Las exigencias de Podemos y el choque fiscal entre Sánchez y Díaz dificultan unos Presupuestos que parecían encarrilarse
Los de Belarra elevarán a líneas rojas sus propuestas sobre romper relaciones con Israel e intervenir el mercado del alquiler si las avala su militancia. La negociación en el Gobierno se paraliza por las diferencias entre PSOE y Sumar respecto a la reforma fiscal.
Madrid-
Hace tan solo un par de meses la perspectiva de que los Presupuestos Generales del Estado de 2025 pudieran salir adelante era prácticamente nula. Junts había tumbado la senda de déficit planteada por el Gobierno, había anunciado su voto en contra al segundo intento de los de Sánchez de aprobarla, y dibujaba con ello un escenario de inestabilidad que hacía tambalear la legislatura.
Sin embargo, el PSOE tomó una decisión que provocó un cambio en el escenario. Los de Sánchez retiraron la senda de déficit horas antes de que se produjera la votación en el Congreso y optaron por frenar el proceso de confección de las cuentas hasta que Junts y ERC celebraran, este otoño, sus congresos para renovar a sus direcciones y hojas de ruta.
La legislatura pareció tomar aire entonces y la perspectiva de los Presupuestos volvió al carril de lo posible, dado que, incluso, el partido de Puigdemont y los socialistas comenzaron a renegociar una nueva senda de déficit. Esta semana el escenario ha vuelto a cambiar y las cuentas parecen de nuevo una aspiración irreal para el Ejecutivo.
Sin embargo, esta vez no ha sido la compleja relación con Junts el detonante de este cambio, sino las brechas ideológicas que existen entre el PSOE y los partidos de la denominada izquierda alternativa. Desde el pasado fin de semana, Sánchez tiene dos nuevos frentes en el horizonte presupuestario, con Sumar y con Podemos.
En el primer caso, el PSOE y Sumar comenzaron a negociar las cuentas públicas en septiembre y las conversaciones se producían con normalidad y ciertos avances. Pero este fin de semana, los de Yolanda Díaz han sacado la negociación del terreno de la discreción y han desvelado que el diálogo con su socio se ha paralizado por las diferencias acerca de la reforma fiscal.
La batalla por la reforma fiscal en el seno del Gobierno
En Sumar aseguran que el PSOE no estaría garantizando la permanencia de los impuestos a la banca y a las grandes eléctricas, dos tributos que han permitido recaudar, recuerdan desde este espacio, 2.900 millones "para financiar servicios públicos y políticas de protección a la ciudadanía".
A mediados de septiembre los de Díaz presentaron un documento de negociación de Presupuestos con un plan fiscal que, según trasladaron, permitía recaudar hasta 27.000 millones.
Sumar envió un plan fiscal al PSOE con el objetivo de recaudar 27.000 millones
Además de los impuestos a los bancos y a las energéticas, se proponía un mayor gravamen para los denominados bienes de lujo, el fin de la exención del IVA para la sanidad y la educación privadas, mayor presión fiscal sobre productos como el tabaco, y una reforma del IRPF y del Impuesto de Sociedades para hacerlos más progresivos.
"A día de hoy estamos lejos y soy clara: no se va a contar con los 27 votos de Sumar con una propuesta en materia tributaria que sea regresiva", advirtió el lunes Yolanda Díaz.
También este fin de semana se produjo un movimiento por parte de Podemos, que se resituó en el mapa político durante la celebración de su Universidad de Otoño. En este foro, la secretaria general, Ione Belarra, anunció que su formación pondría dos condiciones al PSOE en la negociación presupuestaria: la ruptura de relaciones con Israel y la intervención del mercado del alquiler para bajar los precios un 40%.
Romper con Israel y bajar los alquileres por ley
El movimiento de la organización no se quedó ahí, y el lunes la propia Belarra avanzó que el partido sometía a la consulta de su militancia hacer de estas dos reivindicaciones condiciones sine qua non para apoyar las cuentas.
Si la militancia lo avala, las dos exigencias de Podemos se convertirán en líneas rojas en la negociación de PGE
Si las bases de Podemos lo avalan, la formación iniciará las conversaciones con el PSOE con dos líneas rojas de entrada que serán inamovibles y, por lo tanto, a priori los socialistas deberían asumir la ruptura de relaciones con Israel y la intervención de los precios del alquiler si quieren sacar los Presupuestos adelante.
El cambio de expectativas que se había generado a la vuelta del verano con la ralentización del proceso presupuestario por parte del PSOE ha tornado en un nuevo giro que eleva la tensión de las negociaciones, esta vez debido a las brechas ideológicas entre los socialistas y la izquierda alternativa.
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