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Feijóo usa la DANA para abrir un nuevo frente contra un Sánchez que exhibe unidad con Mazón

Génova ha emprendido ya una estrategia para señalar otros responsables y que esta catástrofe no pase factura a sus comunidades autónomas.

Alberto Núñez Feijóo
El presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, y el presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo. Jorge Gil / Europa Press

Alberto Núñez Feijóo busca foco en la gestión de la catástrofe provocada por la DANA en País Valencià y Castilla La-Mancha y anticipa ya una batalla contra el Gobierno para la que no cuenta por ahora con el seguidismo del presidente valenciano, Carlos Mazón, del PP. El contraste entre la actitud del presidente y el barón del PP ha marcado la foto política de este jueves: Feijóo criticando la falta de "colaboración" del Ejecutivo central y Mazón exhibiendo unidad y "gratitud" hacia Pedro Sánchez. 

Un día después de visitar Letur, uno de los municipios más afectados por las riadas en Castilla La-Mancha, junto a Emiliano García-Page, el líder de la oposición viajó a Valencià para visitar el Centro de Coordinación de Emergencias de la Generalitat Valenciana. Allí le recibió Mazón a las nueve de la mañana. Y a las doce recibió a Sánchez

El presidente del PP usó su intervención ante los medios para defender la cuestionada gestión de Mazón y señalar al Gobierno central, cuestionando a la AEMET y a la Conferencia Hidrográfica: "Un presidente autonómico gesitona e undicón del ainfo que recibe y la info que se recibe son informaciones que depende de organismos con dependencia exclusiva del Gobierno central, léase la AEMET, que es la que informa sobre la previsión y las horas de precipitaciones, y la Conferencia Hidrográfica, que es la que tiene exclusiva en los cauces y en la gestión hidráulica de los ríos". Y añadió: "Nadie puede tomar decisiones en función de una información que puede ser exacta, inexacta o mejorable". 

Además, se refirió a la "soledad" de los presidentes autonómicos que "no tienen herramientas", dijo. La crítica fue total, pero tanto Sánchez como Mazón lo ignoraron y se entregaron a una imagen de unidad absoluta. 

"Querido presidente, gracias por venir tan pronto y por el contacto que desde el principio, contigo a través de whastapp, con la vicepresidenta, con el comité donde estaban también el ministro de Interior y la ministra de Defensa, y desde el primer momento con la delegada del Gobierno aquí. Esta colaboración y esta coordinación son fundamentales y necesarias y vamos a seguir con ellas", trasladó el president, que le agradeció también su "cercanía". Ni rastro de las críticas.

También Sánchez dejó pasar los ataques de Feijóo y se dedicó a pedir prudencia a la ciudadanía para "salvaguardar las vidas de todos" y garantizar la cooperación y ayuda a la Generalitat. Por la tarde Mazón anunciaba que había solicitado al Gobierno el despliegue del Ejército y "los efectivos disponibles de tierra, mar y aire para reforzar las labores logísticas y de distribución de ayuda a la población". Además, anunciaba también que había decido con Sánchez que el ministro Fernando Grande-Marlaska se sumaba de forma permanente al equipo de Coordinación de Emergencias. En este momento,  entendimiento entre ambas informaciones parece absoluto.

Mazón, cuestionado

Con todo, la gestión de Mazón está en entredicho. La cronología de lo sucedido es que la AEMET, a la que ahora cuestiona Feijóo, elevó el nivel rojo de alerta todo el litoral de València y el interior norte de la provincia a primera hora de la mañana, tras días avisando. Sin embargo, a mediodía Mazón aseguró que la intensidad de la DANA se reduciría a partir de las seis de la tarde, algo que llegó a publicar en su cuenta de X (antes Twitter) y que después borró ante los acontecimientos. La alerta a los teléfonos móviles de los valencianos, que dependen de la administración autonómica, llegó cuando las riadas ya arrasaban el territorio. Nadie se preparó porque nadie estaba avisado.

Génova ha emprendido ya una estrategia para señalar otros responsables y que esta catástrofe no pase factura a sus comunidades autónomas, de cuya gestión han hecho bandera. Por el momento ningún presidente autonómico le sigue.

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