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El "no" al referéndum del Estatut: cuando las bases de ERC forzaron a la dirección a cambiar de posición

En 2006, la formación, liderada por Josep-Lluís Carod-Rovira, defendió inicialmente el voto nulo en la consulta, pero la militancia se opuso. El giro supuso la expulsión de ERC del Govern y aceleró el final del primer tripartito.

La portavoz de ERC, Raquel Sans, durante una rueda de prensa, en la sede de ERC, a 29 de julio de 2024, en Barcelona, Catalunya (España).
La portavoz de ERC, Raquel Sans, durante una rueda de prensa, en la sede de ERC, a 29 de julio de 2024, en Barcelona, Catalunya (España). Lorena Sopêna / Europa Press

Los casi 8.700 militantes de ERC decidirán este viernes el futuro a corto plazo de la política catalana en una consulta interna. Si validan el preacuerdo logrado por la ejecutiva de la formación con el PSC para la investidura de Salvador Illa, el primer secretario de los socialistas catalanes probablemente será escogido nuevo president de la Generalitat ya la próxima semana. Si lo rechazan, el escenario se complicará y la posibilidad de una repetición electoral en octubre ganará mucha fuerza.

Después de que este mismo miércoles los Comuns hayan dado el visto bueno a su pacto con el PSC, el "sí" de las bases republicanas es el último paso que le falta a Illa para llegar a la presidencia del Govern, un cargo que bajo las siglas de su formación solo han ostentado Pasqual Maragall (2003-2006) y José Montilla (2006-2010).

En concreto, los afiliados a ERC tendrán que contestar telemáticamente si están de acuerdo con que el grupo parlamentario "vote a favor de la investidura del candidato socialista a cambio de la soberanía fiscal, la promoción y protección de la lengua catalana, la Convención Nacional para la resolución del conflicto político y el resto de medidas acordadas".

El resultado de la consulta a la militancia de ERC es incierto por la crisis interna del partido

Aparentemente, el resultado de la consulta es incierto, teniendo en cuenta la situación de crisis interna que vive ERC después del pésimo último ciclo electoral, que provocará cambios profundos en la dirección –la secretaria general, Marta Rovira, dejará el cargo en el congreso nacional de noviembre, en el que Oriol Junqueras aspira a volver a la presidencia–. Una tensión orgánica que ha ido a más después de que transcendiera que los carteles contra los Maragall por el alzhéimer salieron del propio partido.

Por todo ello, el malestar en las bases con la dirección es patente y esto podría traducirse en un voto contrario a la investidura de Illa, a pesar de los esfuerzos de los últimos días de la dirección para defender las bondades del preacuerdo, con la posible consecución de un nuevo modelo de financiación autonómica como principal bandera. De hecho, no sería la primera ocasión que la militancia republicana tumba una decisión trascendente de la cúpula de Esquerra.

La estocada al primer tripartito

Para encontrar el precedente más significativo tenemos que retroceder casi dos décadas y situarnos en mayo de 2006. Era la época del primer Govern tripartit de la Generalitat, presidido por Pasqual Maragall, con la aprobación del nuevo Estatut como principal proyecto político del momento. El 30 de septiembre del año anterior, el Parlament había aprobado la normativa, pero posteriormente el texto sería notablemente recortado en el Congreso.

En 2006 hubo un precedente en ERC con el voto del Estatut

Esto generó malestar en ERC y llevó a la ejecutiva, que presidía Josep-Lluís Carod-Rovira, a apostar en primer término por pedir el voto nulo en el referéndum sobre el Estatut, fijado para el 18 de junio. Pero el 3 de mayo la formación celebró una docena de asambleas territoriales, en las que, de manera contundente, la militancia se decantó por el "no" al Estatut, con la única excepción de la asamblea de las Terres de l'Ebre. Dos días después, la ejecutiva republicana viró del voto nulo al "no" en el Estatuto, a raíz del posicionamiento de las bases, una decisión que sería ratificada en el Consejo Nacional del día siguiente, 6 de mayo.

El movimiento de ERC tuvo un impacto inmediato en la política catalana del momento. A pesar de que Carod-Rovira defendió que no tenía qué afectar la estabilidad del Govern tripartit que conformaban con PSC e iCV-EUiA, el día 11 Pasqual Maragall expulsó a los republicanos del ejecutivo, con el argumento de que habían incumplido el "compromiso explícito" de evitar el "no" al referéndum del Estatut.

Esto comportó que fueran destituidos los seis consellers de ERC: Josep Bargalló (conseller primer), Xavier Vendrell (Gobernación y Administraciones Públicas), Marta Cid (Educación), Josep Huguet (Comercio), Anna Simó (Bienestar y Familia) y Manel Balcells (Universidades). En la práctica, aceleró el final del primero tripartito, puesto que poco después Maragall convocaría elecciones al Parlament para el 1 de noviembre de aquel año.

Ya sin él como candidato, los resultados de los comicios permitieron la formación de un segundo Govern tripartit, en este caso presidido por Montilla y con Carod-Rovira de vicepresidente. A pesar de las inherentes tensiones internas en un ejecutivo de coalición, pudo completar los cuatro años de legislatura y, de hecho, hasta ahora es el último Govern de la Generalitat que lo ha podido hacer.

Pese al llamamiento de ERC a votar "no", el "sí" se impuso con claridad en el referéndum del Estatut, con el 74% de los votos a favor y apenas el 20,8% en contra. La participación de la consulta fue baja y no llegó ni al 49%. Posteriormente, en 2010, el Tribunal Constitucional recortaría todavía más la normativa, en una sentencia que sería determinante para que el soberanismo creciera, ganara fuerza en la calle y el procés independentista se convirtiera en el eje de la política catalana durante más de una década. Pero esto ya es otra historia.

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