Con la resaca de los resultados de las elecciones al Parlament del 12M  apenas superada, la política catalana vive los primeros pasos de unas negociaciones para la investidura de final incierto y sin que pueda descartarse ni de lejos el escenario de un nuevo paso por las urnas en octubre. La única certeza es que las conversaciones, en cualquier caso, serán largas.

El primer secretario del PSC y ganador de los comicios, Salvador Illa, es el principal favorito para lograr la presidencia de la Generalitat y, en parte, conseguirlo dependerá de la habilidad de la comisión negociadora del partido. Un equipo integrado por seis personas y que lidera la número dos de la formación, Lluïsa Moret.

Después de los primeros contactos telefónicos de la semana pasada, la previsión es que en esta arranquen las reuniones formales. Con el único veto a la extrema derecha –Vox y Aliança Catalana–, la voluntad expresada por los socialistas es hablar con todas las otras fuerzas, desde la CUP a Junts, pasando por el PP, los Comuns y, sobre todo, ERC.

Alcaldesa de Sant Boi de Llobregat (ciudad del área metropolitana de Barcelona) desde hace una década y presidenta de la Diputación de Barcelona desde junio pasado, Moret no ha dejado de ganar presencia y poder desde que Illa se hizo con el liderazgo de los socialistas catalanes. Ahora, es la principal fontanera –la persona que controla el aparato– y negociadora de la formación.

Ascendida formalmente a viceprimera secretaria del PSC en el congreso que el partido celebró en marzo, ya hacía tiempo que ejercía de facto de número dos del partido y de mano derecha de Illa. Ella es quien controla el poderoso aparato socialista y quien ha liderado las exitosas tres últimas campañas –municipales y generales del año pasado y las recientes autonómicas–, que han culminado un exitoso ciclo electoral del PSC.

Junto a Moret están los diputados Alícia Romero y Ferran Pedret –ambos con más de una década de experiencia en la cámara–, y personas claves del equipo de organización del partido: José Luis Jimeno, Joaquín Fernández y Javier Villamayor.

Todos son dirigentes de la más estricta confianza de un Illa que en los últimos tres años y medio se ha podido construir una ejecutiva a su medida y crearse su particular guardia de corps, que en parte proviene del equipo que él mismo lideró durante su etapa como secretario de Organización (2016-2021).

Acostumbrada a cerrar acuerdos

En favor de Moret juega que es una dirigente acostumbrada a articular acuerdos. De hecho, en su ciudad siempre ha gobernado con los Comuns –inicialmente con ICV–, mientras que en la Diputación encabeza un gobierno muy amplio, también con la formación de izquierdas, el partido municipalista Tot per Terrassa, dos diputados independientes de Junts y con ERC, que se incorporó a él justo después de las generales.

Bien conectada con las formaciones de izquierdas, Moret no genera anticuerpos en el resto de fuerzas y, por ejemplo, negoció directamente con el todavía presidente de Esquerra, Oriol Junqueras, la entrada de los republicanos en el ejecutivo provincial.

No se puede obviar que con Junqueras comparten comarca –Baix Llobregat– y que Moret no es precisamente uno de los perfiles más duros y hostiles con el independentismo de la actual cúpula socialista. En esta ocasión, y con el momento de transición que vive ERC por su batacazo en las urnas, Moret tendrá que negociar fundamentalmente con la todavía secretaria general de Esquerra, Marta Rovira.

Pese a que nació en Barbastro (Huesca) en 1965, ya de muy pequeña Moret se instaló en Sant Boi, donde se ha formado y ha desarrollado el grueso de su trayectoria profesional y política. Licenciada en Psicología por la UB y con un máster en Estudios de las Mujeres y Políticas de género, no es un caso de militancia política precoz, puesto que no se afilió al partido hasta el 2000, con 35 años.

Su estreno en política institucional llegaría en 2007, ya con 42, cuando formó parte de la candidatura para las elecciones municipales y se convirtió en concejal y, posteriormente, en teniente de alcaldía del gobierno local.

Con casi 84.000 habitantes, Sant Boi es la segunda ciudad más poblada del Baix Llobregat –solo por detrás de Cornellà–, uno de los principales graneros de votos del PSC. De hecho, los socialistas ostentan ininterrumpidamente la alcaldía desde 1979, después de imponerse en 12 comicios consecutivos. Comandando las áreas de Bienestar y Ciudadanía –controlaba los servicios sociales–, el primer gran salto adelante político de Moret llegó en mayo de 2014, cuando relevó a Jaume Bosch al frente del consistorio.

