El Gobierno saca adelante buena parte del paquete fiscal tras una intensa negociación en el Congreso

Pocos minutos antes de las 13 horas de este jueves, el Gobierno respiró tranquilo. Cuando menos, el Ministerio de Hacienda, que ha pasado los últimos días negociando de forma muy intensa el paquete fiscal que se ha votado por la tarde en el Congreso. Ha sido a esa hora cuando Podemos ha remitido un comunicado en el que informaba del acuerdo recién alcanzado con el PSOE sobre el impulso de un impuesto a las energéticas, que ha servido para desatascar la votación. 

En última instancia, han sido los votos del bloque de investidura de Pedro Sánchez (PSOE, Sumar, ERC, Junts per Catalunya, EH Bildu, PNV, Podemos, BNG, Coalición Canaria y el del diputado independiente José Luis Ábalos) los que han terminado dando luz verde al paquete.

Así, lo que ha terminado permitiendo al Ejecutivo apuntarse una nueva victoria parlamentaria ―y en un campo tan importante como el de la fiscalidad― es un elemento ―el impuesto a las energéticas― que ni siquiera se votaba este jueves. Lo que sí se ha votado y ha salido adelante es un paquete fiscal, que, aunque se ha dejado algunas medidas por el camino, es más amplio de lo que se preveía a principios de semana, cuando la postura firme y contraria de sus aliados parlamentarios hacía presagiar un descalabro con todas las letras.

No ha sido así. Finalmente, este jueves la mayoría del Congreso ha dado su visto bueno a un conjunto de medidas tributarias entre las que se encuentran un impuesto mínimo del 15% a las multinacionales (al que obliga la Unión Europea), un aumento de dos puntos ―del 28% al 30%― en la tributación del IRPF a las rentas más altas, una rebaja impositiva a las pymes, una reducción fiscal para los artistas o un aumento de los impuestos a las empresas tabacaleras. También se terminará con el privilegio en el IVA para los hidrocarburos.

Además, estaba en el aire el impuesto a la banca, que finalmente se ha aprobado en los términos que acordó el Gobierno con Esquerra, EH Bildu y el BNG, es decir, aumentando el tramo más alto del impuesto.

Han quedado fuera, en cambio, la subida fiscal a las Sociedades Anónimas Cotizadas de Inversión Inmobiliaria (SOCIMI), a los seguros sanitarios privados, al diésel ―una enmienda para equiparar la carga fiscal de la gasolina y el diésel que quedó viva y, finalmente, ha decaído― o al lujo. Varios de estas medidas, que se han quedado en el tintero, formaron parte de un acuerdo entre PSOE y Sumar.

Compromiso con el impuesto a las energéticas

Podemos, la formación en la que el Partido Socialista ha tenido que centrar todo su esfuerzo negociador en las últimas horas, ha otorgado su voto favorable porque los socialistas se han comprometido a impulsar un proyecto de ley con un impuesto permanente a las empresas energéticas y a crear una comisión para negociar dicho tributo con todas las fuerzas políticas necesarias.

El lunes, ERC, EH Bildu y BNG accedieron a apoyar en la Comisión de Hacienda el texto definitivo del dictamen ―el que se ha debatido y votado este jueves en el Pleno― a cambio de prorrogar durante un año el gravamen a las eléctricas. Podemos no quiso sumarse al pacto porque, insistían, necesitaban más garantías por parte del Gobierno de que España terminaría contando con un impuesto de ese tipo. 

Lo cierto es que el elemento Junts per Catalunya sigue estando ahí. Los de Míriam Nogueras pueden ser el escollo más complejo en una negociación de ese tipo. No existe, por lo tanto, una seguridad de que los posconvergentes vayan a apoyar en el futuro el impuesto. No obstante, desde Podemos deslizan que el PSOE les ha asegurado por escrito que Junts estará en esa mesa de negociación y que, sin poder confirmar en qué términos, se alumbrará un impuesto a las energéticas.

(Habrá ampliación)