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¿Qué intereses se esconden tras la ofensiva antiabortista que lidera José Antonio Kast? Mientras la ultraderecha internacional se organiza para imponer su agenda regresiva en Europa y América Latina; si las cosas no cambian, el Senado español se convertirá en el escenario de una cumbre organizada por la asociación ultra Red Política de Valores decidida a impulsar un retroceso en los derechos reproductivos de las mujeres. Pero ¿quién es realmente Kast y qué papel juega en esta cruzada global que, bajo el lema de la "defensa de la vida", encubre una larga lista de ataques contra las libertades más básicas de quienes son sistemáticamente vulnerabilizados?
José Antonio Kast, que ha revelado en varias ocasiones su simpatía con el dictador sanguinario Augusto Pinochet, no es ni mucho menos una figura desconocida. Durante años, este político chileno ha sido uno de los principales abanderados de la ultraderecha en América Latina, caracterizándose por su discurso machista, homófobo y antiabortista.
Alineado ideológicamente con líderes como Donald Trump, Jair Bolsonaro, Javier Milei, María Corina y Santiago Abascal, Kast ha construido una narrativa política que ataca los derechos de las mujeres, los migrantes y las comunidades LGTBI+, a la vez que defiende el retorno a los "valores tradicionales". Este discurso, que resuena con fuerza incluso entre ciertos sectores supuestamente más moderados como la derecha liberal, ha encontrado un eco preocupante en espacios como la Red Política de Valores, una organización ultra.
La Red Política de Valores, fundada en 2019, ha sido clave en la difusión de la agenda reaccionaria global. Durante su mandato como presidenta de esta organización, la política húngara Katalin Novák ya impulsó iniciativas que socavan los derechos reproductivos, un enfoque que Kast ha continuado y expandido. Sin embargo, la reputación de Novák se vio gravemente comprometida en febrero de 2024, cuando renunció a su cargo como presidenta de Hungría tras otorgar un indulto a un directivo de un hogar infantil condenado por abuso. Hecho que, más allá de empañar su trayectoria, no desvela sino la hipocresía de quienes, bajo la bandera de la "protección de la infancia", terminan encubriendo delitos atroces.
La celebración de esta cumbre en el Senado es un intento de apuntalar su influencia. La estrategia de Kast parece clara: reforzar y lavar la imagen de esta red haciendo uso de instituciones públicas, como la Cámara Alta, para legitimar su discurso y atraer a más sectores conservadores a su causa.
Kast está empeñado en desoír cualquier clase de decisión que las mujeres puedan tomar sobre sus cuerpos y decidido a imponer sus propios términos a toda costa. En sus redes sociales, el chileno se dedica a compartir todo tipo de información distorsionada o directamente falsa sobre el impacto del aborto en la salud. Según sus publicaciones, la legalización del aborto conlleva inevitablemente un aumento de la mortalidad, una afirmación que ha sido desmentida por numerosos estudios científicos y que las cifras no respaldan.
De hecho, investigaciones recientes en países donde el aborto es legal, como Uruguay, muestran que las tasas de mortalidad materna han disminuido gracias a la implementación de políticas seguras y accesibles de interrupción voluntaria del embarazo. También en Sudáfrica la legalización del aborto en 1996, a través de la Ley de Elección en Materia de Terminación del Embarazo, ayudó a reducir la mortalidad materna relacionada con abortos inseguros. En
México, desde la despenalización del aborto en 2007, se ha reducido el número de muertes de mujeres por este motivo. Pero Kast, en su intento por asustar a la opinión pública, se aferra a una narrativa de "muerte y destrucción", tergiversando datos y promoviendo el miedo.
Con todo, el impacto de estos discursos no es menor. En América Latina, por ejemplo, las posiciones de líderes como Kast refuerzan la resistencia a la ampliación de derechos reproductivos. Sus campañas, apoyadas por grupos religiosos y tradicionalistas, han logrado frenar o revertir avances en países como Chile y Argentina.
Pero no se trata solo de América Latina. Con su presencia en foros europeos y su alianza con partidos como Vox en España, Kast busca extender su agenda, presentándose como un salvador de la supuesta "decadencia moral" promovida por los sectores progresistas. En este sentido, la Red Política de Valores no es solo un foro antiabortista, sino un engranaje clave en una gran maquinaria que busca imponer restricciones en temas tan diversos como el matrimonio igualitario o la identidad de género.
La financiación de estas cumbres y actividades merece, asimismo, atención. A lo largo de los años, organizaciones ligadas a la Red Política de Valores han sido cuestionadas por su opacidad y sus vínculos con grupos de carácter sectario. Estos apoyos han permitido la expansión de su influencia en varios países, aprovechándose de la creciente polarización política.
Una respuesta que "se tome en serio la democracia"
Frente a ello, tanto formaciones de izquierdas como organizaciones feministas de toda España han querido mostrar su más absoluto rechazo. Desde SEDRA, la Federación de Planificación Familiar, consideran que "la creciente presencia pública de estos grupos debe ser respondida con acción política y pedagogía por parte de todos los sectores que, desde el respeto a la democracia y la libertad, reconocen e incorporan a la vida personal y social el respeto a la vida digna".
Raquel Hurtado, portavoz de la asociación, ha puesto de relieve que "la mayoría de la población española está alineada con estos derechos, que además están recogidos en la ley, por lo que es labor de las instancias públicas darlos a conocer y velar por su cumplimiento". "Esperamos poder asistir a muchos actos que, en el Senado, promuevan la salud y los derechos sexuales y reproductivos. Ello sería una prueba de que nos tomamos en serio la democracia y también problemas como el de la influencia de discursos y acciones que incitan al odio y a la eliminación de derechos", ha insistido en declaraciones para Público.
Figuras como la senadora Carla Antonelli y Ione Belarra han expresado su descontento ante la inminente cumbre en redes sociales. Antonelli ha subrayado en su cuenta de X (antes Twitter) que "la libertad de decidir sobre nuestro cuerpo no es negociable", enfatizando la importancia de proteger los derechos adquiridos. Belarra, líder de Podemos, se ha unido a esta crítica, instando a la ciudadanía a manifestarse, reivindicando que el retroceso en esta lucha es inaceptable. Por su parte, Loreto Arenillas, diputada de Más Madrid en la Asamblea, también se ha pronunciado, afirmando que "la política no debe ser un espacio para imponer creencias personales sobre la salud de las mujeres".
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