MADRID
Actualizado:A lo infanta Cristina o a lo Ana Mato. Mariano Rajoy ha utilizado la táctica de responder "no lo sé" en su interrogatorio ante el tribunal de la Gürtel. El presidente, que no dudó en usar su condición institucional como excusa de muchas de sus (no) respuestas, negó conocer la financiación irregular del PP, los sobresueldos ni a Francisco Correa. Tampoco sabe nada de las cuentas en A del partido ni de las obras de su sede central, donde "veía a los operarios" pero no sabía quién les pagaba.
El jefe del Ejecutivo, que usó su privilegio para entrar a la sede de la Audiencia Nacional por el garaje -algo que no está permitido para ningún otro testigo- y para testificar en el estrado, evitó las cámaras y los gritos de los manifestantes. Dentro, tanto el abogado de Luis Bárcenas, de quien el presidente no tuvo queja "mientras era tesorero" del partido, como el presidente del tribunal, Ángel Hurtado, le sirvieron de escudo. Aunque al presidente, que empezó nervioso, no le faltó cierto tono de chulería en sus respuestas.
El escudo del presidente del tribunal
"Igual se ha confundido usted de testigo", le espetó al abogado de ADADE -la asociación que logró que el tribunal le citase a declarar como testigo- a modo de protesta. Fue la única vez que Hurtado le afeó su actitud y pidió que no hiciera valoraciones. Después, el encargado de dirigir el interrogatorio benefició al testigo ayudándole a no extenderse en sus preguntas e inadmitiendo un sinfín de preguntas -relacionadas, sobre todo, con la caja B del PP y sus SMS a Bárcenas- por considerarlas "no pertinentes" o "irrelevantes".
Del resto se encargó Rajoy, que dedicó las casi dos horas de declaración a negarlo todo, como se preveía. El presidente tenía intención de desligarse de cualquier responsabilidad en las campañas de Pozuelo y Majadahonda en 2003, principal objeto juzgado en esta causa que engloba la primera etapa de la trama Gürtel (1999-2005). Él era el secretario general del PP, pero alegó que en la formación conservadora existe una "separación nítida y clara entre la parte política y la parte económica". De la primera se responsabilizó; la segunda, la dejó en manos del tesorero.
La culpa, de Aguirre y Lapuerta
Si en un principio se preveía que Rajoy descargara su responsabilidad en quien entonces era el director de campaña y hoy es presidente del Senado, Pío García-Escudero, finalmente fue Esperanza Aguirre quien se llevó los dardos del presidente. El presidente del PP -fue nombrado en 2004- reconoció la existencia de una reunión en la que Álvaro Lapuerta les advirtió a él y a Esperanza Aguirre de un espinoso asunto relacionado con la venta de unos terrenos patrimoniales en los municipios madrileños de Pozuelo y Arganda del Rey.
En un principio respondió con sorna: "Supongo que habré tenido más de una reunión con ellos", bromeó sobre si no supiera a cuál de ellas se refería el letrado José María Benítez de Lugo. Después, se excusó: "Yo prácticamente no intervine en esa reunión porque desconocía esos temas. Como Esperanza Aguirre era la presidenta del PP de Madrid, le dije que se ocupara de esos asuntos. Sería absurdo que yo como presidente tuviera que tomar decisiones en más de 8.000 ayuntamientos", zanjó. Preguntado por Virgilio Latorre -abogado de los socialistas de Valencia- sobre si Aguirre le reportó algún resultado de su investigación al respecto, Rajoy siguió la táctica de la mañana: "No lo recuerdo. Esos temas no eran de mis competencias".
Rajoy ha dejado en manos de Lapuerta y, en todo caso, de su gerente, Bárcenas, la responsabilidad de las finanzas del PP en aquella época
De otro lado, como ya hicieron el resto de ex secretarios generales que han desfilado por la Audiencia Nacional (Cascos, Acebes, Arenas o Rato), dejó en manos de Lapuerta y, en todo caso, de su gerente, Bárcenas, la responsabilidad de las finanzas del PP en aquella época. Reconoció también que fue Lapuerta -exonerado de acudir al juicio por padecer demencia- quien le avisó de que había unos "proveedores que estaban utilizando el nombre del PP en algunos ayuntamientos".
Se refiere Rajoy a las empresas de Francisco Correa, quien presuntamente engordó la caja B del partido -destinada a pagar campañas electorales y sobresueldos- a cambio de contratos municipales para él y otras compañías afines. "Le pregunté [a Lapuerta] si había algo contrario a la ley. Me dijo que no, pero que no le gustaba que se usara el nombre del partido. Le pregunté qué proponía. Me dijo que dejáramos de contratar a esos proveedores. Yo di la orden: no se le vuelve a contratar y punto", detalló Rajoy.
