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EUSKADI La tragedia de Zaldibar, punta del iceberg de la precariedad y el descontrol en los vertederos

Los dos trabajadores sepultados por el derrumbe siguen desaparecidos. Organizaciones ecologistas advierten sobre la "falta de seguimiento" por parte de las instituciones ante la realidad de esos espacios de almacenamiento de residuos. La indignación social va en aumento.

Vertedero de Zaldibar
Continúan los trabajos para hallar a los operarios desaparecidos tras el derrumbe en el vertedero de Zaldibar. EFE/Juan Herrero

El dolor sigue confundido con la incertidumbre. Desde hace ya 11 días, el vertedero de Zaldibar aparece, una y otra vez, en los titulares de los medios. Abre informativos y siembra preocupación. Entre nubes tóxicas y dudas en el aire, la crisis generada tras el fatídico derrumbe del pasado 6 de febrero impregna el ambiente de Euskadi.

Aquí están las claves de la pesadilla que se llevó por delante a Alberto Sololuze y Joaquín Beltrán, los dos obreros que siguen sepultados bajo esa pesada capa de tierra.

Los hechos

Era jueves y el reloj marcaba las 16.00 h. Sololuze y Beltrán se encontraban en su lugar de trabajo, el vertedero de la empresa Verter Recycling situado en el barrio Eitzaga de Zaldibar, un pequeño municipio vizcaíno situado a unos 40 kilómetros de Bilbao.

De repente, el suelo se movió. O no tan de repente: el diario El Correo dio a conocer que uno de los trabajadores ahora desaparecidos había advertido a la empresa sobre la existencia de grietas y corrimientos de tierras. El desprendimiento se llevó por delante a Sololuze y Beltrán y llegó hasta la AP-8. El drama acababa de comenzar.

Amianto en la tierra

A la 01.00 h de la madrugada del viernes 7, los equipos de rescate se vieron obligados a paralizar la búsqueda de ambos ante un hecho inesperado entre quienes realizaban esas tareas de búsqueda, aunque conocido por los propietarios del vertedero: en la zona había amianto, una sustancia peligrosa.

De hecho, los participantes en las primeras actuaciones para tratar de encontrar a ambos trabajadores estuvieron expuestos al contacto con el amianto, lo que supone un grave riesgo para la salud. En ese contexto, las labores de rescate se reiniciaron el mismo viernes 7. Once días después, Sololuze y Beltrán seguían sin ser localizados.

Responsabilidades

"Cuando llegué el primer día pensé: Pero, ¿qué es esto? Al regresar a casa le dije a mi pareja: ¿Para qué estamos reciclando? En Zaldibar depositan amianto en cualquier sitio y lo cubren con tierra". Así se expresaba en las últimas horas uno de los camioneros que acudía a ese vertedero en declaraciones realizadas al programa Amarauna de Euskadi Irratia. Otro camionero relató al diario Berria que el vertedero ubicado en ese municipio recogía "los residuos que no quería nadie".

En ese contexto, el juzgado de Durango ha abierto diligencias contra la empresa ante la posible comisión de delitos de carácter medioambiental y laboral. El Gobierno Vasco no ha ocultado sus críticas hacia la gestión de la crisis por parte de los propietarios del vertedero. Mientras tanto, grupos políticos de la oposición, sindicatos y colectivos ecologistas han criticado al Ejecutivo autonómico por su papel en este caso.

"Todos los hechos acaecidos desde el derrumbe están rodeados de un halo opaco que ha tenido sus consecuencias tanto en la gestión de la situación como en la gestión informativa", advertía el grupo ecologista Eguzki en un comunicado. Por su parte, Ekologistak Martxan (Ecologistas en Acción) advertía que este caso "demuestra claramente la falta de seguimiento y el absoluto descontrol que las administraciones tienen sobre estos espacios de acumulación de residuos".

Aire contaminado

Ocho días después del derrumbe, el Gobierno vasco dio a conocer los resultados del análisis de calidad del aire efectuado en la zona. La alarma social cobró entonces aún mayor fuerza: el Ejecutivo autonómico recomendó no abrir las ventanas de los hogares ni realizar deporte al aire libre en los municipios de Zaldibar, Ermua, Eibar y Mallabia, lo que afecta a 48.000 personas. Incluso se suspendió el encuentro que tenían previsto disputar Eibar y Real Sociedad.

Este lunes, los escolares de la zona no han salido al patio. El motivo: la presencia de dioxinas y furanos a raíz del incendio que se desató en el vertedero. Los análisis habían detectado unas cantidades tóxicas cincuenta veces por encima de los valores normales en una zona urbana. El subdirector de Salud Pública de Bizkaia, Joseba Bidaurrazaga, dijo públicamente que esta situación no tendrá repercusiones sobre la salud de la población ni a corto, medio ni largo plazo.

Sin embargo, sus declaraciones no han convencido a todos. "Las personas que se encuentran trabajando en el rescate de los dos desaparecidos y en la extinción de los incendios deben emplear medidas de protección respiratoria específicas. Sin embargo, las instituciones públicas omiten indicación alguna para proteger a la población que se encuentra trabajando en el entorno del derrumbe. Es inaceptable", criticó por su parte el sindicato ELA.

Repercusión social

En ese contexto, los habitantes de las poblaciones afectadas no ocultan su nerviosismo e impotencia. El sábado hubo una movilización en señal de protesta que juntó a vecinas y vecinos de distintas localidades. Al mismo tiempo, las familias de los trabajadores desaparecidos han criticado el papel del Gobierno vasco en esta crisis.

Por su parte, Ekologistak Martxan denunció que "las administraciones vascas no ejercen el control necesario de los vertederos, ni de las sustancias que en ellos se depositan, así como tampoco realizan el imprescindible seguimiento de estos lugares una vez dadas las autorizaciones".

Mientras tanto, los principales sindicatos vascos han apuntado hacia la precariedad laboral como un factor clave para explicar la siniestralidad en los puestos de trabajo. "Exigimos al Gobierno vasco que utilice todos los recursos disponibles para hacer frente a la precariedad y que inmediatamente apruebe un plan de emergencia contra la precariedad de cara a conseguir los recursos necesarios para hacer frente a esta pandemia. Ya es hora de empezar a defender la mayoría trabajadora de este país", señalaron en un comunicado conjunto los sindicatos ELA, LAB, EHNE, Steilas e Hiru.

Repercusión política

Cuando se produjo la tragedia de Zaldibar, el lehendakari manejaba ya convocar elecciones anticipadas para el 5 de abril. El calendario indicaba que como muy tarde debía firmar la convocatoria el lunes 10 de febrero. Y así fue.

Mientras las máquinas trabajaban sobre el terreno, Urkullu convocó a los medios y anunció que la cita con las urnas tendría lugar el primer domingo de abril. En el turno de preguntas, el periodista del diario Gara Iñaki Iriondo le preguntó al lehendakari si no había sentido la necesidad de acudir al lugar del siniestro. "Estoy. No físicamente, pero estoy", respondió. "No se trata de estar por estar. Se trata de que seamos operativos", subrayó.

Tras aquella rueda de prensa, el Gobierno vasco ha centrado la gestión de la tragedia en manos de la mesa técnica de coordinación y seguimiento sobre el derrumbe, que se reúne diariamente. En cualquier caso, el lehendakari y varios de sus consejeros han sido llamados a dar explicaciones en la Diputación Permanente del Parlamento Vasco.

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