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Sánchez irrita a sus aliados en el Congreso: "Hay que continuar, pero no así"

La decisión de continuar del presidente del Gobierno produce una sensación de alivio en el bloque de investidura, pero, al mismo tiempo, tensa las relaciones en una legislatura ya de por sí complicada.

Pedro sánchez
Pedro Sánchez, en una sesión de control en el Congreso de los Diputados, en febrero. Eduardo Parra / Europa Press

Pedro Sánchez terminó de desojar la margarita y el último pétalo fulminó las posibilidades de dimisión. El presidente del Gobierno ha reflexionado durante cinco días sobre su continuidad y ha decidido seguir. No solo no ha dimitido, sino que tampoco ha planteado una cuestión de confianza. Una mezcla entre alivio, desconcierto y hartazgo recorre las filas de sus aliados en el Congreso de los Diputados, imprescindibles para que la legislatura continúe a flote.

Durante las 120 horas en las que Sánchez ha estado recluido en La Moncloa, sus fuerzas amigas en la Cámara Baja cerraron filas con el Gobierno, por lo que la cierta sensación de alivio una vez el presidente ha anunciado que sigue hacia adelante era de esperar. Sin embargo, la práctica totalidad de los aliados se han mostrado incómodos con la naturaleza de sus declaraciones.

Por parte de Sumar, sus socios de Gobierno, ha comparecido la propia vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, que ha querido mostrar su "respeto" hacia la decisión de Sánchez, aunque con alguna que otra crítica velada: "La vida cotidiana ya es lo suficientemente difícil, como para que la política sea una fuente de preocupación". Además, ha apuntillado que "necesitamos un Gobierno que avance y no se detenga".

Desde las filas de Podemos o Esquerra Republicana de Catalunya, el nivel de crítica ha crecido varios grados. "Hay que continuar, pero no así", ha dicho la secretaria general de la formación morada, Ione Belarra, que se ha preguntado si, además de Pedro Sánchez, también "se queda la guerra judicial".

Mucho más drástico ha sido Pere Aragonès, president de la Generalitat de Catalunya y candidato de ERC a las elecciones. "Se ha jugado con la empatía de las personas", ha opinado el líder republicano, que se encuentra en plena campaña de las elecciones catalanas. Aragonès ha afeado a Sánchez que no haya hecho "ni una propuesta" y ha tachado su período de reflexión de "comedia" y "sobreactuación", que, además, "pone en duda su credibilidad".

La vida parlamentaria no será fácil a partir de ahora para Pedro Sánchez, aunque ya no lo era antes. Junts per Catalunya, uno de los huesos más duros del bloque de investidura, ha vinculado directamente el parón de Sánchez con las elecciones catalanas. Así, ha tachado el movimiento de "electoralista" y, como también ha hecho ERC, ha elevado el asunto de caso particular a categoría y ha cargado contra la salud de la democracia española. Lo ha hecho en boca de su secretario general, Jordi Turull.

Apoyo desde Euskadi

Las palabras desde las filas de los dos aliados vascos de Sánchez han sido algo más dulces. Tanto el Partido Nacionalista Vasco (PNV), como EH Bildu han puesto el acento en lo que está por delante, aunque es cierto que los abertzales han pedido concreción en las propuestas. Lo ha hecho a través de la red social X su portavoz parlamentaria: "Esperamos hechos, no solo palabras".

La comparecencia de Sánchez ha coincidido en tiempo con la reunión que han mantenido el PNV y el Partido Socialista de Euskadi en Sabin Etxea en el marco de sus negociaciones para formar Gobierno. Al terminar, Aitor Esteban, portavoz en el Congreso de los Diputados de los jeltzales, ha insistido en que "lo que tenemos que hacer es seguir avanzando en el programa". Es la misma línea que ha seguido el Bloque Nacionalista Galego (BNG), que ve en la decisión de Sánchez "una oportunidad de avanzar en la agenda gallega".

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