Este artículo se publicó hace 16 años.
El día más ‘tenso’ de Zapatero
El PP se agarra a una grabación a micrófono cerrado del líder del PSOE para acusarle de "crispar"
A estas alturas, todos los políticos deberían saber que sus palabras raras veces se las lleva el viento, máxime si hay una cámara cerca. Las del presidente del Gobierno a micrófono cerrado, después de la entrevista que le hizo Iñaki Gabilondo en Cuatro el pasado lunes, se quedaron, de hecho, enganchadas a la Red y al argumentario del Partido Popular.
José Luis Rodríguez Zapatero pronunció dos frases - "Nos conviene que haya tensión" y "Voy a empezar a partir de este fin de semana a dramatizar un poco"- que los dirigentes conservadores emplearon ayer como prueba del verdadero talante del jefe del Ejecutivo, ése que ellos siempre denunciaron: el del "gesto agrio", la "mirada casi iracunda" y la "crispación en la cara" que describió ayer el secretario de comunicación del PP, Gabriel Elorriaga. Pero no fue el único.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, aseguró que a Zapatero "se le ha visto el plumero", pues lo que le interesa es "tener una campaña crispadora".
Juan Costa, el coordinador del programa electoral conservador, acusó al jefe del Ejecutivo de "falta de ideas" y de pretender "agitar y dividir" durante la campaña, mientras que el número dos del PP por Madrid, Manuel Pizarro censuró que un Zapatero "sin careta" cree problemas en lugar de resolverlos.
Las dos frases de Zapatero a micrófono cerrado dieron, ayer, la vuelta a España: Elorriaga, en San Sebastián; Aguirre y Costa en Madrid; Pizarro, en Cádiz,... Pero por si algún rincón del país quedara sin conocer el verdadero talante del presidente del Gobierno, el PP mandó un comunicado: "Ahora todos los españoles saben que la crispación es la pieza esencial de la estrategia política y electoral de Zapatero", decía la nota.
El jefe del Ejecutivo quiso aclarar por qué hablaba de tensión. Se refería, explicó en Onda Cero, a la tensión que se consigue "movilizando y explicando" a los ciudadanos que quieren un gobierno socialista "lo que está en juego" el 9 de marzo, porque "nada está ganado".
Zapatero aludía así a uno de los clásicos de las campañas electorales: la movilización del voto de la izquierda, que conforma "un electorado más proclive a quedarse en casa", explicó Alfredo Pérez Rubalcaba.
El presidente del Gobierno negó intención alguna de crispar, acusó al PP de haber sido quien blandió siempre esta estrategia y dio argumentos: "Nadie me recuerda a mí en la oposición diciendo que se rompía España o que se rompía la familia".
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