sevilla
–Es verdad, la sentencia me ha dignificado; pero si un carpintero se equivoca, te tiene que indemnizar o arreglar el mueble; un fontanero, un electricista, lo mismo, un médico, lo mismo. ¿Por qué una jueza no, si te ha hundido la vida?
–¿Le hundió la vida?
–Me hundió la vida, dice Antonio Rodrigo Torrijos en un café del centro de Sevilla.
Heinrich Böll reflexiona en su novela publicada en 1974, titulada El honor perdido de Katharine Blum, sobre el corrosivo poder que tienen las fuerzas combinadas de la justicia y la prensa cuando de liquidar una reputación se trata.
El caso de Torrijos (IU), exprimer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Sevilla (2007-2011) en coalición con el PSOE de Alfredo Sánchez Monteseirín, tiene algunos componentes de ese cóctel destructivo descrito por Böll, al menos en lo que afecta al caso conocido como venta de los suelos de Mercasevilla.
La reputación de Torrijos fue, en efecto, destruida, bajo graves acusaciones –prevaricación, fraude, exacciones ilegales y delito societario– en una operación de venta de unos suelos municipales a una compañía malagueña, Sando, una de las ramas del conocido como caso Mercasevilla.
La imputación de Torrijos la concretó la magistrada Mercedes Alaya –instructora de buena parte de las causas que han revolucionado la política andaluza en los últimos años– a las puertas de las elecciones municipales de 2011, en las que la derecha acabó por recuperar el Gobierno de Sevilla, después de haber tenido abierta la investigación –que se inició a instancias del entonces portavoz del PP, Juan Ignacio Zoido– durante medio mandato de Torrijos.
Después, hubo más investigación y un juicio, que se prolongó durante "ocho años, un mes y 24 días", desde que el PP presentó la denuncia hasta que se notificó la sentencia, que absolvió a Torrijos y a todos los demás imputados.
El Juzgado de lo Penal número 13 de Sevilla concluyó en junio de 2017 que no había pruebas de los hechos delictivos que les fueron imputados, "subrayando expresamente que ni tan siquiera existían o cabía apreciar meros indicios delictivos", según le gusta recordar a Torrijos.
Por el camino, Torrijos reclamó una indemnización al Estado –de 73.500 euros– por el trato al que había sido sometido, que aún está en tramitación.
Hace unos meses, el Consejo General del Poder Judicial emitió un informe –firmado por el letrado Álvaro Cuesta, exdiputado del PSOE– en el que venía a restaurar el honor de Torrijos –y también del concejal socialista Domingo Enrique Castaño–, que ya la sentencia había comenzado antes a reparar.
Esta escueta frase, recogida en el informe del CGPJ es toda una victoria para Torrijos y, de algún modo, le lleva a recuperar su honra: [El Poder Judicial] "considera que en el procedimiento que da lugar a la reclamación se ha producido un funcionamiento anormal de la Administración de Justicia".
En un café del centro de Sevilla, Torrijos mantuvo en fechas recientes un encuentro con Público, en el que habló a calzón quitado.
El exteniente de alcalde está hoy jubilado. Después de dejar la política en 2014 –ya en la oposición al PP tras las elecciones de 2011– regresó a su profesión: ATS en un hospital.
Torrijos, que padeció un cáncer de estómago, ya no fuma en pipa, un elemento bien característico durante sus años en la primera línea de la política, pero conserva su colección. "La he tenido que dejar. Para mí era una liturgia".
Lo que sigue es un resumen de sus palabras, estructurado por los temas que se tocaron en la entrevista.
La reclamación
"Me recomendó todo el mundo que no lo hiciera [que no presentar la reclamación patrimonial]. Olvídate ya, déjate de rollos, me decían, la sentencia está muy bien, pero ahí está el prurito. Cada uno es rehén de sus circunstancias, como decía Ortega y Gasset. Tengo el prurito de haber empujado luchas para conseguir, con otros muchos, la justicia. No se te regala nada. Si no luchas, todo es utópico. Entonces, por ejemplo, los negros están gobernando en Suráfrica. Hoy estamos hablando aquí nosotros. Hace 40 años no estábamos. Nunca se nos regaló nada. Estoy impregnando de esa cultura".
El cóctel
"Estamos ante un trípode perverso. La denuncia la hace Zoido. La coge Alaya, cuya amistad con Zoido es reconocida en los mentideros sevillanos. Y la campaña de publicidad de todo el escándalo la monta un periódico. Consiguen el objetivo. En las siguientes elecciones; saca 20 concejales Zoido; yo quedo fuera de juego y aparecen múltiples contratos del ayuntamiento de Sevilla a ese periódico por publicidad de más de un millón de euros a discreción. Blanco y en botella. Aparece la denuncia y de pronto se filtra que el primer teniente de alcalde va a ser imputado. Poco menos que era yo el capo de no se qué. Esto aparece en plena campaña electoral. Y para colmo es que no se me cita, aparece en prensa. Y cuatro días antes me mandan un burofax en el que me dicen que tengo que asistir pasadas las elecciones ¿Qué necesidad? Eso tiene un efecto demoledor en el electorado. Y en IU siempre hemos sido muy serios con estas cosas. Lo agitas y en una coctelera te sale lo que salió".
