barcelona
Actualizado:La mesa de diálogo, negociación y acuerdo, que es como está estipulada en el acuerdo establecido para crear este ente entre el Govern de la Generalitat y el Gobierno español ha dado su primer paso en esta nueva etapa. Los inicios se produjeron en la legislatura pasada con Quim Torra de Junts en la presidencia de la Generalitat, pero el anuncio de elecciones catalanas que se frustraron por la pandemia obligaron a guardar la iniciativa en un cajón. Ahora, con un republicano, Pere Aragonès, en la presidencia de la Generalitat se reinician los trabajos partiendo prácticamente de cero, como subrayó el propio president después de la reunión. ERC concibe la mesa como una apuesta estratégica y Junts ha provocado un terremoto político con su ausencia en la delegación del Govern. Pero no es este el único obstáculo que tendrá que vencer el proceso de diálogo en un camino sembrado de minas. De momento, la presencia –no garantizada hasta el lunes- del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, en el Palau de la Generalitat, liderando su delegación y con una reunión de dos horas con Aragonès representa un antes y un después en el conflicto, aunque no se sepa cómo acabará el proceso iniciado.
La mesa de diálogo va para largo, con dos años de margen
La mesa de diálogo ha arrancado en esta nueva etapa no sin dificultades. Especialmente por el desencuentro generado entre los dos socios del Govern, ERC y Junts, y una división clara en el independentismo respecto a la validez de esta iniciativa abanderada por Esquerra en la resolución del conflicto político entre Catalunya y el Estado español. A pesar de ello, tanto fuentes de los republicanos como de los socialistas subrayan la importancia de que finalmente se haya podido celebrar esta primera reunión. Desde Esquerra se considera ya un éxito el solo hecho de haber conseguido sentar al Gobierno español al máximo nivel en una mesa que consideran de negociación, así como el reconocimiento del conflicto político. Para los socialistas se considera un paso importante en lo que denominan "la normalización política" en Catalunya. Todas las fuentes consultadas reconocen que esta primera reunión tenía más de mensaje que de contenido, aunque desde ERC se pone el acento en la importancia de haber encarrilado una sistematización de los trabajos de la mesa.
Con todo, a nadie se le escapa que la mesa de diálogo empieza este miércoles en una nueva etapa, pero que los trabajos van para largo. Lo ha dicho el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez: "Esta crisis no se ha generado ayer ni se resolverá mañana. Se ha gestado durante la última década y tardaremos años en resolverla". Y resulta lógica la afirmación de trabajar "sin prisas pero sin pausa y sin plazos".
En Esquerra coinciden que la negociación será compleja, pero afirman que "hará falta mucho esfuerzo, pero sobre todo voluntad política". También los republicanos coinciden en no fijarse plazos cortos: "Los plazos han sido un lastre para el proceso independentista", aseguran. Pero los republicanos también estarán atentos a las dilaciones innecesarias y exigirán concreciones. Hay que tener en cuenta que la política catalana es trepidante y Pere Aragonès tendrá que hacer frente a una cuestión de confianza en el Parlament en dos años, fruto del pacto de investidura con la CUP. Nadie descarta que no se convoquen nuevas elecciones a medio mandato -y algunas fuentes bien informadas las dan por hecho en 2023-, comicios que condicionarían totalmente el futuro de la mesa de diálogo según los resultados.