Como cabeza de lista, consiguió revertir la tendencia a la baja del partido. Después de que en 2011 Bosch perdiera la tradicional mayoría absoluta de los socialistas en la ciudad, en 2015 Moret estabilizó los 10 concejales –de un total de 25– y ganó dos puntos de apoyo –hasta el 32,4% de los votos–, en un contexto político marcado por el procés y por el peor momento electoral del PSC en su historia.

Gobernó con mayoría gracias a un acuerdo con ICV-EUiA, que repetiría en 2019 –ahora ya bajo la marca de los Comuns–, a pesar de que podía haberlo hecho en solitario, al acumular ya 13 de los 25 representantes municipales. El año pasado, Moret consiguió una súper mayoría de 16 ediles, tras recibir casi la mitad de los votos –48,4%–, pero aun así reeditó el acuerdo de gobierno con los Comuns.

Ascenso interno junto a Illa

En paralelo a su consolidación como alcaldesa, Moret no ha dejado de ganar peso en el partido a nivel nacional en la última década. En 2016, por ejemplo, fue uno de los apoyos de la alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet, Nuria Parlon, en su ajustado pulso con Miquel Iceta por el liderazgo de la formación.

El futuro ministro se impondría –54% a 46%–, pero tanto Parlon como Moret contribuyeron decisivamente a que Illa saliera del cónclave como nuevo secretario de Organización, es decir, la persona que controla el aparato, la estructura interna del partido. Y Moret se integraría en su equipo.

Cinco años más tarde, sería ella misma quién asumiría el cargo de fontanera en jefe de los socialistas catalanes, como nueva viceprimera secretaria de Organización y Acción Electoral, área que le dio una notable ascendencia interna, que consolidaba su poder creciente en la formación.

A pesar de provenir del Baix Llobregat, Moret rehúsa la etiqueta de "capitana" socialista, que considera de una "otra generación política", la que lideraban José Montilla, José Zaragoza o el mismo Miquel Iceta. Con un estilo notablemente diferente al de estos dirigentes y con el feminismo como una de sus grandes banderas, no se puede decir que ahora mismo la cuota de influencia orgánica de Moret sea inferior a la que ostentaron los antiguos capitanes del Baix Llobregat.

Hace dos meses, su poder se formalizó con el nombramiento como viceprimera secretaria del partido, una manera de premiar también los exitosos resultados de las campañas que ha liderado. Si en los comicios autonómicos de febrero de 2021 la formación volvió a lograr una victoria en las urnas tras más de una década de sequía, en las municipales y las generales del año pasado se impuso con mayor rotundidad.

Una tendencia que ha consolidado el reciente 12M y que permiten afirmar que el PSC ha recuperado la hegemonía política catalana. Como Illa, Moret apuesta por profundizar el autogobierno y agotar al máximo las competencias previstas en el Estatut de Catalunya.

Un equipo experimentado

El equipo negociador que lidera Moret es muy experimentado. Los nombres más conocidos son los de Alícia Romero y Ferran Pedret, ambos diputados en el Parlament desde 2012 y números dos y cinco, respectivamente, de la lista por Barcelona que lideraba Illa a los comicios. Si Lluïsa Moret es la mano derecha del primer secretario socialista en el partido, Romero lo es en el Parlament.

Portavoz parlamentaria durante la pasada legislatura, fue la encargada de negociar los principales acuerdos logrados con el Govern de Pere Aragonès, como por ejemplo los Presupuestos de 2023 y 2024, estos últimos no aprobados después del no de los Comuns y de Junts.

Representante de una estirpe socialista –su padre fue diputado en el Congreso, su madre, en el Parlament–, Pedret fue secretario primero de la Mesa del Parlament el último mandato y es también el secretario del Área de Mejora del Autogobierno y Acción Federal de la formación.

José Luis Jimeno, Joaquín Fernández y Javier Villamayor, en cambio, son perfiles con menor proyección pública, pero con mucha ascendencia orgánica. El primero fue alcalde de Badia del Vallès (Barcelona) durante una década (1999-2009) y actualmente es asesor de Moret en la Diputación y también forma parte de su equipo al área de Organización y Acción Electoral. 

Fernández, que como Moret es del Baix Llobregat, es el secretario de Política Municipal y como tal tuvo un rol importante en la confección de las candidaturas de los comicios locales de hace un año. Y Villamayor es el secretario de Programas del partido, además del coordinador general de la Diputación de Barcelona, después de ser teniente de alcaldía en Tarragona entre 2011 y 2019.