ERC afronta una nueva semana en el fango del caso de los carteles del alzhéimer en plena negociación para la investidura
Los republicanos aceleran la investigación sobre el escándalo, que quieren cerrar este viernes con un informe exhaustivo y con el compromiso de Marta Rovira de depurar todas las responsabilidades.
Barcelona-Actualizado a
El escándalo de los carteles del alzhéimer contra Ernest Maragall y su hermano, el expresident de la Generalitat, Pasqual Maragall –afectado por esta grave enfermedad- ha impactado duramente en Esquerra Republicana desde que se hizo público hace una semana que detrás de la autoría de la acción estaba el propio partido.
El terremoto político que ha provocado este asunto, con importantes consecuencias internas y graves daños en la imagen de los republicanos, no parece que vaya a amainar a pesar de los esfuerzos de la dirección por intentar controlar el tema. ERC afronta una nueva semana de previsible fango en torno a esta cuestión y en general la del llamado "operativo en B", que se dedicaba a realizar actos de campaña y agitación sin el logotipo del partido.
La preocupación entre los dirigentes de Esquerra por el caso de los carteles del alzhéimer crece por la dificultad de acotar la duración y extensión del escándalo. Todo ello en medio de la negociación con el PSC para la posible investidura de Salvador Illa como president de la Generalitat. De entrada, Esquerra ya ha puesto en marcha la confección de un exhaustivo informe sobre el caso con diversas entrevistas a algunos de los implicados.
Este martes está previsto que dé explicaciones uno de los altos cargos que está en el ojo del huracán, el director de Comunicación del partido, Tolo Moya, a quien el propio Ernest Maragall atribuyó la operación de los polémicos carteles. El encargado de realizar el informe es el responsable de Compliment del partido, Xavier Mombiela. También está previsto que den su versión otros altos cargos como el exviceconseller de Presidència, Sergi Sabrià, que dimitió el pasado jueves a causa del mismo escándalo.
Informe para el viernes y Consell Nacional
La semana va a ser dura internamente, pero la dirección quiere dar carpetazo a este espinoso asunto y no quiere que sea en falso. Por ello, se ha acelerado al máximo todo el procedimiento y el informe del responsable de Compliment estará listo este viernes y a disposición de la Ejecutiva nacional. Según explica la portavoz de Esquerra, Raquel Sans, la Ejecutiva tomará las decisiones oportunas, en función del contenido del informe.
Lo hará en una reunión extraordinaria que tendrá lugar este mismo viernes a las tres de la tarde. Posteriormente, se celebrará esa misma tarde un Consell Nacional, como máximo órgano entre congresos de representación de la militancia, para informar a la masa social de los republicanos.
El responsable de Compliment, que en estos momentos recae en Xavier Mombiela, es una figura que ocupa una persona con conocimientos jurídicos y que obra de forma independiente de la dirección del partido. Actúa con potestad para recabar la información necesaria, entrevistar a militantes o personal laboral del partido, realizar conclusiones y aportar propuestas de actuación en temas relativos a la actuación interna de Esquerra.
"Los militantes de Esquerra están enfadados, indignados y tristes", asegura Sans. Esta es una buena definición a tenor del ambiente que se ha vivido en la primera asamblea territorial después de conocerse el escándalo. La dirección puso en marcha estos encuentros para poder recoger la percepción e inquietudes de los militantes. Participan desde Marta Rovira, de forma telemática desde Ginebra, hasta la propia Raquel Sans. Este sábado fue el turno del Camp de Tarragona y las caras de los asistentes indicaban el profundo malestar en las bases con esta cuestión, según algunos de los presentes consultados por Público.
Reproches a Rovira y voluntad de depurar responsabilidades
Las dirigentes del partido no se ahorraron alguna dura intervención al respecto del tema de los carteles, según diversos asistentes consultados. Entre las intervenciones hubo fuertes reproches sobre la cuestión y en relación a la necesidad de que se asuman responsabilidades al más alto nivel. Según algunos de los asistentes, Rovira se comprometió a asumir todas las responsabilidades que fueran necesarias, sin descartar su propia dimisión si fuera necesaria, pero una vez concluido el informe sobre el escándalo.
Y es que la dirección de Esquerra -en la actualidad con la secretaria general, Marta Rovira, al frente, después de la dimisión del presidente del partido, Oriol Junqueras, por las discrepancias entre ambos- quiere llegar al fondo de este truculento caso. Pero a la vez Rovira y su equipo son conscientes de que la investigación puede sacar a relucir otros trapos sucios del partido, especialmente en relación a las acciones del conocido como "operativo en B".
En la dirección se trabaja para intentar mantener el hermetismo respecto a la investigación. "Haremos pública una explicación con todo lo que acontezca y las conclusiones a que se llegue sobre este lamentable episodio, pero cuando finalicen los trabajos del responsable de Compliment", alegan.
