La derechización de los jóvenes: el cambio de la 'libertad' al 'libertinaje'
Vox aglutina su mayor número de votantes para el 23J en los electores de entre 18 y 24 años. Mientras, el PP resulta el partido favorito entre los nuevos electores: un 24,4% elegiría esta opción, según el CIS.
Madrid--Actualizado a
Los mensajes que niegan la violencia machista, que difunden la xenofobia o el ultranacionalismo, así como ideas retrógradas se extienden entre la sociedad española y, también, entre los jóvenes.
La derechización de la juventud ha ido aumentando en los últimos años, y así lo demuestran los últimos datos. Vox aglutina su mayor número de votantes para el 23J en los electores de entre 18 y 24 años, según el último barómetro del CIS. Un 13,6% sienten simpatía por la formación ultraderechista. Por su parte, el PP resulta el partido favorito de los nuevos electores: un 24,4% elegiría esta opción, teniendo en cuenta intención directa y simpatía.
En la actualidad, la derecha es para una cantidad importante de jóvenes la opción más "rebelde" y "antisistema". "Tanto la derecha como la extrema derecha venden discursos de que van a romper con lo establecido, que están en contra de las élites, contra la agenda 2030 o la inmigración", explica Sergio Gracia, director del Centro de Investigación de la Extrema Derecha (CINVED).
Los jóvenes han pasado de ser los principales seguidores de los valores de la libertad a ser partidarios de un nuevo concepto resignificado por la derecha, que "es más bien libertinaje". Hace años, era habitual en las universidades la generación de movimientos estudiantiles de izquierdas.
Hoy en día, recuerda Gracia, estos movimientos son cada vez menores. "Ahora impera más el individualismo. Cada vez está más desintegrada la clase obrera donde todos luchaban por los derechos de todos", añade.
"Cada vez está más desintegrada la clase obrera donde todos luchaban por los derechos de todos"
Una tendencia de cambio en el comportamiento electoral de los jóvenes no exclusivamente española, sino también europea. Un estudio de la Fundación Fondapol, de París, de mayo del año pasado sobre los jóvenes europeos concluyó que los electores de entre 18 y 24 años "se sitúan a la derecha, más incluso que segmentos de edad conservadores, como son los mayores de 65 años".
Negacionismo de la violencia de género
Las opciones conservadoras y extremistas han encontrado en parte de los jóvenes su electorado fiel. Y es que, el machismo y el negacionismo sobre la violencia de género han aumentado entre los adolescentes varones en los últimos cinco años. Un 44,7% de los hombres jóvenes sostienen postulados machistas, según se desprende del estudio Culpables hasta que se demuestre lo contrario de la Fundación Fad.
Unas ideas que defienden desde la derecha y extrema derecha, el partido de Abascal rechaza la violencia de género al considerar que es un "concepto ideológico". Algo que dejaba claro el número dos de Vox por València, quien ha asegurado que "la violencia de género no existe". Este negacionismo ya ha entrado en los acuerdos de gobierno municipales y autonómicos con el Partido Popular, por ejemplo, al transformar concentraciones contra la violencia machista en "contra todas las violencias".
De hecho, en el debate cara a cara entre Feijóo y Sánchez, el líder del PP evitó hablar sobre violencia machista, a pesar de ser preguntado de forma directa sobre ésta y sobre la actitud de Vox, su aliado en diferentes autonomías y municipios. En algunos casos, como en Balears -donde el apoyo de Vox fue clave para la investidura del PP-, se ha puesto en marcha la eliminación de la consejería de Igualdad.
Además, uno de cada cuatro jóvenes españoles se declara abiertamente racista o xenófobo, según un estudio publicado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, de la Fundación Fad.
El partido de ultraderecha siempre ha mantenido un discurso en contra de la llegada de migrantes al país, con campañas llenas de bulos. Lo más reciente ha sido difundir mentiras sobre el origen del presunto autor de un crimen en Madrid. Abascal afirmó, tras conocer el suceso, que los "españoles están sufriendo el disparate migratorio". Sin embargo, el autor del delito resultó ser de nacionalidad española.
El comportamiento político
Para comprender esta derechización de una parte de los electores jóvenes, es preciso conocer cómo funciona el comportamiento político de la juventud española. Este se puede explicar bajo tres factores: "La insatisfacción de expectativas, la construcción de percepciones y el régimen emocional que les define", señala María Pereira, profesora e investigadora de Ciencias Políticas en la Universidad de Santiago de Compostela (USC).
"Los jóvenes deben enfrentar el hecho y el relato de que vivirán peor de lo que lo hicieron sus padres"
Las nuevas generaciones han vivido varias crisis económicas, lo que aumenta su desafección política y la insatisfacción de expectativas, "frente al hecho de que las generaciones que les precedieron, sus padres y abuelos, votaban fundamentalmente en clave de progreso, de futuro; ellos deben enfrentar el hecho y el relato de que vivirán peor de lo que lo hicieron sus padres, y de que, en consecuencia, su futuro es hoy más incierto".
