Este artículo se publicó hace 3 años.
Franquismo'Los leones rojos', el himno de la selección de fútbol republicana censurado por Franco
Su letra no tenía connotaciones políticas y su título aludía al escudo y a la camiseta, pero fue silenciado por el franquismo. El periodista Jesús Hurtado atesora en su colección de objetos futbolísticos el único disco en el que está grabada la canción.
Madrid-
Jesús Hurtado atesora una copiosa colección de objetos relacionados con el fútbol, por lo que hace años no pudo resistirse a comprar un disco de pizarra que se anunciaba en una web de compraventa. No lo atrajeron las 78 revoluciones por minuto a las que giraba el pasodoble Hoy torea Marcial, el gancho del vendedor, sino una canción que figuraba en la cara A con una escueta descripción que remitía al balompié.
"Ya tenía vinilos con los himnos del Madrid o del Atleti, pero me llamó la atención un disco tan antiguo y, sin tener ni siquiera un reproductor para escucharlo, lo compré por seis euros. ¡Quién me iba a decir que se trataba de un himno dedicado a la selección española durante la Segunda República!", explica el veterano periodista, quien tuvo que esperar a un viaje a Alcalá la Real para hacerse en una tienda de antigüedades con una vitrola polvorienta.
Su título, Los leones rojos, sumiría aquella canción en el olvido, aunque antes pudo ser escuchada durante las retransmisiones radiofónicas de tres partidos contra la Alemania nazi (Colonia, 1935), Suiza (Berna, 1936) y Portugal (Vigo, 1937). Con música de Francisco Gravina, la voz de Pablo Hertogs ensalza la "legendaria fiereza" del equipo, si bien en su letra no hay ninguna connotación política.
Los leones hacen referencia al escudo de la selección y los rojos, al color de la camiseta. Sin embargo, la censura franquista desecharía la composición por su apariencia republicana, pese a que en ningún momento se menciona ese período. Sus letristas, Francisco Ramos de Castro y González Tablas, no incluyen ningún alegato ideológico y se limitan a destacar la "franca entereza", el "entusiasmo" y la "indómita bravura" de aquella Roja.
Grabado en Barcelona por la discográfica La Voz de su Amo (Compañía del Gramófono S.A.E.) e interpretado por la Banda Hispánica bajo la dirección de Pascual Godes, apenas fue radiado en dos emisoras de Zaragoza y la Ciudad Condal, donde Pablo Hertogs ya había registrado otras piezas. El cantante de zarzuela despertó la curiosidad de Jesús Hurtado, autor del blog Velezedario, quien investigó su vida y se puso en contacto con sus familiares.
"Consulté la guía telefónica y di con un sobrino que vivía en Madrid. Me contó que era un barítono que tuvo que emigrar a Argentina. También hablé con dos primas que residían en Alicante y Tenerife y, así, comencé a reconstruir su historia. Era hijo de un ingeniero belga que vino a trabajar a Madrid, cantaba muy bien y protagonizó la película El gato montés, que fue un pelotazo. En su pleno apogeo, lo llamaron para grabar el himno en 1934".
Jesús Hurtado llegó a contactar con otros parientes en Uruguay, pero su biografía se había desteñido con el tiempo. Quizás Pablo Hertogs nació en Getafe en 1907 y falleció en Montevideo en 1970, donde se instaló tras pasar por Buenos Aires. "Le habían impedido trabajar en España por mal patriota tras haber grabado Los leones rojos y terminó cantando en teatros de segunda fila. A los 38 años dejó la música debido a una afección cardiaca y, aunque tuvo ofertas para regresar a España, las rechazó y siguió malviviendo en Uruguay".
Allí contrajo matrimonio con su tercera mujer, con la que tuvo cinco hijos. Antes se había casado con la actriz María del Pilar Lebrón, su compañera de reparto en El gato montés (Rosario Pi, 1935), cuyo estreno coincide con la época dorada del artista. Nunca la olvidaré, de la zarzuela La embajada en peligro, o Me da mucho que pensar, de La Dolorosa, forman parte de su legado discográfico. Sin embargo, Hurtado rebuscó en los archivos sonoros institucionales y no logró encontrar el himno de la selección.
