"Presentes, 335 más 14 votos emitidos telemáticamente; sí, 166 más nueve votos emitidos telemáticamente; no, 169 más cinco votos emitidos telemáticamente; ninguna abstención; por lo tanto, queda derogado el real decreto ley". Estas fueron las palabras que pronunció la presidenta del Congreso de los Diputados, Meritxell Batet, y que dejaron estupefacta a toda la Cámara.

La vicepresidenta primera del Gobierno, Nadia Calviño, refleja su preocupación y la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, mira a varios lados del hemiciclo ante lo que acaba de ocurrir. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con el rostro desencajado y la mirada visiblemente seria, hace un gesto con las manos. 

Una vez pronunciadas las palabras de Batet, los diputados de PP y Vox se levantan de sus escaños para celebrar con euforia el que creían que era el resultado definitivo. Pasan, sin embargo, cuarenta segundos de confusión y la presidenta del Congreso vuelve a tomar la palabra: "Señorías, los servicios de la Cámara me informan de que queda convalidado el real decreto ley".

En ese momento, la situación de un giro de 180 grados. La euforia cambia de bando. Nadia Calviño, con las manos en la cabeza, mira el resultado. Inmediatamente después, Díaz, Sánchez y la ministra de economía celebran que ha sido un error de Batet al contar los votos y entrelazan sus manos revelando la alegría que unos segundos antes estaba al otro lado del hemiciclo.

La equivocación de un diputado del PP, Alberto Casero, salva la convalidación de la reforma laboral del Gobierno al votar de forma favorable. La norma supera el trámite parlamentario a pesar incluso del incumplimiento de los dos representantes de UPN, Sergio Sayas y Carlos Adanero, que aseguraron que votarían 'sí' y sin embargo se inclinaron por el 'no'.