El contexto económico
"Se producen grandes cambios en la política local. Aquí siempre ha estado la Sevilla eterna con sus privilegios inamovibles. Y empezamos a trabajar en políticas sociales y políticas urbanas, por ejemplo, la movilidad sostenible, la red de carriles-bici y las peatonalizaciones; las claúsulas sociales en la contratación pública, el bonobús solidario [título de transporte público gratuito para desempleados], también los presupuestos participativos".
"Estos logros para la mayoría social contribuyen a explicar la agresividad del tea party local, unidos a la construcción de miles de VPO y, sobre todo, el parque social de vivienda que fue un instrumento precursor frente a los desahucios. Todo esto unido a la oposición al pelotazo de Tablada y al intento de construir una central térmica en Punta del Verde, que de haberse hecho hubiera tenido una muy negativa incidencia para la salud de más de 300.000 sevillanos constituyen una foto de un modo de gobernar que tenían que parar como sea. De ahí, lo que hicieron, cómo lo hicieron y quiénes lo hicieron. Lo que yo llamé tea party local fue un laboratorio avanzado para lo que hoy conocemos como lawfare y que tanto escandaliza".
"Con nosotros, IU, en el gobierno municipal se estaban produciendo, por primera vez, transferencias de capital a rentas sociales, al contrario de lo que había sucedido siempre que se producían trasvase de rentas sociales a rentas de capital. Todo eso provoca que la clase dominante sevillana y el capitalismo financiero local, los medios locales, y el PP como servidores de esto, no podían permitir. Eso origina una animadversión y un intento por quitar al gobierno municipal".
El objetivo
"Este, el de los suelos, es el cuarto caso que yo tengo. He ganado tres –Sevilla Global, Fundación DeSevilla y Mercasevilla–. Me queda uno. Uno que también es de Alaya. Se llama Fitonovo . Alega que como yo era el jefe de IU, yo tenía que saber algo".
"El objetivo de todas estas denuncias era hundir al gobierno municipal. No al PSOE. Aparece el uso torticero de la judicatura con denuncias mediáticas muy amplias para forzar la ruptura del Gobierno municipal. Todo esto se produce para cambiar un gobierno".
"Se trata de la construcción de una imagen de persona hosca para forzar al electorado sevillano a votar otra cosa. Y consiguen un resultado político pero no judicial".
"Está también la famosa foto del marisco, en Bruselas. Esa comida no se paga con dinero público. Éramos 9 comensales y aparecen dos nada más [él y Fernando Mellet, director de Mercasevilla, condenado por pedir un soborno a dos empresarios]. 300.000 copias de esa foto se reparten en los buzones de Sevilla. Aparece en los medios y aparece, se crea, una televisión local que se llama Sevilla Televisión. Era leña al mono todos los días. Cuesta un millón y pico de euros y cuando consiguen el objetivo la cierran".
¿Deshonestidad?
"La mejor manera de vengarnos del contrario es no ser como él. Y yo no tengo pruebas para afirmar que haya deshonestidad en nadie, ni siquiera en Zoido, más allá de la interpretación, lo que hoy se llama el relato y que antes era un diseño de una operación. Si es Zoido el que hace la denuncia, si es Alaya quien la sustancia y consiguen el objetivo, no puedo afirmar premeditación, puedo afirmar coincidencia, porque hay una, objetiva. Eso es lo que yo puedo afirmar".
"El CGPJ me ha dado la razón: se producen en la instrucción penal hechos… Todo el mundo comete errores, pero ella seguía para adelante. Ella, por ejemplo, no garantiza algo tan sustancial para un caso como este, que era un caso político. Ella no garantiza la privacidad. ¿Por qué sale a la prensa? ¿Quién lo filtra? Se abre la investigación a mi persona y la jueza encarga a la Policía Nacional que me investigue, y me investiga con mucha elegancia, esta gente sí tiene el prurito de la presunción de inocencia. Me investigan cuentas y llegan a una conclusión: que es que yo no tengo nada que ver. Y la jueza quita a la policía judicial de la investigación y mete a la UCO, a la guardia civil. Y es la UCO la que dice que tengo cosas que ver.
El interrogatorio de Alaya
"Hubo mucha agresividad y mucha inelegancia. No se compadece con lo profesional. Yo estoy en mi declaración con Alaya. Con 23 o 24 abogados detrás porque había muchísimos imputados. Y me dicen: Antonio, están transmitiendo tu declaración por la radio. En ese momento, se está retransmitiendo mi declaración por un medio radiofónico. Y ella pone la mano en el teléfono en la mesa. Aquí hay una persona que esta retransmitiendo, digo. Yo no tengo nada que ver ¿Usted me ha visto levantar al teléfono?, me responde".
