Este artículo se publicó hace 2 años.
Medio año de cárcel para el primer votante del 1-O condenado por atentado contra la autoridad
Es la primera condena que se impone a uno de los votantes del 1-O que se concentraron en los centros donde había instaladas urnas para tratar de evitar que la Policía impidiera el referéndum.
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Una jueza de Barcelona ha condenado a seis meses de cárcel al primer votante del 1-O que se sentó en el banquillo por agredir a dos agentes de la Guardia Civil que se desplegaron para impedir el referéndum en un ambulatorio de Sant Andreu de la Barca (Barcelona).
En la sentencia, que la defensa ha recurrido, la titular del Juzgado de lo Penal número 2 de Barcelona condena al procesado por un delito de atentado a la autoridad y otro leve de lesiones y le obliga a indemnizar con 500 euros a un agente que resultó herido, además de pagar una multa de 210 euros.
Ante la alegación de la defensa de que el procesado actuó amparado por el derecho de manifestación, la sentencia resalta que no consta que los organizadores de la protesta comunicaran a la autoridad gobernativa correspondiente el "lugar, fecha y hora de duración de la misma, su objeto y las medidas de seguridad prevista", como exige la ley.
Esta condena, que avanza este jueves el digital ElNacional.cat, es la primera que se impone a uno de los votantes del 1-O que se concentraron en los centros donde había instaladas urnas para tratar de evitar que la policía impidiera el referéndum, como ordenaba el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC).
En concreto, la sentencia sostiene que el acusado se encontraba en la "primera línea" de un grupo de manifestantes que impedían el paso a tres agentes uniformados de la Guardia Civil que acudieron al ambulatorio para dar cumplimiento a la orden del TSJC de impedir la votación.
Según la juez, "con el fin de menoscabar el principio de autoridad", el procesado agarró por la cintura a un sargento de la Guardia Civil y propinó un empujón a otro de los agentes, lo que provocó que ambos se cayeran por una escalera.
Una vez en el suelo, considera probado la magistrada, el acusado "clavó su codo en el cuello del agente" y le "inmovilizó" el brazo, de forma que el guardia civil tuvo que pedir ayuda a sus compañeros para zafarse de él.
Ante los "gritos de auxilio" del agente, añade la sentencia, dos guardias civiles acudieron en su ayuda y procedieron a la "reducción del acusado, utilizando la fuerza mínima indispensable".
En el momento de la detención, añade la sentencia, el acusado mordió en la mano a uno de los agentes, aunque no le provocó lesión alguna dado que este iba provisto de unos guantes anticorte.
Tras recordar que fue el único votante detenido en ese local de votación, la jueza sostiene que el procesado no se resistió "de forma pasiva y pacífica" a que la Guardia Civil llevara a cabo su cometido, sino que lo hizo "empleando violencia contra los agentes".
"El acusado no se hallaba ejerciendo el derecho de manifestación pacífica que se alega, sino que su actuación tenía por finalidad que la fuerza actuante no pudiera entrar en el edificio donde se hallaban instaladas las urnas y requisar las mismas, en cumplimiento del mandato judicial referido", mantiene la jueza.
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