"Mientras tanto sería conveniente la máxima discreción de todo el mundo para ayudar en el desarrollo de la investigación interna y evitar informaciones sesgadas e interesadas, cuando no falsas, que no hacen otra cosa que perjudicar gravemente al conjunto de Esquerra Republicana", asegura un miembro de la dirección.
Tolo Moya y el temor a filtraciones interesadas
Pero hay profundo temor por las filtraciones que pueda haber respecto a la investigación interna en curso y las posibles declaraciones de alguno de los afectados, tanto de supuestos mensajes entre dirigentes de Esquerra por escrito y con audios. Y por las consecuencias que ello podrían tener. La última filtración fue el supuesto pago de 50.000 euros por su silencio a los jóvenes que colgaron los carteles, y que Esquerra asegura que no se ha producido.
La pugna existente en Esquerra entre los llamados roviristas, dirigentes afines a la secretaria general, Marta Rovira, y los junqueristas, partidarios del expresidente del partido, Oriol Junqueras, es terreno abonado para suspicacias sobre filtraciones interesadas. Existe entre los roviristas una profunda convicción que el caso de los carteles de los Maragall fue filtrado por el sector de Junqueras.
Lo dicen en privado con contundencia e indignación, pero el dimitido Sergi Sabrià no se cortó tampoco en público: "Hay a quien no le importa ERC, sino la ambición y el deseo personal de controlar una organización para hacerla a su medida", indicó.
Desde el sector de Junqueras se niega la mayor y se reitera que el expresidente no tuvo conocimiento de la actuación de los carteles. La propia portavoz del partido, Raquel Sans, se limita a asegurar que "la Ejecutiva que en aquel momento dirigía Oriol Junqueras y Marta Rovira tuvo conocimiento del caso, pero no puedo asegurar quién de la Ejecutiva lo sabía y quién no", sostuvo. "Yo formo parte de la misma y no tenía conocimiento de ello. Hay que esperar a ver cuáles son las conclusiones a qué llega el informe del responsable de Compliment", afirmó.
En Esquerra hay un cierto clima de pánico después de la amenaza que lanzó el director de Comunicación del partido, Tolo Moya, cuando fue señalado como responsable: "Estoy esperando la investigación para exponer las pruebas que demuestran quién es el ideólogo de todo este grupo, de cómo funcionaba y de hasta dónde llegaba el conocimiento de todo esto", aseveró Moya. "Más de un dirigente habla en privado de la existencia de grabaciones y mensajes alusivos a la operación de los carteles que puede implicar a más de un alto cargo", añadió.
Algunos miembros del sector de Rovira sitúan a Tolo Moya en la órbita del junquerismo, a pesar de que algunas fuentes del partido aseguran que el experto en comunicación política llegó a Esquerra de la mano de la propia Rovira. Público ha podido confirmar el distanciamiento que se ha ido produciendo entre el director de comunicación y la secretaria general en los últimos meses, pero fuentes próximas a Junqueras aseguran que "no tenemos nada que ver". "Este señor va por libre", alegan, "y lo que es importante es que se aclare todo este lamentable asunto que solo hace que perjudicar gravemente a Esquerra".
Se desconoce la información que Moya pueda atesorar sobre el caso de los carteles de los Maragall, pero la preocupación en el seno de Esquerra es latente y más que evidente. No solo por esta acción de los carteles, sino por otras que puedan salir a relucir. Por tanto, posibles declaraciones de Moya en medios o la filtración de información se consideran ya una espada de Damocles que se quiere neutralizar con el cierre de la investigación de la forma más rápida y exhaustiva posible.
Blindar la negociación para la investidura
A parte de neutralizar el impacto sobre la reputación de Esquerra, el objetivo de cerrar lo antes posible el escándalo tiene también de fondo las negociaciones para la investidura, que ERC reitera querer cerrar al finales del actual mes de julio. Los republicanos intentan blindar las conversaciones con el PSC de la tormenta política por el escándalo. No obstante, admiten que la investigación interna y posibles nuevas revelaciones impactan en la dinámica del partido y dificultan la normalidad de los trabajos en todas las áreas.
Con todo, Sans asegura que las negociaciones "avanzan a buen ritmo". La portavoz añade que los republicanos también mantienen conversaciones con Junts, pero que con los socialistas se está profundizando más, respecto a todas las carpetas. Así, ERC y PSC estarían "adelantando" también sobre las áreas de la financiación singular y el referéndum, condiciones marcadas por los republicanos desde la campaña de las elecciones catalanas. Sans ve "posible" un acuerdo de investidura, si bien ha añadido que dependerá de cómo avancen estas negociaciones.
Además, en todo caso, serán las bases de ERC quienes tendrán que avalar o no, en último término, un posible acuerdo de investidura. Si no se progresa lo suficiente o no se reciben suficientes respuestas, ERC ve "muy complicado" que la militancia acepte un posible pacto. "Estamos a disposición de encontrar puntos de encuentro, pero no sabemos si serán suficientes", ha añadido Sans.
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