Ello le sirvió de excusa para responder a por qué no denunció las presuntas irregularidades detectadas ante la Fiscalía. Para él, en resumen, no había nada ilegal, sino un acto 'feo' que fue castigado con el cese de las contrataciones. Así se lo había transmitido Lapuerta y, además, ya le había puesto solución en 2004, en cuanto fue nombrado presidente del partido. Sin embargo, la trama Gürtel extendió después sus tentáculos hasta Valencia, donde los mismos empresarios (Orange Market) llegaron a organizar incluso un Congreso del PP. ¿La respuesta de Rajoy? No controló que las organizaciones territoriales ni municipales del partido llevaran a cabo la orden emitida desde Génova de no contratar a Correa.
¿Correa?, ¿qué Correa?
"No tengo ni la más remota idea de cuál es la agencia de viajes del PP"; "Yo era un político y lo sigo siendo"; "Eso no es tarea del presidente, sino de los servicios económicos"
A ese señor del que le hablaban Rajoy no le conocía, como ya ha defendido en numerosas ocasiones. Hoy, ante el tribunal, alegó que quizá había coincidido en algún acto con él, pero que en su función de cargo político -y no económico- jamás se relacionó directamente con las empresas de su grupo. "No tengo ni la más remota idea de cuál es la agencia de viajes del PP"; "Yo era un político y lo sigo siendo"; "Eso no es tarea del presidente, sino de los servicios económicos"; "¿Alguien en su sano juicio puede pensar que yo conozco a los organizadores del acto que tuve este último fin de semana en Bilbao?"; "Yo no conozco a todos los trabajadores del PP, del mismo modo que no conozco a los de Moncloa"; o "Yo no tengo ni la más remota idea de quién tiene la llave y quién aparca en el garage de Génova" fueron algunas de las frases utilizadas para negar todo lo relacionado con el principal cabecilla de la trama. ¿La mejor? "Las cosas son como son y a veces no son como a uno le gustaría que fueran".
Sobre los otros dos principales acusados, Pablo Crespo, y Álvaro Pérez, 'el Bigotes', Rajoy sí admitió conocerles más, aunque se escudó en que se trataba de una simple relación "política". Con el primero dijo no haber tenido contactos desde que él abandonó el partido en Pontevedra para ser empresario en Madrid. Del segundo dijo que le parecía normal que le tutease en una carta ("Decenas de personas me tutean aunque se dirijan a mí como Excelentísimo Presidente") y justificó su desconocimiento de la misma (Pérez le pedía más financiación para el PP de Galicia a fin de sufragar una deuda) alegando que "mucha gente manda cartas al presidente del partido sobre temas muy diversos. Ahora en Moncloa también tengo gente que se dedica a contestar cartas del presidente o de los ministros porque si no, en la práctica sería imposible manejarse".
Ni cobró en B ni autorizó contratos con Correa
Rajoy, que en principio acudía a la Audiencia Nacional "con naturalidad" a declarar como "un ciudadano" más, no dudó en demostrar su cargo de presidente del Gobierno para ejemplificar el exceso de responsabilidades de un alto cargo. 'No se puede estar en todo', vino a decir. Es más, hasta reconoció que el Comité Ejecutivo del PP no vigila las cuentas del partido. Es el tesorero quien presenta las cuentas ante el órgano directivo y éste, admitió el presidente, las aprueba sin más. "Llevo muchos años en el Comité Ejecutivo. Venían los presupuestos, las cuentas, se presentaba, no había debates sobre ellas, y se aprobaban", reconoció sin pudor ante la fiscal.
La fiscal Concepción Sabadell decidió finalmente preguntar al presidente, aunque tuvo una corta intervención. Sus preguntas sirvieron, sin quererlo o no, para que Rajoy pudiera dejar claras sus posturas. "Usted ha dicho que quien se encarga en el partido de los servicios económicos son el tesorero y sus colaboradores, fundamentalmente, el gerente. Se refiere usted a Álvaro Lapuerta y Luis Bárcenas?", cuestionó la fiscal. "Sí", respondió Rajoy.
-"¿Cobró del PP [en B]?"
- "Jamás, sería ilegal"
-"¿Autorizó contratos con Correa a partir de 2004?"
-"Nunca"
Y fin de la cita. Con este resumen básico y la 'ayuda' del presidente del tribunal, que impidió preguntas relacionadas directamente con los papeles de Bárcenas, Rajoy pudo estar cómodo. Empezó nervioso (tuvo lapsus con fechas -1993 por 2003- y nombres -Arenas por Bárcenas-), pero luego incluso quería contestar a algunas de las cuestiones ya rechazadas por Hurtado. De protestar por esos temas ya se encargó, precisamente, el abogado del extesorero, que interrumpió el interrogatorio de Benítez de Lugo en numerosas ocasiones. Éste se quejó del intento de "desestabilizarle", a lo que el juez hizo caso omiso. En cualquier caso, de confirmarse la estrategia del defensor, éste sería un motivo más para añadir a las sospechas sobre el supuesto pacto de silencio alcanzado en los últimos tiempos entre Bárcenas y Génova.
