchez responderá a Torra que "no hay presos políticos en España". Sobre esta cuestión, no obstante, sí podrían existir ciertos puntos de acuerdo tangenciale, más allá de las denominaciones. No en vano, el ejecutivo ha acercado a prisiones catalanas a los presos independentistas, algo que no sucedió mientras Mariano Rajoy y el PP estuvieron en el poder.
En este sentido, la Generalitat y los partidos soberanistas han estado reclamando al Gobierno central que inste a la Fiscalía a retirar las acusaciones sobre los dirigentes independentistas procesados. Una petición que tampoco contempla discutir el Ejecutivo. Algunas voces socialistas -especialmente, el líder del PSC, Miquel Iceta- han abogado repetidamente por otra salida: un indulto en caso de condenas a los presos independentistas.
Una "propuesta de Estado" para Catalunya
En cuanto a la tercera de las cuestiones que pondrá sobre la mesa la Generalitat, la de la pervivencia de símbolos franquistas en el espacio público, aparece como planteada justamente para buscar el acuerdo, en un momento en que el propio Ejecutivo de Sánchez la está planteando por su cuenta, con proyectos como el de exhumar los restos de Franco del Valle de los caídos.
Más allá de estos tres puntos, el Gobierno de Sánchez tiene sus propias propuestas. El ejecutivo ha preparado la reunión entre Sánchez y Torra con el propósito de presentar al president de la Generalitat lo que algunas fuentes denominan una "propuesta de Estado" para Catalunya, destinada directamente a los ciudadanos catalanes, de la que sólo queda fuera cualquier posibilidad de referéndum o de reconocimiento del derecho a la autodeterminación.
Según fuentes consultadas del Ejecutivo, la ministra de Administraciones Públicas, Meritxell Batet, lleva días trabajando en dicha propuesta basándose en el documento enviado por Torra, y también en las otras peticiones hechas en su día por Artur Mas o Carles Puigdemont, en la etapa en la que estaba Mariano Rajoy al frente del Ejecutivo.
Sánchez pondrá inversiones sobre la mesa
Un capítulo en el que el Gobierno quiere sorprender a Torra es en el tema de inversiones, pese a las limitaciones que tiene por tener unos Presupuestos heredados. Pero el Gobierno cuenta con la baza de poder elaborar una nuevas Cuentas del Estado antes de final de año, donde quiere plasmar ese compromiso con Catalunya.
Uno de los objetivos es acercar la inversiones al porcentaje del 19% del PIB que representa Catalunya -como reclamaba uno de los artículos del Estatut, declarado no vinculante para el Gobierno por el TC-, con un proyecto bandera: impulsar de una vez por toda el corredor del Mediterráneo. El Gobierno también ofrecerá culminar las transferencias de competencias pendientes y resolver cómo se concretan algunas en materia de protección civil o aeropuertos.
Asimismo, Sánchez mostrará su disposición ante Torra ha revisar los más de 30 conflictos judiciales que están presentados por el Gobierno ante el Tribunal Constitucional, con el objetivo de reducir drásticamente la conflictividad judicial. En este sentido, la reunión se producirá con un nuevo contencioso sobre la mesa, después de que el Gobierno haya decidido impugnar ante el TC la resolución aprobada el pasado jueves por el Parlament que ratificaba los objetivos políticos de la consulta indepenedentista del 9N del 2014. No obstante este nuevo punto de fricción, el Gobierno de Sánchez sí estaría dispuesto a desarrollar en leyes orgánicas algunos de los artículos del Estatut declarados inconstitucionales por el TC en 2010.
Pese al escollo insalvable del referéndum, el Gobierno está convencido de que puede darse un acercamiento con la propuesta integral que lleva para Catalunya, y que le costará mucho a Torra no acercarse a la misma y seguir encastillado en el monotema de la celebración de referéndum.
En este sentido, y pese al previsto desencuentro en el punto fundamental, ambas partes sí han insistido en la necesidad de que la reunión tenga un saldo positivo, y, sobre todo, que lleve a nuevos encuentros. "Se debe poder hablar de todo", ha expresado la consellera portavoz de la Generalitat, Elsa Artadi, que ha estado preparando la reunión junto con Batet. Para la Generalitat, de hecho, la propia celebración de la reunión debe leerse como un éxito, tras meses de reclamar, infructuosamente, un encuentro con Rajoy, y Torra propondrá durante la misma una nueva entrevista en septiembre. "La primera reunión tiene que salir bien", insistió Celaá el viernes, abriendo también la puerta a un segundo encuentro. Este, en realidad, es previsible que sea el principal acuerdo de la reunión: reprender un diálogo entre ambas administraciones que ha sido poco menos que inexistente desde el inicio del proceso soberanista y con el PP en la Moncloa.
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