Este artículo se publicó hace 3 años.
El fin de la geometría variable: el Gobierno sólo buscará el apoyo de sus socios preferentes para los Presupuestos
Con respecto a la anterior negociación, no se contempla pactar con Ciudadanos, aunque se hablará con la formación naranja. El camino marcado por Pablo Iglesias en el anterior pacto es el que se seguirá y se aspira a repetir el mismo apoyo.
Madrid-
Esta vez no hay ninguna duda en la parte socialista del Gobierno. La negociación parlamentaria para sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado se hará con los partidos que apoyaron la investidura.
Muy claro lo dijo la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, en la rueda de prensa donde presentó los Presupuestos Generales del Estado, al asegurar que, aunque se hablarán con todos los grupos de la Cámara Baja, la prioridad es llegar a un acuerdo con los partidos que habitualmente están dando respaldo al Gobierno, "como ERC, PNV, Compromís, Más País, PRC…", y se le olvidó citar a Bildu.
El cambio es sustancial con respecto a la negociación de los anteriores Presupuestos, donde desde la dirección del Ejecutivo se intentó en todo momento cerrar el acuerdo con Ciudadanos, y no tener que contar con los votos de los partidos independentistas.
En aquella ocasión, el ex líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, jugó un papel fundamental, porque no quería que el proyecto presupuestario se desviara hacia los planteamientos de Ciudadanos, lo que sería imprescindible si se quería contar con su apoyo.
Iglesias lo consiguió. Negoció e intervino directamente para conseguir el voto de ERC y de Bildu, lo que hacía innecesario el apoyo de Ciudadanos que, además, se desvinculó inmediatamente de cualquier pacto con el Gobierno si se sumaban los independentistas.
Objetivo: repetir los 188 'síes' de los PGE de 2021
Ese camino marcado por Iglesias empieza a cuajar, todavía con dificultades, en el Gobierno y en el PSOE, pero cada vez se ve más claro en las filas socialistas que para sacar sus proyectos, los Presupuestos y hasta para seguir gobernando en un futuro, tendrán que contar necesariamente con Unidas Podemos y apoyarse en los votos de las formaciones nacionalistas o independentistas.
Por ello, toda la negociación se va centrar en sumar a estas formaciones, con el objetivo de conseguir la abrumadora e inédita mayoría con la que se aprobaron las Cuentas del Estado en 2020. Nada menos que 188 votos a favor. Ya que a los votos de PSOE y Unidas Podemos se sumaron los de PNV, ERC, Bildu, PDeCAT, Compromís, Más País, Nueva Canarias y Teruel Existe y el Partido Regionalista Cántabro (PRC).
En el Gobierno se ve con optimismo la negociación, aunque admiten que no será fácil
Desde el Gobierno se ve con optimismo la negociación, aunque también saben que no será fácil. Además, es previsible que el acuerdo vaya más allá del propio contenido de los Presupuestos, ya que los partidos nacionalistas también plantean otra serie de cuestiones por las que vincular su voto, en torno a transferencias o competencias, junto algunas leyes de las que discrepan profundamente como la ley de comunicación audiovisual.
En las manos del ministro de la Presidencia, Félix Bolaños; y de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, estará dicha negociación que, además, se quiere acelerar, porque el objetivo de Pedro Sánchez sigue siendo que haya nuevos Presupuestos "en tiempo y forma". Es decir, que estén aprobados antes de final de año.
También Unidas Podemos jugará un papel fundamental en estas negociaciones y, de hecho, esto se ha visto en la batalla de la ley de Vivienda, en la que el espacio confederal reforzó sus posiciones (la intervención del mercado del alquiler) echando mano de las fuerzas progresistas del bloque de la investidura. "Si hay ley de Vivienda con regulación de alquileres, el pacto con Bildu o ERC será posible. Si no, no habrá Presupuestos con el bloque de la legislatura, lo que es lo mismo que decir que no habrá Presupuestos), avisaron entonces los de Yolanda Díaz.
El escenario dibujado por Iglesias está claro y el ex secretario general de Podemos parece haber logrado uno de sus principales objetivos políticos: acabar con la geometría variable sobre la que Sánchez quería asentar su Gobierno (apoyándose en los partidos progresistas y en los conservadores en función del tipo de iniciativa que quiera sacar adelante) y llevar al PSOE, y por lo tanto a todo el Ejecutivo, a sustentar sus políticas en un bloque progresista reforzado y definido que haga frente a las derechas.
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