Este artículo se publicó hace 2 años.
La oratoria de Feijóo a examen: tono engolado, argumentos falaces y retranca gallega
Verónica Fumanal, Pedro Marfil y Luis Arroyo analizan el perfil de Núñez Feijóo como comunicador y parlamentario.
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El pasado seis de septiembre Pedro Sánchez le cogió la medida a Feijóo en el Senado y salió de ese cara a cara, el primero, anunciando que habría más. Aunque fue el presidente del PP quien buscó foco y le pidió a Sánchez que acudiese a la cámara baja a debatir con él- dada su condición de líder de la oposición sin escaño en el Congreso- ahora es el presidente del Gobierno quien más seguro se siente frente a Feijóo en el hemiciclo. Como jefe del Ejecutivo sus intervenciones no tienen límite de tiempo, algo que está en el reglamento pero que reprochan los populares, y está dispuesto a utilizarlo para desmontar el punto fuerte de su rival político: la imagen de solvencia que arrastra tras cuatro mayorías absolutas en Galicia.
"Al rival no hay que atacarle al punto débil, hay que atacarle al punto fuerte. Y Sánchez está atacando a los puntos fuertes de Feijóo yendo al Senado: ¿qué es si no aquello de 'insolvencia o mala fe'?", dice Pedro Marfil, politólogo y experto en comunicación política, en conversación con este periódico. Después de seis meses como líder de la oposición, tiempo suficiente para asentarse pero no tanto para girar un discurso de presidente de una comunidad a líder de la oposición, ¿cuáles son los puntos fuertes y débiles de Feijóo desde la tribuna?.
"Es una persona que comunica de forma efectiva, que maneja bien los dobles sentidos y las ambigüedades", señala la politóloga y Presidenta de la Asociación de Comunicación Política (ACOP), Verónica Fumanal. ¿Es la ambigüedad calculada uno de sus recursos? "Sí, Feijóo es tan hábil en eso que la falta de respuesta a algunas preguntas la suple con esa habilidad retórica para despistarse", apunta Fumanal.
Luis Arroyo, periodista y consultor internacional que trabajó como asesor de diferentes cargos en gobiernos del PSOE, lleva meses prestando atención al fondo y las formas del líder de la oposición. "Es un hombre correcto", comienza, "pero me parece un pelín engolado a la hora de hablar, con un tono más lento, como de profesor, y eso puede hacer que los argumentos falaces pasen desapercibidos". ¿Cómo?. "Sí, con al prosodia de Feijóo parece que no está diciendo nada y pasan desapercibidos algunos datos falaces y de trazo grueso". Arroyo señala, por ejemplo, que no es cierto sea el país que menos crece de la Unión Europa, como repite Feijóo en cada foro y frente a cada micrófono.
Para muestra, otro botón, dice el consultor al otro lado del teléfono: "Feijóo ha negado en Bruselas que llamara 'timo ibérico' a la excepción ibérica y que esté en contra de ese mecanismo". El PP ha utilizado esa expresión en numerosas ocasiones contra el Gobierno y Feijóo defendió acabar con la excepción ibérica. "Viendo estas cosas creo que acertó a quien se le ocurriera la idea de que Sánchez le dijese aquello de 'insolvencia o mala fe', es una buena estrategia", dice Arroyo. Feijóo recogió este guante en el debate del martes y lo usó contra Sánchez.
Coincide Marfil en ese tono engolado y serio de Feijóo que señala Arroyo pero lo achaca sobre todo a su herencia de presidente de la Xunta. "Él viene después de un liderazgo como el de Casado que nos tenía acostumbrados a ocurrencias, titulares y declaraciones altisonantes, pero el suyo es un perfil más institucional. Se nota para lo buen en el tono", dice.
El traje de presidente de la Xunta, a medio quitar
Lo que no pasa desapercibido es que Feijóo, por momentos, sigue hablando como presidente de la Xunta de Galicia. El último ejemplo lo vimos el pasado martes en el Senado, donde el líder del PP volvió a centrar parte de su intervención en defender su gestión en la Xunta e incluso, en un lapsus, se refirió a sí mismo como su presidente, en primera persona. "Está claro que no está habituado a desarrollar una narrativa desde la oposición", señala Marfil. Feijóo llevaba catorce años gobernando en Galicia, y con cuatro mayorías absolutas. "Él era mucho más competitivo como presidente de Galicia que como líder de la oposición, porque una institución y el poder de ejecutar te da mucha más presencia que la mera retórica", dice también Verónica Fumanal.
Los tres expertos que han participado en este análisis coinciden en que a Feijóo se le menos "a gusto y natural" en la política nacional, lo que hace que "resulte menos convincente". "Él tiene muy claro cual era el proyecto para su comunidad, y por eso lo sigue repitiendo siempre que puede, pero España es mucho más que la suma de 17 comunidades", señala Fumanal.
La retranca gallega, ¿una aliada?
Hay quien ve en Feijóo un parecido con Rajoy. Los dos son gallegos y el segundo hizo de la retranca gallega una aliada política. "Rajoy tenía más retranca y le salía más natural y mientras más natural te salga más creíble serás, la credibilidad lo es todo", dice Marfil. Además, el contexto es diferente porque Feijóo aterrizó en Madrid con el traje puesto: él era el gestor. "Eso es lo que debería mostrar y no entretenerse con asuntos de ser más cercano o gracioso, porque no es lo que se espera de él", considera el analista.
Arroyo identifica la falta de capacidad de improvisación como uno de los puntos débiles en la tribuna. "Noto que en las réplicas tiene que volver al papel, por lo que veo en los discursos en el Senado. En eso Rajoy lo hacía muy bien, era muy rápido", concluye.
Lleva solo seis meses y el nuevo Feijóo parlamentario era quizás el menos importante para Génova, teniendo en cuenta que su condición de senador le limitaba. Ahora, con la estrategia clara de Sánchez de ponerle en el foco y dejarle hablar, la pregunta es: ¿se construye de igual manera la marca electoral de un presidente que de alguien que quiere serlo? ¿ha asumido la oratoria de un líder de la oposición?.
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