"Han nacido en un momento de gran bienestar social, que los ha llevado a imponerse unas expectativas posiblemente sobrevaloradas, que chocan de frente con una cultura que les dice que, muy posiblemente, no van a poder conseguir todo lo que se habían propuesto", explica Pereira.
Pablo Stefanoni, doctor en Historia por la Universidad de Buenos Aires y autor del libro ¿La rebeldía se volvió de derechas?, echa la vista atrás diez años. "Antes, la palabra indignación nos remitía a un momento de combate contra el capitalismo y las desigualdades. Los movimientos de protesta eran de izquierda, la indignación rimaba con progresismo. Ahora la cosa ha cambiado".
Parte de los jóvenes españoles encuentran en la "derecha reaccionaria" discursos atractivos "que les permiten canalizar parte de ese malestar y su falta de confianza en las instituciones españolas", asegura Stefanoni. Esta juventud ve en los partidos de ultraderecha su forma de protestar contra el sistema vigente ya que consideran que se encuentran fuera de lo "políticamente correcto".
Las redes sociales y las emociones son la clave
Las redes sociales son una herramienta fundamental de comunicación política, sobre todo a la hora de llegar a los jóvenes, que son quienes más consumen estos medios. Internet proporciona la libertad y la independencia de crear, distribuir y consumir información política en cualquier momento. Si bien, también es un perfecto creador y difusor de una herramienta muy peligrosa: las fake news.
"La extrema derecha utiliza las redes sociales para difundir su ideario y expandir su discurso de odio y miedo contra el otro. Muchas veces utilizan las fake news de manera provocadora, lo que buscan es tener un mayor impacto y difusión. Suelen poner más el foco en lo que impacta que en lo que importa", explica Sergio Gracia.
"Ahora triunfa el 'speech' de un minuto y medio para Instagram, Twitter o Tik Tok"
La estrategia que ha seguido Vox con "campañas como Cañas por España fue priorizar la iniciativa en redes", explica Gracia. "Los mítines clásicos están desapareciendo, ahora triunfa el speech de un minuto y medio para Instagram, Twitter o Tik Tok que se puede consumir en cualquier momento y en cualquier grupo de gente joven que pueden difundir los vídeos masivamente".
La facilidad de acceso a contenidos polarizados en línea ha contribuido a la propagación de estas ideas entre los jóvenes. También con la influencia de los fachatubers, conocidos youtubers y streamers que defienden ideas extremistas, como Roma Gallardo, Wall Street Wolverine o Dalas Review, que pueden moldear las perspectivas políticas de sus seguidores.
Además, las emociones van de la mano del comportamiento político. Los jóvenes "muestran un régimen emocional más sencillo", lo que deja un camino idóneo para la búsqueda de vías alejadas del centro político.
El equipo de investigaciones políticas de la USC, en el que participa María Pereira, ha comprobado que "la edad otorga una mayor complejidad emocional, lo que permite estabilizar más las percepciones sobre las políticas". De esta forma, los jóvenes, al tener un sistema emocional menos estable, suelen preferir partidos que se autodenominan rompedores con el sistema, como lo fue Podemos en su día o Vox en la actualidad.
Tanto la derecha como la extrema derecha presentan candidatos más mediáticos y un tanto llamativos, lo que atrae a un mayor electorado. La retórica convincente y el mensaje populista de ciertos líderes han resonado con una parte significativa de la juventud, generando un sentimiento de identificación y atracción hacia estas figuras.
El mensaje populista de ciertos líderes ha resonado con una parte significativa de la juventud
Estos personajes funcionan a la perfección con las redes sociales, ya que consiguen llamar la atención y viralizarse. "Partidos como Vox han logrado movilizar a sus electores en las redes, espacios idóneos para la hiperbolización de las emociones, especialmente de aquellas negativas o muy negativas, como el enfado", recalca Pereira.
Desafío de la izquierda: reconectar con la clase trabajadora
La izquierda española, tras ver cómo en las elecciones municipales y autonómicas el mapa se teñía cada vez más de azul y verde, tiene un desafío enorme de cara a las elecciones generales.
Los partidos progresistas ya no captan de la misma forma al electorado más joven. "La izquierda no termina de llegar a los nuevos votantes y las políticas que desarrolla no son todo lo eficaces y eficientes que deberían de ser con la juventud. El Consejo de la Juventud de España, en 2021, suspendió al Gobierno en políticas dirigidas a los jóvenes en temas como el acceso a la vivienda, el mercado laboral que impide emanciparse a los jóvenes, o como el ecologismo, que ya no es un tema solo de la izquierda", explica Sergio Gracia.
Para Pablo Stefanoni, "el desafío de la izquierda, en general, es la necesidad de reconectar con los de abajo, con las clases trabajadoras. Una clase que no tiene nada que ver con la del pasado, ahora son mucho más multiculturales, más precarizadas, la mayoría de ellos no participan en ningún sindicato ni organización colectiva laboral. Por lo que la prioridad de los partidos progresistas debe ser esta reconexión con una política de clase, a la vez que también recoja otro tipo de reivindicaciones de género y diversidades."
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