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Pamplona deja de honrar a los golpistas del 18 de julio
El Ayuntamiento continúa este miércoles las tareas de exhumación de la cripta del Monumento a los caídos de Navarra, donde han descansado durante más de cincuenta años los restos de los generales golpistas Emilio Mola y José Sanjurjo.
Alejandro Torrús
-Actualizado a
MADRID.- Fin a una infamia. La ciudad de Pamplona ya no rendirá homenaje a los generales golpistas Emilio Mola, conocido como el director del golpe de Estado de 1936, y al general José Sanjurjo, que se levantó contra la República en 1932 y estaba llamado a ser comandante en jefe de los golpistas en el inicio de la Guerra Civil. El Ayuntamiento de Pamplona, en una decisión histórica, entregó hace apenas dos semanas los restos mortales de Mola a sus descendientes y este miércoles exhumará los cuerpos del general Sanjurjo y de las otras seis personas que descansan en la cripta, que será clausurada como cementerio. De esta manera, el Ayuntamiento pondrá fin a los homenajes y misas en honor a los caídos del bando franquistas en un espacio público y cumplirá con la Ley de Memoria Histórica.
"La retirada de los restos los generales golpistas Emilio Mola y José Sanjurjo es una cuestión de sentido común, ya que es inconcebible que en una ciudad como Pamplona, que ha sufrido tanto durante la Guerra Civil y posterior régimen, sigan enterrados después de 80 años de la Guerra y 40 años de la muerte de Franco, los restos de estos militares en un lugar público y con honores militares", explica a Público el alcalde de Pamploma, Joseba Asiron.
El Monumento a los caídos, cuyo nombre original fue Navarra a sus Muertos en la Cruzada, es un edificio construido en 1942 con el fin de honrar a los caídos en defensa del ejército franquista. En su interior se encuentran inscritos los nombres de los navarros fallecidos en combate y en la cripta donde descansaban los restos del general Mola está inscrita la frase: "Porque más vale morir en combate que no ver el exterminio de nuestra nación y del santuario". El panteón central de la cripta mantiene la inscripción "Navarra a Mola" junto al escudo de la comunidad con la cruz laureada de San Fernando, otorgada por Franco. Según el documento del libro del Cementerio Municipal de Pamplona, Mola no habría sido trasladado al Monumento hasta el 15 de julio de 1961.
El Monumento a los caídos es un edificio construido en 1942 con el fin de honrar a los caídos que combatían en el ejército franquista
El nombre original del edificio se encuentra desde hace años tapado por el de Sala de Exposiciones Conde de Rodezno, idéntica denominación que daba nombre a la plaza y que honraba, pese a las triquiñuelas legales perpetradas por UPN, a Tomás Domínguez Arévalo, Conde de Rodezno durante la Guerra Civil y uno de los treinta y cinco altos cargos del franquismo imputados por la Audiencia Nacional en el sumario instruido por Baltasar Garzón por el delito de crímenes contra la humanidad.
El Consistorio de Joseba Asiron también cambió el año pasado el nombre de la plaza por el de Plaza de la libertad. Ahora, el consistorio abrirá, según narra Asiron, un "concurso internacional de ideas para decidir qué uso se le dará a este edificio". "La retirada de la simbología franquista significa resarcir la memoria colectiva de este lugar y honrar a todos y todas aquellas que durante tantos años lucharon sin amparo alguno para recuperar la memoria histórica de sus antepasados", añade el alcalde de Pamplona.
La exhumación correrá a cargo del presitigioso forense Francisco Etxeberria y un equipo de expertos de la sociedad Aranzadi. El equipo estará acompañado por los familiares de las personas enterradas y por un sacerdote que estará presente por si los allegados requieren sus servicios, tal y como se establece en el acuerdo entre Consistorio y Arzobispado.
La decisión del Ayuntamiento de Pamplona pondrá fin, por tanto, a los homenajes y las misas en suelo público en honor a los golpistas Mola y Sanjurjo. Concretamente, el general Mola está considerado como el "director del golpe de Estado" y suyan son las instrucciones que señalan que el objetivo es “eliminar sin escrúpulos ni vacilación a todos los que no piensen como nosotros”. El director, tras proclamar el estado de guerra el 19 de julio de 1936, dijo en Pamplona: “El restablecimiento del principio de autoridad exige inexcusablemente que los castigos sean ejemplares, por la seriedad con que se impondrán y la rapidez con que se llevarán a cabo, sin titubeos, ni vacilaciones”.
En su instrucción número 3, Mola ordenaba la purga inmediata de quienes se opusieran al Movimiento “no dejando ningún enemigo de peligro libre y procediendo con la mayor energía”. La instrucción número 5, del 20 de junio, establecía: “Ha de advertirse a los tímidos y vacilantes que aquel que no está con nosotros está contra nosotros, y como enemigo será tratado". El 31 de julio de 1936 la prensa francesa publicó que Prieto había sido elegido por el Gobierno de la República para negociar con los rebeldes, Mola exclamó: “¿Parlamentar? ¡Jamás! Esta Guerra tiene que terminar con el exterminio de los enemigos de España”.
En su instrucción número 3, Mola ordenaba la purga inmediata de quienes se opusieran al Movimiento “no dejando ningún enemigo de peligro libre y procediendo con la mayor energía”
La rapidez y la falta de vacilaciones de los golpistas, que preconizaba Mola, se sufrió especialmente en la ciudad de Pamplona, que hasta ahora le rendía tributo. Según el reciente estudio encargado por el Consistorio bajo el nombre Informe pericial sobre vulneraciones de derechos humanos sufridas por la población residente en Pamplona durante la guerra civil y la etapa franquista, 306 pamploneses, de los que 304 eran hombres y 2 mujeres, fueron asesinados durante la Guerra Civil y el franquismo por razones políticas y, en la mayoría de los casos (302), sin juicio previo ni sentencia firme.
Junto a los generales Mola y Sanjurjo están enterradas en la cripta del Monumento a los caídos otras seis personas, que representan cada una de ella a una de las merindades de Navarra. Así, en representación de la merindad de Tafalla se encuentra Joaquín Sota Garayoa, que se enterró en este lugar por ser el más joven que cayó en la batalla. Sólo tenía 15 años. Sus restos reposaban en el cementerio de Tafalla hasta que fue trasladado a la cripta del Monumento.
Si Joaquin Sota era el más joven, la persona de mayor edad que cayó en combate del bando franquista y que fue enterrada en representación de la merindad de Pamplona fue Severino Arregui Olalquiaga. La placa que le conmemora destaca que murió como voluntario en el Tercio Virgen de los Reyes, en Sevilla. Por la merindad de Estella se encuentra el capellán voluntario "desde el primer día del alzamiento" Pedro Martínez Chasco, que participó en el Batallón de Cazadores de Melilla.
También está enterrados en la cripta Jaime Munárriz Escondrillas, que fue herido en la noche del 18 al 19 de julio tras un intercambio de disparos con miembros de la UGT y que, según la inscripción que le acompaña, fallecería el día 21 de julio en el Hospital de Navarra. Por último, en representación de la merindad de Aoiz, se encuentran los hermanos Joaquín y Dimas Aznar Zozaya.
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