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Quedan muy pocos días para las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Este martes 5 de noviembre se sabrá si una de las tres economías más importantes del mundo elige por primera vez en su historia a una mujer racializada como presidenta o vota recuperar el trumpismo en la Casa Blanca. Kamala Harris o Donald Trump: el mundo entero está pendiente de la decisión de los estadounidenses; especialmente Europa, que contiene la respiración ante el posible regreso de Trump.
¿Y España? ¿Qué se juega la política en las elecciones del país norteamericano?
"Tenemos que ser conscientes de que España es una potencia media y que como tal tiene un peso específico", explica Esther Ferrero, profesora de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense, "pero lo que suceda allí nos va a repercutir en tanto en cuanto haya una política determinada con la Unión Europea". Identifica tres planos principales: el diplomático, el comercial y el relativo a la seguridad y defensa.
Plano diplomático
En el plano diplomático el riesgo es que, si gana, Trump copie la actitud adoptada por el presidente argentino Javier Milei y las relaciones se debiliten. "Pedro Sánchez no se ha caracterizado por tener grandes afectos con Joe Biden, como la de Zapatero con Obama o la de Aznar con Bush, pero la relación es fluida, son dos gobiernos que se entienden aunque no sean súper próximos. Podría suceder que en caso de un gobierno de Trump se manifieste alguna fisura en las relaciones bilaterales entre Washington y España", dice Ferrero.
Relaciones comerciales
En cuanto a las relaciones comerciales, Estados Unidos es el primer inversor en España y el primer destino de la inversión española en el exterior, pero todo se desarrolla dentro de la política económica con Europa. "Puede ser especialmente sensible toda la política restrictiva. Con China se va a ver de forma muy clara, pero también con las importaciones europeas", asegura la profesora.
La política arancelaria que quiere implantar Trump no es un secreto: arancel universal del 10% mínimo a todas las importaciones. Harris lo ha calificado como "el impuesto Trump". El líder ultraderechista defiende que el mercado está "desequilibrado" y que Europa se aprovecha del acceso al mercado estadounidense. Alemania puede ser el gran perjudicado, pero también algunos sectores de la economía española, como el de la automoción y el agroalimentario.
Seguridad y defensa
El tercer pilar: seguridad y defensa. A inicios de este año, en plena precampaña electoral, Trump aseguró que si ganaba "animaría" a Rusia a atacar a cualquier país de la OTAN que no contribuyera con el 2% de su PIB a las arcas de la alianza atlántica. Un reclamo que ya hizo Barack Obama pero que el líder ultraderechista ha elevado hasta convertir en amenaza.
Añadió que no solo no "protegería" a estos países europeos sino que "animaría (a Rusia) a que hicieran lo que les diera la gana" porque "tienen que pagar sus facturas". Esta declaración de intenciones inquietó a los gobiernos europeos y a los máximos representantes de la Unión, que empezaron a lidiar con Trump hace casi una década —se convirtió en presidente de EEUU en enero de 2017—.
"Aunque Trump, si gana, no llegue a cumplir con esta amenaza, en el contexto geopolítico actual no estamos preparados para tener un presidente de Estados Unidos tan volátil. Y es verdad que hay Estados, entre ellos España, abogando por una autonomía estratégica, pero la realidad es que en términos de capacitación es un plan a largo plazo", apunta Lucía Mantecón, profesora de Relaciones Internacionales en la Universidad Rey Juan Carlos.
Además, Mantecón también añade la relevancia que cobra la elección de Mark Rutte como secretario general de la Alianza Atlántica (OTAN). "La designación de Rutte es un claro síntoma de la postura de los países de la Alianza porque tiene un perfil muy crítico con Moscú y no sería conveniente que Estados Unidos decidiese llevar a cabo una estrategia sin consensuar dentro de la OTAN", señala.
¿A quién apoyan los partidos?
La última derivada nacional de lo que suceda el próximo 5 de noviembre estará en los discursos políticos y sus posicionamientos tras los resultados.
La izquierda ha mostrado su alineación con Harris, vicepresidenta de Joe Biden, y tanto el PSOE como Sumar han manifestado su respaldo a la candidata demócrata. En la derecha, al menos al PP, le cuesta más posicionarse. La posición oficial de los de Alberto Núñez Feijóo es que no hay posición de partido: la explicación es que respetan "los procesos democráticos" de otros países y que, además, no tienen "homólogo" en Estados Unidos al que apoyar. Isabel Díaz Ayuso llegó a decir que había "perdido la esperanza por los dos candidatos".
Mientras tanto, Vox se encomienda a la victoria de Trump para recuperar proyección política. Con el multimillonario de nuevo en la Casa Blanca, la ultraderecha tendría un referente mundial con capacidad para dirigir los debates y liderar la ansiada "batalla cultural".
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