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La fecha de investidura, a la espera de Puigdemont

Las negociaciones entre Junts per Catalunya y el Partido Socialista, encalladas desde el jueves, condicionan el calendario del Congreso.

El expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, este viernes, en Bruselas. EFE / EFETV

Samuel Martínez

La decisión sobre la fecha de investidura sigue en stand by. Es la presidenta de la Cámara Baja, Francina Armengol, la encargada de fijarla y su equipo ha sido claro desde el primer día. “Vamos a hacer lo que esté en nuestra mano para facilitar la investidura a los candidatos”. Lo prometían ya en tiempos de la investidura de Alberto Núñez Feijóo. “Lo hicimos con el popular y lo estamos haciendo ahora con Pedro Sánchez”, zanjan, este viernes, en conversación con Público.

Así las cosas, hasta que Sánchez no cierre todos los acuerdos necesarios y se los traslade a Armengol, la presidenta no fijará la fecha de investidura. Hoy por hoy, con el acuerdo con Esquerra Republicana ya cerrado, es Junts per Catalunya, la fuerza política que lidera Carles Puigdemont desde Bruselas, el gran escollo que tiene que salvar Pedro Sánchez. Sin los siete votos de Junts, todo el resto de acuerdos quedarían reducidos a la irrelevancia.

El paso de las horas y las noticias de Bélgica han ido diluyendo las previsiones de que PSOE y Junts pudieran alcanzar un acuerdo durante la jornada de este viernes; algo que habría activado la posibilidad de que Armengol anunciara, a continuación, una fecha para la investidura. Nada más lejos de la realidad. Según ha trascendido, las discrepancias entre los dos equipos de negociación acerca del perímetro de la amnistía —es decir, hasta dónde abarca— mantienen el acuerdo encallado. 

Ya por la mañana, Jordi Turull, secretario general de Junts, ha quebrado cualquier expectativa de entendimiento temprano. Así se ha expresado en una nota a la dirección de su partido, según adelantó La Vanguardia. “Vienen horas y días de mucha tensión”. Horas y días. Ha venido a completar, de alguna forma, las palabras que posteó Carles Puigdemont, el jueves por la tarde, en la red social X: “No cambiaremos la prudencia y las precauciones que hemos mantenido hasta ahora por más prisas que algunos tengan”.

Se espera, por tanto, que las negociaciones se alarguen, al menos, durante el fin de semana. Es un clima —muy espeso e, incluso, receloso— que contrasta con la sintonía de la que, aparentemente, han gozado los socialistas con Esquerra Republicana. En el acuerdo que hicieron público el 2 de noviembre, los independentistas liderados por Oriol Junqueras se comprometían a apoyar la investidura de Pedro Sánchez a cambio de la ley de amnistía, la cesión de Rodalies y la condonación de 15.000 millones de euros de la deuda catalana. 

Es un punto, ese último, que ha despertado las más feroces críticas por parte del Partido Popular y que ha copado gran parte del debate de la jornada, incluso por encima de la amnistía.

Por su parte, también el Bloque Nacionalista Galego (BNG) ha encaminado su acuerdo con el PSOE. Tal y como ha adelantado Público a media mañana, los nacionalistas gallegos han pactado con los socialistas que el PSOE se comprometa a aliviar también la deuda de Galicia. En su caso, no a través de la condonación total o parcial que acordaron los socialistas con ERC para las comunidades que se acogieron al Fondo de Liquidez Autonómica (FLA), sino a través de “medidas de compensación análogas”, según reza el principio de acuerdo.

Sin restricciones para la fecha de investidura

Las fuerzas vascas, por el momento, guardan silencio. EH Bildu, desde el minuto uno, expresó su voluntad de facilitar la investidura de Sánchez, pero todavía no ha trascendido ningún acuerdo. Algo más tibio parece el PNV. En cualquier caso, todos los partidos saben que esta negociación, en la que Sánchez necesita los votos para su investidura, es el momento en el que más pueden apretar y del que más frutos pueden recoger.

Fuentes parlamentarias socialistas recuerdan que la presidenta del Congreso tiene la potestad de fijar la fecha de investidura cuando quiera, “sin necesidad de que pase por la Mesa de la Cámara ni por la Junta de Portavoces”. Con lo cual, Armengol no tendría restricciones, en ese sentido, para convocar el debate. Por otra parte, la Mesa ha acordado, este viernes, habilitar todos los días festivos (desde ahora, hasta el 27 de noviembre, el último día que tiene Sánchez para ser investido) para que se lleven a cabo plenos. También, por supuesto, el jueves día 9 de noviembre, festivo local en la ciudad de Madrid.

Las cábalas, por tanto, están servidas. En cualquier caso, fuentes de la presidencia del Congreso confirman a Público que, por deferencia con los diputados, se convocará una breve Junta de Portavoces antes del eventual pleno de investidura.

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