madrid
Actualizado:El giro dramático de los acontecimientos se ha convertido en una constante durante la legislatura del Gobierno de coalición. El acuerdo sobre la bocina, in extremis, a horas de una votación crucial para el Ejecutivo se ha dado en más de una ocasión en los últimos años y ha instalado la máxima en el PSOE y en Unidas Podemos de que las negociaciones no acaban hasta que los interlocutores se levantan de la mesa. En el diálogo social esta "práctica" se denomina 'el culo de hierro'. Pero la cosa cambia cuando no hay negociación.
El Ministerio de Igualdad y el de Justicia llevan días sin mantener conversaciones sobre la reforma de la ley de garantías de la libertad sexual, conocida como la ley del solo sí es sí; y parece que la ausencia de comunicación no se va a romper en las horas previas a la votación en la que el Congreso de los Diputados debe decidir si acepta a trámite la enmienda del Grupo Socialista para reformar esta norma, una iniciativa que surgió como respuesta a la alarma social generada por la revisión a la baja de penas de agresores sexuales llevada a cabo por algunos jueces.
Al cierre de este periódico los partidos del Gobierno seguían sin reunirse y la situación no apuntaba a ningún cambio. Las consecuencias de que esta votación llegue al Pleno de la Cámara Baja sin acuerdo son varias y de distinto calado, y afectan tanto al Ejecutivo de coalición como al Parlamento, pasando por la calle (habida cuenta de que el miércoles se celebra el 8M).
Si nada cambia, será la primera vez que el PSOE y Unidas Podemos voten en sentido contrario en una norma de calado en el Congreso. Los dos grupos ya se habían posicionado de forma distinta en otras ocasiones, aunque ninguna de las iniciativas tenía el calado y la profundidad de la reforma de la ley del solo sí es sí.
Además, se da la circunstancia de que los de Pedro Sánchez, impulsores de la reforma, votarán junto al PP, Cs, PNV y otros grupos a favor de la misma; mientras que se espera que Unidas Podemos, ERC, EH Bildu y los principales partidos de izquierdas voten en contra (los catalanes ya han confirmado que rechazarán cualquier reforma que no tenga el visto bueno del Ministerio de Igualdad, al entender que no se preservará el consentimiento en el centro de la norma, mientras que los vascos aún confían en que pueda haber acuerdo de última hora).
Esto supone, de facto, una ruptura total de la lógica de bloques que ha seguido el Parlamento durante prácticamente toda la legislatura, con alguna excepción, aunque nunca teniendo en sectores enfrentados a cada uno de los partidos del Ejecutivo.
Los socialistas afirman ya en privado que se van a producir votaciones diferentes entre su partido y Unidas Podemos este martes en el Congreso. Algo que no ven preocupante y que asumen con cierta naturalidad. "Lo importante ahora mismo es arreglarlo", insisten en la cúpula del PSOE en Ferraz. Del mismo modo resaltan que "no solo va a ser el PP" quien vote a favor de la toma en consideración de su proposición de ley.
Públicamente, su portavoz, Pilar Alegría, pidió expresamente a la fuerza morada que recapacitara su posición sobre la reforma de la ley. Y la secretaria de Igualdad, Andrea Fernández, reiteró que lo importante es que salga adelante la iniciativa más que con quién, pensando ya en la plausible posibilidad de que UP no se sume a su proposición de ley.
En ningún caso, reiteran en todo momento desde el PSOE, esta división a la hora de votar puede suponer una ruptura entre los socios de Gobierno. "Por nuestra parte, nada de eso", destacan las fuentes consultadas. La sensación, en todo caso, es de cierto hartazgo en las filas socialistas por el "enrocamiento" de las posiciones de UP, especialmente las transmitidas desde el Ministerio de Igualdad de Irene Montero.
En Podemos elevaban el tono contra el PSOE este lunes y trasladaban que todavía tenían que ver con sus "propios ojos" a los diputados socialistas votando con el PP "y quizá con Vox, que en todo caso permitirá que la reforma se tramite". Desde el principio la formación morada ha denunciado que esta iniciativa eliminaba el consentimiento como núcleo fundamental de la legislación y que, por lo tanto, suponía una vuelta "al Código Penal de La Manada". "Es una vuelta atrás que traiciona el feminismo", señalaban.
En este sentido, insisten en que en los últimos meses han remitido alrededor de una decena de propuestas a Justicia para reformar la ley sin torpedear el consentimiento, pero que no han recibido respuesta desde el Ministerio que dirige Pilar Llop. La ministra fue la encargada de defender la reforma a nivel mediático en el momento de su presentación. Pero tras ello los socialistas descargaron su papel en el grupo parlamentario pese a las intenciones de UP.
Para la dirección de los socialistas, en UP están mareando el asunto de las negociaciones rotas por su parte. Destacan que desde la fuerza morada no han puesto encima de la mesa nada nuevo desde hace meses. Desde el PSOE se llegó a decir en más de una ocasión que esas propuestas no existían e, incluso, el presidente del Gobierno retó a los de Irene Montero a hacerlas públicas, algo que en Igualdad no hicieron bajo el pretexto de respetar la discreción para mantener vivas las negociaciones (un escenario que se esfumará si este martes se consuma la votación).
A las puertas del 8M
Todo esta situación con la ley del solo sí es sí se produce además en un contexto muy cercano al 8 de marzo. Una fecha simbólica para ambos partidos. Los socialistas, conscientes del desgaste de todo lo que rodea esta ley y con el estallido del caso Mediador en paralelo, quieren contrarrestarlo con nuevas medidas en materia de igualdad. Por ello, Sánchez anunció este sábado una nueva ley de paridad que se aprobará este martes en Consejo de Ministros.
El PSOE viene preparando el terreno para minimizar posibles daños políticos en la fortaleza y unión del Gobierno en una semana tan relevante para el movimiento feminista. Está por ver si se notan los efectos de esta división en las calles con las diferentes manifestaciones convocadas este 8M. Pero ya Sánchez dijo la semana pasada que esta coalición es "un Gobierno feminista" al que a sus partidos les unen muchas más cosas de las que les separan. Y que la votación de este martes es solo la toma en consideración. Ambos partidos piensan ya en el día después en un contexto en el que se pone a prueba, otra vez, la estabilidad del Ejecutivo.
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