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Sánchez apuesta por un debate conservador, sin arriesgar y medido

El candidato del PSOE tiró de argumentario, no quiso inquietar a sus actuales adversarios y buscó el empate

Pedro Sánchez, antes del debate. REUTERS/Juan Medina

MANUEL SÁNCHEZ

MADRID.- Pedro Sánchez puede que buscara la táctica de Simeone de “partido a partido”, porque aún le quedan dos debates más. Pero dio más la impresión de jugar “a lo Benitez”, a defender el resultado, ser conservador, no arriesgar y estar más que comedido.

Lo que se vio en el debate organizado por El Pais frente a Pablo Iglesias (Podemos) y Albert Rivera (Ciudadanos) es que no quería perder ante dos adversarios emergentes, muy potentes en lo mediático, y quién sabe si futuros socios en el próximo Gobierno.

Sánchez, en los bloques temáticos, tiró de programa electoral, parar fijar principios: el PSOE defiende la unidad de España, la defensa a ultranza del Estado de Bienestar y es el único garante de que un Gobierno progresista llegue a estar en La Moncloa.

Estuvo sobrio, en algún momento brillante, pero mantuvo la rigidez que le caracteriza durante todo el debate.

Atacó más a Albert Rivera que a Pablo Iglesias, e identificó claramente al líder de Ciudadanos como un dirigente de derechas: “Nosotros lo tenemos claro: prohibir los copagos y recuperar la Sanidad universal”, dijo, en contra de las propuestas del dirigente del llamado partido naranja.

También defendió hasta el legado de José Luis Rodríguez Zapatero en cuanto a que fue el PSOE quien puso en pie la Ley de Dependencia, o los derechos sociales que el Gobierno del PP ha derogado, dijo, ante la silla vacía de Mariano Rajoy.

Sánchez sabía que el PSOE, aún sin gobernar en cuatro años, es interpretado como partido en el poder y tuvo ataques en cuanto a su credibilidad, por parte de Rivera e Iglesias. A partes iguales. Pero Sánchez hizo valer esos ataques a su favor mostrándose como partido de Gobierno: “Sabemos hacerlo, ya lo hicimos, y volveremos a hacerlo tras el 20-D”, contestó.

En la parte final, el líder del PSOE arremetió contra Podemos y Ciudadanos por algunos de sus candidatos, defendiendo que el PSOE ha apostado por la transparencia y la limpieza en política, y fue donde usó el tono más beligerante.

Pero no llegó la sangre al río. Eran tres, y faltaba el PP. Y Sánchez no quería guerra, más que la necesaria. En el llamado minuto de oro defendió la igualdad, las políticas en defensa del Estado de Bienestar y la socialdemocracia pura y dura.

Sin corbata, con camisa blanca y más tranquilo de lo que podía esperarse, Sánchez resolvió su primer debate con solvencia, pero sin arriesgar. Ahora le falta aprender a jugar al toque. Le quedan dos partidos.

En Ferraz, estaban más que satisfechos con la intervención de Pedro Sánchez. Le daban como ganador y como el dirigente que había estado más solvente. “Ha ganado el debate claramente, con solvencia, con el proyecto y con la experiencia que un país necesita”, dicen.

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