"Ella tenía que estar en alto. Esto tiene que ver con la pequeñez intelectual de las personas. Hubo varios incidentes de ese tipo. Mi abogada estaba muy preocupada porque esta mujer metía a la gente en la cárcel. Entonces llega el momento de firmar el acta. Y como yo hablo poco, pues el acta era así [dice con ironía mientras con las manos describe algo muy grande]. Yo lo voy a leer antes, le digo. No, firme, firme, que es un trámite, me insiste".
"Pero me leo entero el mamotreto y voy anotando cosas que he dicho y no están puestas y cosas que no he dicho y que están puestas. Y lo digo: Hay cosas que he dicho que están puestas y cosas que he dicho que están ausentes. He estado 20 veces delante de la policía en otra época y tengo experiencia en estas cosas. Señoría, yo firmo lo que he dicho, si no pone el acta lo que yo he dicho, no lo firmo. Ponga usted lo que quiera, me dice. No, no, lo que yo quiero es que el acta recoja lo que yo he dicho. Y entonces llamó al secretario. Eso fue fundamental años después para el procedimiento".
La venta de suelos, según Torrijos
"Se había decidido que Mercasevilla [el mercado público] tenía que marcharse de su ubicación actual para irse a otra zona. Hay básicamente dos salidas para la venta de los suelos. O se hace mediante concurso público o mediante subasta pública. Para un comunista como yo, estaba claro. El concurso público permite utilizar una serie de cláusulas que nos son exclusivamente económicas, mientras que la subasta es el postor que da más dinero. Hablo con interventor, con economistas y juristas y me dicen que es legal. Entonces yo defiendo en una reunión del consejo de administración que hay que hacer la operación con concurso público donde se recoge que haya suelo para los trabajadores de Merca y vivienda protegida".
"Yo doy mi opinión. Y se vota concurso en vez de subasta. Lo que se pagaba era el derecho de superficie y el que ganaba se quedaba con el suelo cuando Merca se hubiera ido. El suelo se valora entre 105 y 110 millones de euros, una operación que hubiera saneado el ayuntamiento. Dicho por los expertos. Yo no tengo ni idea de cuánto vale el suelo. Hay informes de auditorías. Se saca el concurso y concurren diez-doce empresas grandes. Y una de ellas ofrece más de 150 y pico millones. Si se lo llegamos a dar, no lo hubiera construido. Lo que quería ese promotor era evitar un competidor en Sevilla. Tenía muchos suelos en Sevilla. La interpretación que hacemos es que quería reventar el concurso. Eso es habitual entre tiburones inmobiliarios".
El partido, los compañeros
"Cayo Lara [entonces coordinador general de IU], no. Cayo viene aquí a dar el mitin de cierre de campaña en las municipales y él dice públicamente en el Muelle de la Sal, se dirige a mí –yo no lo olvidaré nunca– y me dice: que sepas que un hijo de maestra… –una de las primeras alcadesas de la historia de España, en Coripe, Sevilla– ¿Cómo van a permitir que el hijo de una maestra de escuela y de un tendero de ultramarinos haga lo que estás haciendo en Sevilla? Él siempre me apoyó".
"Pero había un escenario de presión mediática. Un día me tropecé con una vecina que me había criado prácticamente. Antoñito, me dijo, ¿qué has hecho? La pobre; le había llegado hasta a ella. En ese contexto de presión mediática y política hubo mucha debilidad ideológica en cuadros de la formación a la que pertenezco. No voy a dar nombres. Se dejaron ganar por el ruido ambiental sin analizar en términos de solidez intelectual".
"Eso era blanco y en botella. Le dije a alguno a la cara. ¿Tú me ves a mí robando? Y, segundo, deduce. Yo viví la época de la clandestinidad cuando los comunistas éramos los causantes de todos los males de este país. Todos los concejales de IU fuimos imputados por distintas circunstancias, los 4 fuimos imputados.. Carlos Vázquez, Pepi Medrano, José Antonio García y yo. ¿Ese interés judicial por la legalidad municipal no te estimula nada?"
"Hubo compañeros que se coronaron y no dedujeron que estábamos siendo agredidos por este uso desmedido del poder judicial como consecuencia de las políticas que estábamos haciendo".
La retirada
"No tengo resentimiento, los puedo entender [a los compañeros], pero hubo cuadros que se sintieron interpelados por la presión y lo que querían es que me quitara de en medio. Y me da un jamacuco en el pleno del Ayuntamiento. Y me desmayo. Ya, me dicen. Yo todavía no sabía lo del cáncer, nada. Y me dice el médico, mire, pare. Usted no puede seguir así, la presión interna y externa. Y ya dimito y me sustituye García, al que después también lo imputan. Esa es la historia de este tema".
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