La dificultad de entendimiento entorno a los contenidos
Las posiciones están claras, pero muy alejadas respecto a los contenidos. El Govern de la Generalitat ha puesto sobre la mesa la exigencia de un referéndum de autodeterminación acordado y una ley de amnistía. El Gobierno español, una versión ampliada de la llamada Agenda para el Reencuentro con 44 puntos basados en inversiones y aspectos competenciales. El Ejecutivo de Pedro Sánchez rechaza totalmente la posibilidad de un acuerdo que incluya la autodeterminación e incluso los socios de Podemos han aparcado esta histórica reivindicación. Y en el Palau de la Generalitat son conscientes de la dificultad para conseguir este objetivo que defienden como el único posible para evitar un nuevo enquistamiento del conflicto. Fuentes próximas a Aragonès aseguran que la parte catalana no renunciará a esta pretensión, pero tampoco se levantará de la mesa en ningún caso. Por su parte, los socialistas expresan la voluntad de negociar decididamente en otras materias que van desde las infraestructuras fundamentales a servicios sociales pasando por la financiación. Fuentes del PSC aseguran que la pretensión es cerrar acuerdos en estas materias dejando el difícil debate de la autodeterminación y la amnistía para el final. Seguramente con la idea que estos acuerdos fuercen al Govern a aparcar la reivindicación de máximos. La delegación del Govern se mostrará abierta a llegar a todo tipo de acuerdos beneficiosos para la ciudadanía de Catalunya, pero recuerda que el marco para esta negociación corresponde a la Comisión Bilateral Generalitat-Estado que ya se comenzó a reunir en agosto.
Debate en Junts sobre la ausencia en la mesa
La primera reunión de la nueva mesa de diálogo ha estado marcada por una fotografía incompleta en que no aparecía ningún conseller de Junts. La maniobra de presentar una delegación con dirigentes que no pertenecen al Ejecutivo catalán –con los expresos Jordi Sànchez y Jordi Turull al frente- ha tensionado enormemente las relaciones con los socios de ERC. Pero también ha generado un debate interno en Junts sobre hasta dónde tiene que llegar el pulso una vez superado el impacto mediático de estos días. Los miembros del Govern han mostrado un perfil bajo en esta pugna que ha liderado el secretario general del partido, Jordi Sánchez. Una estrategia de desgaste contra la mesa de diálogo y por tanto contra una apuesta estratégica de ERC que tiene el beneplácito de líder del partido, Carles Puigdemont. Y que algunas fuentes atribuyen también a las pretensiones de Jordi Turull de recuperar espacio y protagonismo político. El expreso tiene ambiciones respecto a la dirección de Junts y apoyos importantes en las bases del partido. Pero algunas voces de Junts alertan de que una vez la mesa de diálogo aterrice en la negociación, con temas concretos y se vayan produciendo reuniones, la ausencia permanente los puede dejar descolocados y fuera de foco. Por lo que no se descarta que en futuras reuniones se puedan incorporar miembros de Junts. En cualquier caso, tendrá que ser con miembros del Govern, después del golpe de autoridad del president Generalitat, Pere Aragonès, descartando cualquier miembro que no lo fuera. Una firmeza que ha dado al líder republicano un plus de autoridad. Por su parte, el vicepresident Jordi Puigneró ha advertido este mismo miércoles que "si alguien piensa que el conflicto entre Catalunya y España se puede resolver sin Junts, va mal encaminado".
La mesa deja turbulencias en el Govern
Las tensiones generadas entre ERC y Junts a raíz de la discusión sobre la participación en la mesa de diálogo no provocarán una crisis de gobierno. Así lo aseguran las fuentes de los dos partidos. Pero los dirigentes de ERC se muestran profundamente molestos en privado. Algunos consideran que, si Junts continúa la presión contra los republicanos, puede hacer inviable el Govern de coalición. A corto plazo, el control de daños que se hace de este último encontronazo permite mantener la estabilidad interna en el Consell Executiu. Pero no han faltado dirigentes que en privado proclaman la necesidad de romper con los juntistas. Aragonès descarta la expulsión de los consellers de Junts, aunque considera "desleal" la actuación del partido. A pesar de que ello permitiría a Esquerra gobernar en solitario o con En Comú Podem, eso sí, supeditada a una nueva mayoría parlamentaria alternativa a la independentista con Comuns y PSC. Una alianza con los socialistas que de momento en el partido de Oriol Junqueras rechazan totalmente. Pero diversas fuentes republicanas sí alertan de que la estrategia de desgaste y confrontación de Junts pone en peligro la reedición de futuras alianzas en el Govern. En cualquier caso, la estrategia de Junts de confrontación retórica contra el Gobierno de Pedro Sánchez, y las tensiones con ERC condicionarán también la evolución de la mesa de diálogo.
