Este artículo se publicó hace 5 años.
La ManadaEl letrado de 'La Manada' ataca a la credibilidad de la víctima y desprecia su relato: "Para que sea 'no', hay que decir 'no'"
Agustín Martínez Becerra defiende ante el Tribunal Supremo que se ha vulnerado la presunción de inocencia de los cinco condenados por abuso sexual, y defiende que “la sociedad” ya dictó sentencia condenatoria el 8 de julio de 2016 (el día después de haberse producido los hechos), sin olvidarse de cuestionar, una vez más, la credibilidad de la víctima de la violación. “Esto no eran cinco lobos que iban rodeando a una chica”.
Marisa Kohan
Madrid--Actualizado a
El letrado de La Manada ha superado expectativas previstas, asegurando que las auténticas víctimas de este proceso son, en realidad sus cinco representados, y volviendo a atacar la credibilidad del relato de la verdadera víctima, violada el 7 de julio de 2016 en Pamplona. El recurso de casación de las acusaciones ha llevado este viernes el caso de La Manada ante el Tribunal Supremo, que ha comunicado su decisión de aumentar la condena a 15 años de cárcel por entender que sí hubo violación .
El Alto Tribunal ha incrementado de esta manera las penas de 9 años de cárcel para cada uno de los condenados. Esta condena fue dictada en primera instancia por la Audiencia de Navarra, y ratificada por el Tribunal Superior de dicha comunidad foral el pasado mes de diciembre.
El abogado Agustín Martínez Becerra, con tono forzadamente suave, casi lastimero, ha basado su defensa en intentar desmontar el relato de la víctima, en buscar contradicciones entre sus respectivas declaraciones, para intentar sostener su tesis: “Esto no eran cinco lobos que iban rodeando a una chica”, sino que todos ellos, “Iban buscando un lugar tranquilo y oscuro, y ella encabezaba el grupo [para mantener relaciones sexuales]".
"¿Qué tenía que hacer la denunciante? Simplemente decir 'no es no'". "Para decir 'no', hay que decir 'no'"
Todo su discurso frente al tribunal ha estado centrado en negar que hubiera la más mínima violencia o intimidación, y para ello no ha dudado en despreciar el relato de la víctima: “Estaban buscando un sitio donde mantener relaciones sexuales, que es lo que habían pactado desde el principio”.
En esta línea, el letrado ha insistido en que, en primera instancia la víctima "en ningún momento consideró que tuviera el menor síntoma de agresión por su parte", y ha querido reinterpretar el eslogan feminista "No es no", para defender sus posiciones. "¿Qué tenía que hacer la denunciante?. Simplemente decir 'no es no'". "Para decir no, hay que decir no".
Así, Mártinez Becerra basó su intervención ante el alto Tribunal en la repetición de sus argumentos más utilizados a lo largo de los últimos tres años: que la víctima al denunciar actuó con "motivaciones espúreas", motivadas por el robo de su móvil por parte de los agresores, y ante el miedo a que los vídeos grabados durante la agresión fueran difundidos en las redes sociales.
Para intentar reconstruir esta versión, el abogado se ha remitido a escenas concretas, y ha puesto en duda que la joven aguardara frente a la puerta de un hotel, en el que entraron los condenados, si no quería mantener relaciones con ellos. "¿Qué estaba esperando en la puerta de un hotel? Lo que estaba esperando, la respuesta racional, es que estaba esperando si había habitación".
Órdago al proceso
Martínez Becerra llegó mucho más allá de lo que se podía haber esperado en la defensa de sus clientes en esta fase, e intentó hacer un órdago al proceso en su conjunto. Durante la vista ante el Tribunal Supremos comenzó a desmontar uno por uno los distintos puntos de los hechos probados de la sentencia ratificada por el Tribunal Supremo de Navarra que, según su entender, no reflejan la realidad y "no resisten una mirada objetiva".
Defendió sin paliativos el voto particular del juez Ricardo González, que en primera instancia se desmarcó de la opinión principal de los otros dos letrados y pidió la libre absolución de los acusados por entender que lo que ocurrió aquella noche de Sanfermines fue un "ambiente de jolgorio y regocijo".
Por ello Martinez Becerra acabó pidiendo ante la sala Segunda de lo penal del alto tribunal que se "impugnaran los hechos probados", cosa que no corresponde a la fase de casación en la que se encuentra el proceso y que vendría a suponer al anulación el relato entendidos como probados en las dos instancias anteriores en los tribunales navarros.
Martínez Becerra ha abundado ante el alto tribunal la idea de la supuesta vulneración de derechos a los que han sido víctimas sus defendidos, especialmente, de su presunción de inocencia, y ha afirmado que "la sociedad ya dictó sentencia condenatoria el mismo 8 de julio de 2016", un día después de haberse producido los hechos.
"No hemos tenido un juicio justo", insistía, pidiendo la absolución de sus representados. Dirigiéndose al tribunal, el letrado le ha pedido "remar contracorriente", "librar del injusto castigo al inocente", pese al rechazo que anticipa por parte de la opinión pública.
Antes de acabar la vista, las acusaciones particulares han querido volver a tomar la palabra para rebatir las afirmaciones de Martínez Becerra.
El abogado del Ayuntamiento de Navarra, una de las acusaciones particulares personadas en esta causa, afirmó que "no es cierto que no se haya realizado un juicio justo. Tampoco que haya sido una sentencia inmotivada. Basta con leerla" y recordó que la Audiencia de Navarra tenía tres magistrados y que tan sólo uno de ellos decidió libremente emitir un voto particular en contra de la opinión de los otros dos. Recordó, además, que ese voto particular realizado por Gonzáles tienen más de 200 páginas, lo que duplica la sentencia redactada por la mayoría de la Audiencia de Navarra. "Este voto hubiera sido imposible si se hubiera producido en la forma en la que nos la presenta el abogado de la defensa. Si otro juez se hubiera sumado al voto particular, el sentido de la sentencia habría cambiado", afirmó.
Mucho más contundente en su respuesta fue el Ministerio Fiscal. En su turno de palabra, la fiscal Isabel Rodríguez afirmó que "somos ajenos a la presión mediática. Le puedo garantizar que todas las personas tienen un juicio justo. No nos movemos por movimientos sociales o mediáticos al tomar decisiones jurídicas", afirmó. "Que se nos diga que el único motivo por el que estamos aquí es por una motivación espúrea de la víctima que para que no salgan unas imágenes no la podemos tener en consideración, porque bastaría con ir al juzgado de guardia y la difusión de las imágenes hubieran paralizado".
La fiscal remarcó que "llevamos tras años escuchando esto" y reprocha a Martínez Becerra que hablara de que lo que sucedió aquella noche fue una juerga. "Que tipo de juerga acaba con una mujer desnuda en un portal, robándole el móvil a la víctima y no por un interés económico, porque lo luego lo tira a la papelera?", concluye Rodríguez.
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