Este artículo se publicó hace 4 años.
Profesionales sanitarios lanzan iniciativas para paliar los efectos de la soledad de los pacientes de covid-19
"Al dolor que produce la pérdida de un ser querido, se le suma [ahora] el drama de no poder hacer un adecuado proceso de despedida", asegura el Colegio de Psicólogos de Madrid.
Sevilla-Actualizado a
La enfermedad Covid-19 y la presión que ha introducido sobre el sistema sanitario ha provocado que, en algunos casos, se muera mal. En residencias de ancianos, en hospitales, gente mayor, sobre todo, muere en soledad, sin contacto ni despedida con sus familias y allegados.
Los enfermos de Covid-19 pasan la enfermedad aislados y nadie, salvo el personal a su cargo, puede entrar a verlos. Esto es un fenómeno nuevo. "Hay otras patologías que provocan que el paciente esté también aislado. La familia se puede vestir y entra. Pero con el coronavirus no pueden entrar los familiares, porque lo que les pueda pasar. No pueden permitir que entren", describe en conversación telefónica con Público Massimo Colombi, enfermero, con numerosos años años de experiencia en UCI en Italia, Inglaterra, y España, hoy delegado sindical de UGT en el Hospital Carlos Haya de Málaga.
Así, "al dolor que produce la pérdida de un ser querido, se le suma [ahora] el drama de no poder hacer un adecuado proceso de despedida, por lo que es fundamental establecer un protocolo de atención a familiares y allegados", asegura el Colegio de Psicólogos de Madrid.
Contra esa realidad, además de las iniciativas de los psicólogos, se han rebelado profesionales sanitarios y trabajadores en residencias que han decidido ir más allá de lo que está en sus estrictas obligaciones.
"Esto no va en el sueldo. Es iniciativa nuestra. Lo hacemos por los pacientes. Piensas que si fuera tu padre, tu abuelo, tu madre, te gustaría que así fuera. Lo hacemos porque nos sale, va dentro de nuestra vocación", afirma en conversación telefónica con Público, Alejandra Martínez, que trabaja en la UCI destinada a tratar a los enfermos de Covid-19 en el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, de Santander.
"El paciente está aislado. Nadie puede entrar. Es una soledad tremenda. El personal intenta en lo que puede aliviarlo. Pero no somos su hijo, su padre, su abuela. No es lo mismo. Hay que vivirlo para entenderlo. La gente necesita una sonrisa, un abrazo, lo necesita. ¿Cuánta gente aguanta eso?", afirma Colombi.
Tanto Colombi como Martínez han trabajado para tratar de paliar la situación de las familias. Colombi ha hecho un llamamiento para que, quien pueda, aporte tabletas con tarjetas de datos que permitan a los trabajadores sanitarios, en un momento determinado, poner en contacto a pacientes y allegados.
Martínez, con otras compañeras, creó un correo electrónico que se llama tuvozenlauci.humv@gmail.com. "Informamos a las familias de que existe este correo. Ellos envían cartas a sus familias, mensajes. Nos están llegando bastantes emails. Eso sí, las familias tienen que saber que es una comunicación unidireccional", afirma.
"Al correo, desde un primer momento nos han llegado muchísimos mensajes de ánimo. La mayoría eran anónimos y de fuerza a los pacientes en general. Entonces con la ayuda de una residente de Psiquiatría, estamos filtrando los mensajes anónimos, que se reparten por las plantas, y dejamos los mensajes directos de familia y amigos a los pacientes que tenemos ingresados en la UCI", añade Martínez.
"También enviamos a gerencia –prosigue Martínez– un proyecto para que nos dotasen de tabletas para que los pacientes tuvieran la posibilidad de hacer videollamadas. Obviamente nos lo aprobaron".
Brescia y la experiencia
"¿A quién afecta más la enfermedad? A la gente mayor. Muchos no están familiarizados con los móviles. En un minuto, nosotros mandamos un poema, pero ellos, no, afirma Colombi.
Colombi proviene de Brescia, una zona particularmente golpeada por el coronavirus. A través de compañeros y amigos de allí, supo de la iniciativa el derecho a decir adiós , que llevó a que en el Hospital San Carlo Borromeo, en Milán, se compraran tabletas que permitieron conectar mediante videollamadas a pacientes y familiares.
"La idea surgió de ahí. Mis compañeros, de mi época de trabajo en Italia, me contaban historias que no me las creía. Cómo lo estaban viviendo. Lo que más les afectaba es que el paciente se moría sin poder hablar con su familia. Ahí surgió esta iniciativa, el derecho de decir adiós", asegura Colombi.
En el caso de Martínez, la idea surgió de la experiencia propia: "Formé parte del primer equipo voluntario que se preparó para el Covid. Empezamos siendo una UCI chiquitita, para 6 pacientes. Ahora ya son 4 salas. Al principio, llenamos estas seis camas muy rápido y tuvimos el caso de un paciente que estuvo ingresado diez días, totalmente incomunicado. Y se nos ocurrió la iniciativa de crear algo para que pudiera recibir noticias de su familias".
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