Los tribunales también se sientan a la mesa
La lucha contra la represión -en palabras de los independentistas- o la desjudicialización de la política -en boca de la parte del Gobierno español que representa Unidas Podemos- es uno de los temas que se quiera o no se discutirán en la mesa de diálogo. Pero las actuaciones judiciales contra el independentismo siguen impactando en la política catalana con pulso firme. Con lo cual, cada uno de los numerosos casos judiciales pendientes puede tener un impacto en la mesa de diálogo. Como paradigma, solo hay que ver que unos de los consellers que hoy se sentaban en la mesa, el republicano Roger Torrent, declaraba horas antes de la reunión en el Tribunal Superior de Justícia de Catalunya acusado por desobediencia al Tribunal Constitucional por permitir en su etapa como president del Parlament debates sobre la autodeterminación y sobre la monarquía. Torrent está imputado junto a los miembros independentistas de su mesa del Parlament. Y se podría dar el caso que el ahora conseller de Empresa i Treball pueda estar inhabilitado para la segunda reunión de la mesa.
De momento, Esquerra se mantienen firme con la apuesta por el diálogo a pesar de todo. Según la portavoz del partido, Marta Vilalta: "Esta persecución por parte del Estado evidencia más que nunca que el camino nunca podrán ser los tribunales, que los caminos para resolver el conflicto político tienen que pasar y pasarán siempre por la palabra, por el diálogo, por la negociación, para devolver al terreno político aquello que nunca tenía que haber pasado al terreno de los tribunales". Pero fuentes republicanas no esconden la preocupación por el desgaste que suponen las actuaciones de los tribunales de cara a defender el proceso dialogado si no se dan resultados palpables en la resolución del conflicto. Ya que impacta sobre las propias bases del independentismo –juicios como los que imputan cargos de terrorismo a miembros de los CDR o decenas de manifestantes enjuiciados por protestas- y son una de las justificaciones para desacreditar la mesa de diálogo por parte de Junts o la CUP.
El Acord Nacional per l’Autodeterminació i l’Amnistia
Paralelamente a la marcha de la mesa de diálogo, el president de la Generalitat, Pere Aragonès, mantiene su compromiso de poner en marcha el llamado Acord Nacional per l’Autodeterminació i l’Amnistia. Un nuevo ente que pretende aglutinar el conjunto del independentismo pero también sectores como los Comuns, con la participación de partidos políticos y entidades, para generar un movimiento de presión en la exigencia de un referéndum de autodeterminación acordado. Uno de los primeros fichajes de la presidencia de la Generalitat para liderar este proyecto es el carismático exdiputado de la CUP David Fernàndez. Habrá que esperar a ver el eco que encuentra en el universo independentista y la respuesta de los Comuns. Pero de coger un grueso importante, se podría generar un movimiento popular destacado, que presionaría directamente frente al Gobierno español, pero también podría tener repercusión en la esfera internacional. En cualquier caso, el desarrollo de esta plataforma también tendrá su repercusión sobre la mesa de diálogo. Sin olvidar otros foros como los que exige el PSC, una mesa de diálogo entre los partidos catalanes, pero que de momento Aragonès descarta. Desde la presidencia de la Generalitat se quiere primero consolidar la imagen de que las conversaciones son bilaterales entre Catalunya y España, es decir, entre los dos gobiernos. Y evitar la argumentación de los socialistas que estamos frente a un conflicto interno entre catalanes.
Aeropuerto, presupuestos y las cosas de comer
El presidente del Gobierno español ha dejado clara la estrategia del Gobierno español respecto a la resolución del conflicto en Catalunya. Para Pedro Sánchez, es hora de centrarse en las cuestiones que popularmente se llaman "las cosas del comer" y por tanto llegar a acuerdos en tres ámbitos estratégicos: el combate contra la pandemia, la lucha contra la crisis económica y la recuperación a partir de la gestión de los fondos europeos para la reconstrucción. La primera carta que ha jugado en este sentido de momento ha acabado en fiasco después del desacuerdo sobre la inversión para la ampliación del aeropuerto del Prat-Barcelona.
