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Sánchez intentará dar un giro social a la recta final del Gobierno en el debate del estado de la nación

El presidente del Gobierno afronta esta semana una cita a la que Moncloa le otorga la máxima relevancia y donde contrapondrá las recetas socialdemócratas frente a las neoliberales para hacer frente a la crisis. El reto del líder del Ejecutivo es amarrar a sus aliados parlamentarios y alejar el ruido interno por las diferencias mostradas entre PSOE y UP. 

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, comparece este miércoles ante el pleno del Congreso para dar cuenta de las relaciones con Argelia e informar sobre el último Consejo Europeo extraordinario.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el mes de junio en el Congreso. Emilio Naranjo / EFE

"Máxima relevancia". Es una de las frase más repetidas en Moncloa para calificar la cita que tiene lugar desde este martes 12 hasta el jueves 14 de julio en el Congreso de los Diputados. El Gobierno comunicó oficialmente hace unos días la celebración del debate del estado de la nación. Un evento parlamentario que no se celebra desde el año 2015. El presidente Pedro Sánchez llega al mismo con el reto de de tomar impulso, amarrar a sus aliados habituales de la investidura y ofrecer un mensaje dirigido a la "mayoría social" del país. 

Desde las elecciones en Andalucía, donde el PSOE sacó el peor resultado de su historia, el Gobierno parece haber intentado cambiar el paso. Sánchez aprovechó la cumbre de la OTAN para aumentar de manera considerable su presencia pública mediante varias entrevistas y una sucesión de ruedas de prensa. Él mismo se encargó además de presentar las nuevas medidas del decreto anticrisis. 

El líder del Ejecutivo introdujo también de forma constante un mensaje: "Medidas para las clases medias y trabajadoras". Especialmente en el PSOE algunas voces destacaban que la percepción de la ciudadanía era que el Gobierno solo tomaba medidas para los colectivos desfavorables. Iniciativas como la bajada del IVA de la luz, no progresiva, intentan contrarrestar esa imagen.

Además, el PSOE ha lanzado una nueva campaña de comunicación titulada "Gobernar para transformar para proteger a la clase media y trabajadora". Rentabilizar la gestión del Gobierno es una de las ideas fuerza que le han ido transmitiendo desde Ferraz a su secretario general durante los últimos tiempos. 

Como suele ser habitual en las grandes citas, se esperan anuncios de medidas nuevas. Así lo deslizan desde Moncloa. Y así se lo transmitió el presidente a los suyos en Ferraz el pasado lunes. "Nos ha dicho que estemos muy atentos al debate", destacó el portavoz de la Comisión Ejecutiva Federal, Felipe Sicilia. "Queda mucho por hacer y vamos a agotar la legislatura", apuntan fuentes gubernamentales. Es algo que se verá reflejado en el debate.

Moncloa recuerda que las comparecencias de Sánchez han sido muy habituales, que ha sido un presidente que ha dado la cara en numerosas ocasiones en sede parlamentaria. Pero que la celebración del debate entra dentro de la normalidad institucional que se han establecido con Sánchez. Esto incluye elecciones cada cuatro años, presentación de Presupuestos Generales del Estado cada año en tiempo y forma. En definitiva, recuperar la estabilidad que se había perdido desde la etapa de Mariano Rajoy y por la pandemia. 

¿Acercamiento a la izquierda?

El presidente llega al debate en un momento delicado a nivel interno. Las diferencias mostradas entre PSOE y Unidas Podemos a cuenta del gasto militar han revuelto la actualidad de los últimos días. Pero no hay preocupación en Moncloa por eso. 

Consideran en el entorno del presidente que el soufflé mediático y político llegará casi deshecho al inicio del debate. Y para ello además están trabajando personalmente Sánchez y la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz. Se espera un encuentro conjunto antes del debate. 

UP y el resto de socios parlamentarios, como EH Bildu, Más País o ERC, esperan gestos claros de un giro a la izquierda para lo que resta de legislatura. Especialmente habrá que prestar atención a las posiciones de los republicanos catalanes, que tienen actualmente una relación desgastada por el caso Pegasus. Pero el Gobierno ha pisado el acelerador de nuevo en las relaciones bilaterales y este viernes el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, se reunía de nuevo con la consellera Laura Villagrà. En este encuentro se anunciaba la esperada reunión entre Sánchez y el president catalán Pere Aragonès para el viernes 15. 

También habrá expectación por el papel que pueda tener el "nuevo" PP de Alberto Núñez Feijóo. Pese a venir con un cartel de "moderado", la sensación de los socialistas y en el Ejecutivo es que "nada ha cambiado". Afean además su actitud catastrofista, con datos económicos manipulados y con un bloqueo constante a cuestiones de Estado como la renovación del poder judicial. La portavoz parlamentaria Cuca Gamarra será la encargada de debatir con Sánchez. 

Frente a un PP "anclado en la anécdota", el presidente buscará confrontar modelos políticos. En este sentido se pondrá negro sobre blanco la eficacia de las recetas socialdemócratas frente a las recetas neoliberales de la crisis anterior. 

Sánchez vuelve a su "resistencia"

En algunas de sus últimas intervenciones públicas, el presidente ha recuperado cierta épica en su discurso. Unos mensajes que transmitió ya hace cinco años cuando consiguió ganar unas primarias contra Susana Díaz y todo el aparato socialista en su contra. Un relato de resistencia que precisamente reflejó en su conocido libro llamado "Manual de resistencia". "Me crezco en situaciones difíciles", destacaba en el texto. 

Esto se ha visto claramente reflejado desde el resultado en Andalucía. En Moncloa, en la rueda de prensa de presentación de las medidas anticrisis, hace ya un par de semanas. "Este es un Gobierno molesto para determinados intereses económicos que tienen sus terminales mediáticas y políticas", afirmó. 

Sánchez apuntaló ese mensaje en las sucesivas entrevistas posteriores. "Poderes oscuros", "conspiraciones" o "cenáculos de hombres con puros" han sido algunas de las referencias usadas por Sánchez en los últimos días. Esto, sumado al nuevo impuesto a las eléctricas, aunque aplazado hasta 2023, dejan patente algunas señales de, quizás, un cambio de estrategia. Esta, en todo caso, deberá confirmarse en el Congreso de los Diputados durante los tres días que dura el debate. 

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