Sus pesquisas no dieron fruto porque había sido amordazado tras la victoria de las tropas de Franco. "Todo lo que sonaba a rojo fue a parar al desguace, sin necesidad de que los censores escuchasen la canción. Así, la grabación desapareció, hasta el punto de que creo que soy la única persona que conserva el disco de pizarra, excepto que haya un coleccionista raro que lo guarde entre miles de álbumes", especula el periodista.
Hurtado explica que durante la Segunda República la selección no tenía himno, por lo que el de Pablo Hertogs se grabó para radiarlo durante los prolegómenos y el descanso de los partidos. "No sonó mucho porque durante la guerra civil España jugó pocos encuentros y luego fue censurado por el franquismo, cuando en realidad es muy limpio y pulcro, nada político. Podría haberse preservado, pero aquel título fue su perdición".
Cuando se escuchó Los leones rojos ya no estaba Zamora, el portero del Mundial de Italia de 1934, donde el combinado español cayó en cuartos de final ante los anfitriones. Curiosamente, en la colección de Hurtado brillan unas botas del guardameta que le compró hace ya un cuarto de siglo al nieto de Ángel Romera, un zapatero malagueño que se las remendaba y que había jugado como portero en su juventud. Un año después de la derrota en Florencia, Eizaguirre tomó su testigo bajo los palos en el estadio de Müngersdorfer, donde la Alemania nazi sucumbió por 1-2.
El once lo completaron Zabalo, Quincoces, Cilaurren, Muguerza, Lecue, Vantolrá, Iraragorri, Lángara, Luis Regueiro y Gorostiza. En Neufeld, el cancerbero fue Blasco y las otras novedades, Aedo, Zubieta, Roberto, Vantolrá y Lecue. En Balaídos, en un partido apoyado por Franco y con el escudo de la Falange bordado en la ya camiseta azul, también saltaron al campo Ciriaco, Aranaz, Ipiña, Epi, Gallart, Vergara, Chacho y Vázquez.
La letra del himno, más oficioso que oficial —en realidad, pretendía homenajear a la selección con su prosa aguerrida, que no marcial—, volvió a salir a la luz durante la democracia, cuando Gerardo González dio con la partitura "cuando revisaba papeles" en busca de documentación para el libro Real Federación Española de Fútbol 1913-1988, publicado con motivo de su 75 aniversario.
El diario El País se hacía eco en 1993 del hallazgo del entonces jefe de prensa y luego secretario general de la RFEF y, de paso, aprovechaba para entrevistar a Quincoces, quien no recordaba haber escuchado el himno de Los leones rojos. "Ni idea", declaraba al borde de los noventa años. "En los partidos se tocaba el nacional o, cuando la República, el de Riego", añadía.
Tampoco los familiares de Pablo Hertogs eran conscientes de su existencia, ni mucho menos de que le había prestado su voz el barítono madrileño. "Una prima suya pensaba que había grabado el himno del Barcelona, cuando en realidad había grabado el himno de la selección española en Barcelona", explica Hurtado, a quien le quisieron comprar el disco. "Lógicamente, no lo vendí porque es una pieza única". Singular memoria sonora de una España silenciada.
Rojos leones ardientes
de legendaria fiereza
los de jugadas valientes
los de la franca entereza.
Aunque a vuestro paso ladre
la impotencia del felón
España, como una madre,
os lleva en el corazón.
Y cuando tiende los ojos
lanza ese grito triunfal:
¡Vivan mis leones rojos
del equipo nacional!
Leones españoles
vibrantes como acero
templado por las aguas
del Tajo, del Nervión.
A fuerza de entusiasmo
se impone al mundo entero
la indómita bravura
de vuestro corazón.
Seguid siempre adelante
que España os acompaña
no tuerzan vuestro rumbo
la farsa ni el baldón.
Tan limpio es vuestro juego
como el blasón de España.
Leones españoles
avanti y al balón.
Seguid siempre adelante
que España os acompaña
no tuerzan vuestro rumbo
la farsa ni el baldón.
Tan limpio es vuestro juego
como el blasón de España.
Leones españoles
avanti y al balón.
¡Al balón!
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