Desde la presidencia de la Generalitat se desmarcan estos temas de la negociación sobre el conflicto político. Pero fuentes de Esquerra no esconden que llegar a acuerdos importantes sería beneficioso para el actual Govern, dada la situación de crisis económica que padece Catalunya y además serían un buen engrase de la relación entre los dos gobiernos, también de cara a la mesa de diálogo. Lo mismo pasa con un elemento fundamental como son los presupuestos generales, aunque este miércoles no estuvieron en la conversación entre Sánchez y Aragonès. Las mismas fuentes republicanas desvinculan la aprobación de las cuentas del proceso de diálogo sobre el conflicto, pero reconocen que el hecho que Pedro Sánchez esté finalmente este miércoles en el Palau de la Generalitat evita lo que podía haber sido un impedimento para que los republicanos cedan su decisiva aritmética parlamentaria para aprobarlas. Un acuerdo, por otra parte, que también podría tener su contrapartida en la aprobación de los primeros presupuestos de Aragonès como president. De no contar con el apoyo de los socios preferentes de la CUP -cada vez más distanciados y críticos por temas como la ampliación del aeropuerto, los Juegos Olímpicos de Invierno de 2030 o la propia mesa de diálogo- la participación del PSC o los Comuns, por pasiva o por activa, podría ser imprescindible para la aprobación de las cuentas de la Generalitat.
La presión de las derechas
Otro escollo que tendrá que superar la mesa de diálogo es la batería de cañonazos dialécticos que ya ha empezado a disparar el conjunto de las derechas. Liderados por el PP en el Congreso y pasando por Vox o Ciudadanos. Los duros ataques contra Pedro Sánchez por sentarse a hablar con los independentistas tenderán a intensificarse a pesar de que la estrategia ya tuvo un fiasco en la última manifestación de la madrileña plaza de Colón. Este es un elemento que tendrá especialmente impacto en la parte del Gobierno español, con un PSOE preocupado por las últimas encuestas y el desgaste que el conflicto catalán le pueda añadir a temas como el precio de la luz. Seguramente por ello, Sánchez había intentado evitar la fotografía de este miércoles y en los últimos meses el tema catalán había desaparecido en sus intervenciones. En Catalunya, sin embargo, la presión de las derechas es prácticamente indolora después de que su gran referente, Ciudadanos, perdiera treinta diputados en las últimas elecciones al Parlament. A pesar de la preocupante entrada de Vox en la cámara catalana, la suma con Ciudadanos y PP es de 20 de los 135 diputados y prácticamente ninguna alcaldía relevante a excepción de la Badalona de Xavier García Albiol. Con lo que la presión que pueden ejercer es muy escasa.
Inicio, obstáculos y discreción
Contra todo pronóstico, la mesa de diálogo sobre el conflicto entra Catalunya y el Estado ha comenzado a andar, aunque sea cojeando por la ausencia de medio Govern. Pero le queda por delante una verdadera carrera de obstáculos. Habrá avances y retrocesos y sin duda momentos de tensión. También negociaciones con luces, taquígrafos y focos, muchos focos como los que llenaban este miércoles el Palau de la Generalitat, incluidos los internacionales que aparecen y desparecen en Catalunya como un Guadiana mediático en función de los acontecimientos. Y seguro que no faltarán los contactos y las negociaciones discretas como en cualquier negociación importante, tal como reconoció este miércoles el propio Aragonès. Pero se ha dado un primer paso y parafraseando al poeta podríamos decir aquello de negociador, no hay diálogo, se hace diálogo al hablar. Reunión tras reunión, llamada tras llamada, documento tras documento. Y veremos hasta dónde llegan -o hasta dónde pueden llegar- unas conversaciones sobre uno de los conflictos políticos más importantes de la historia democrática del Estado español.
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