BILBAO
No importa dónde sea. Tampoco cuándo. Hay, por encima del tiempo y del espacio, una delgada línea, a veces imperceptible y mil veces escondida, que acaba uniendo el antes y el después. Aquí y allá. Suenan entonces las voces de aquellas que alguna vez, antes o ahora, gritaron o gritan basta. Salieron a la calle, recorrieron avenidas allá donde las había o atravesaron caminos de tierra donde lo que dolía, realmente, era el hambre. Miles lo hicieron un 8 de Marzo. Otras, cualquier otro día del año. Hay dos palabras que las identifican y atraviesan: lucha feminista.
En los pasillos de Marienea, la Casa de las Mujeres de Basauri (Bizkaia), hay un poco de todo eso: allí se acaba de inaugurar “Hacia la huelga general feminista”, una exposición que reúne las distintas peleas libradas en diferentes lugares por parte de aquellas que un día, en marzo o en cualquier otro mes, se pusieron de pie y tomaron calles, fábricas o aldeas.
Hay, matemáticamente hablando, sesenta fotografías distribuidas en 13 paneles. Desde un punto de vista estrictamente cronológico, se recogen desde las primeras huelgas protagonizadas por mujeres en el sigo XIX hasta las realizadas a lo largo del siglo XX y también en lo que va del XXI en distintos rincones del mundo.
“Ante la imposibilidad de referir las innumerables luchas que han protagonizado las mujeres, hemos optado por una muestra que no es exhaustiva, pero sí lo suficientemente representativa de la diversidad de conflictos, motivaciones, repertorios de movilización y valoraciones que hacen las mujeres de su participación en las distintas huelgas”, dice el texto que sirve de introducción a esta exposición, organizada por el área de Igualdad del ayuntamiento de Basauri y elaborada por el historiador David Beorlegui con el diseño de Flora Pozzobon.
“Se trata de contemplar las resistencias de mujeres en el mundo”, señala a Público la técnica de Igualdad del ayuntamiento de Basauri, Anabel Sanz, quien confía que durante los próximos meses habrá bastante movimiento en el espacio que acoge esta muestra. De hecho, las organizadoras prevén realizar visitas guiadas, tanto de institutos educativos como de grupos de mujeres. Habrá tiempo hasta diciembre.
“Bloqueando la producción, tomando la calle, protagonizando huelgas de hambre, de sed… una infinidad de movilizaciones sostenidas por mujeres que generan una secuencia de varios siglos de lucha ininterrumpida por la emancipación”, continúa el texto que sirve de introducción al recorrido por los paneles. Allí se destaca, precisamente, el valor de estas acciones, que “ponen a la vida y a las mujeres en el centro de la lucha política y constituyen una inagotable fuente de inspiración que presiona con fuerza sobre las injusticias del presente e ilumina el camino de muchas de las luchas que todavía están por venir”.
Las primeras huelgas protagonizadas por mujeres en la industria textil en Escocia –nada más y nada menos que en 1875- descubren, precisamente, esos orígenes no siempre conocidos. Algo parecido ocurre con las cigarreras de Santutxu, que en 1889 protagonizaron una huelga para denunciar las inhumanas condiciones laborales que enfrentaban. Ellas también tienen su lugar en esta exposición.
En España o Afganistán
El hilo de la historia avanza. “También abarcamos las huelgas del hambre, cuando las mujeres reaccionan ante la extrema pobreza a la que se enfrentan, o las movilizaciones de ‘igual trabajo, igual salario’, o las de las mujeres por la paz…”, explica Sanz. “Recorremos distintos escenarios y distintos momentos que nos permiten mostrar la diversidad de estas luchas y reconocer la labor que han desarrollado esas mujeres”, añade a Público el historiador David Beorlegui.
Están las mujeres que lucharon contra las dictaduras en lugares tan distantes como España, Bolivia o Egipto
No en vano, la exposición permite saltar de años, sitios y lugares. Son historias distintas y, a la vez, semejantes. Están las mujeres que lucharon contra las dictaduras en lugares tan distantes como España, Bolivia o Egipto. Tampoco faltan las imágenes y las memorias de aquellas que se cocieron los labios en Afganistán o taparon sus bocas con cintas en los territorios indígenas de Tabasco y Chiapas. Y también allí, en el México olvidado, transcurrió otra movilización estremecedora: la huelga de sed de las mujeres mazahuas en defensa de algo tan básico como el derecho al agua.
Tras haber realizado distintas investigaciones que ahora se plasman en cada uno de los paneles de esta muestra, Beorlegui lo resume en una frase: “Hay un fermento creado por luchas acumuladas, lo que da elementos para la movilización de hoy en día”.
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