Rajoy tuvo que responder sobre si conocía o no la financiación ilegal de las campañas a través de la caja B del PP, que también servía para pagar sobresueldos -como declaró el extesorero en su día-, pero no a su implicación en los papeles de Bárcenas, que se juzgan en una pieza separada de Gürtel. "¿Nunca se habló de dinero en B en las Ejecutivas del PP?", preguntó el letrado. "Esa pregunta no es pertinente", interrumpió Hurtado. Tampoco lo era saber si para Rajoy el hecho de que Lapuerta controlara a Bárcenas era una garantía de que no había trapicheos. Ni si está de acuerdo con la petición de nulidad del juicio emitida por el abogado del partido, el PP, que está imputado como partícipe a título lucrativo de la trama.
Rajoy: "No tuve absolutamente ningún conocimiento [de la caja B]. Mis responsabilidades son políticas, no de contabilidad"
"No tuve absolutamente ningún conocimiento [de la caja B]. Mis responsabilidades son políticas, no de contabilidad", insistió Rajoy cuando sí tuvo que responder. Tampoco lo tuvo de campañas pagadas con financiación ilícita ni de los sobres en negro. "Son absolutamente falsos. Cobrábamos un sueldo de diputado y un complemento que abonaba el partido y se declaraba a Hacienda. Cuando entrábamos en el Gobierno no lo cobrábamos porque no se podía", especificó. "Jamás me he ocupado de asuntos económicos en el partido", insistió.
También respondió sobre su reunión con Arenas y Bárcenas, una vez éste había sido despedido del partido. "Dijo que le gustaría tener una reunión para despedirse y me pareció razonable", se excusó. También le pareció "razonable" dejarle una sala en Génova para guardar sus "documentos" y prestarle un coche del partido hasta que se hubiese ubicado "en su nueva vida".
Sin embargo, volvió a insistir en que desconocía las cuentas que Bárcenas abrió a nombre del partido en Suiza, negó la autorización de las mismas -pese a que su nombre aparece en ellas- y dijo no haberlas conocido hasta que las vio publicadas "en los medios". Hurtado impidió que se le preguntara si conocía que esas cuentas procedían de dinero de inversores que engrosaban, presuntamente, el patrimonio del PP ni sobre los trasvases de dinero en la casa del extesorero Ángel Sanchís.
Igualmente, el presidente de la sala impidió que el abogado de uno de los acusados, el denunciante de Gürtel José Luis Peñas, preguntara a Rajoy sobre si el PP prestó ayuda judicial a Bárcenas y su mujer o sobre si presionó para apartar a los fiscales del caso. "Las noticias de prensa que se ventilen en la prensa", espetó Hurtado.
Menosprecios al abogado de ADADE
Rajoy: "En los papeles [de Bárcenas] que salieron en los medios, lo que decían sobre mí era todo falso. Sobre otra gente del partido, igual"
Sí explicó Rajoy, a su manera y previo aviso al abogado de la acusación particular de ADADE ("se lo voy a explicar y seguro que usted lo va a entender", le insultó), su famosa frase de "Nada es cierto salvo alguna cosa", en relación a la financiación ilegal del partido. "En los papeles [de Bárcenas] que salieron en los medios, lo que decían sobre mí era todo falso. Sobre otra gente del partido, igual. Pero en algunos medios algunas personas decían que algunos traspasos de fondos sí se habían producido. Me pareció legal y honesto decir que aquellas informaciones eran falsas y que otras podían ser ciertas", detalló. Sobre el "Luis, sé fuerte, mañana te llamo", Rajoy alegó que tiene por costumbre responder a los mensajes que le envían y que nunca llegó a hacer esa llamada. También negó que su "hacemos lo que podemos" signifique nada más que "hacemos lo que podemos". "No hicimos nada que pudiera perjudicar en ningún proceso", zanjó Rajoy ante el abogado de los socialistas madrileños.
Antes de eso, Benítez de Lugo había pedido un careo entre Rajoy y Bárcenas basándose en que el segundo acusa al primero de haber recibido sobres en negro y éste lo niega. El presidente del Gobierno no tuvo ni que inmutarse. El presidente del tribunal lo impidió porque ello significaría "entrar de lleno en los papeles de Bárcenas". Al final, el presidente, como la infanta, negó cualquier responsabilidad en la presunta financiación ilegal de su partido. Después, se marchó como llegó: por el garaje, tranquilo, y dispuesto a lavar su imagen. Se fue a Génova a dar un discurso sobre el pacto de Estado sobre violencia de género. De qué ocurrió el resto de este día histórico -era la primera vez que un presidente del Gobierno en activo declaraba ante un tribunal-, Rajoy ya no sabe "nada".
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