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Criminalización, racismo y abuso de poder: mujeres migrantes denuncian acoso policial en Sestao

El colectivo Emakume Migratuak y la asamblea de Txirbilenea, un espacio autogestionado que funciona en la antigua Escuela de Aprendices de Altos Hornos, reclaman el cese de la represión policial contra las mujeres que viven allí.

Emakume Migratuak y Txirbilenea
Integrantes de Emakume Migratuak y Txirbilenea durante la rueda de prensa ofrecida este martes en Sestao. PÚBLICO

La vieja calle Txabarri de Sestao vuelve a agitarse contra la represión. Donde alguna vez hubo fábricas y luchas obreras hoy pervive la pelea de un grupo de trabajadoras migrantes que se niegan, por encima de todo, a resignarse. No quieren "normalizar" ni callarse ante las amenazas policiales que, según relatan, sufren desde finales de agosto.

El silencio se rompió este martes junto a las vías del tren, en la parte baja de Sestao. Allí está Txiribilenea, un espacio social okupado y autogestionado que comenzó a funcionar hace 12 años en la antigua Escuela de Aprendices de Altos Hornos de Bizkaia. 

Hace algunos meses, la asamblea de Txirbilenea y el colectivo Emakume Migratuak (mujeres migrantes) iniciaron un proceso de colaboración que permitió que varias familias "pudiesen satisfacer la necesidad habitacional de emergencia".

Las integrantes de Emakume Migratuak "colaboraron en la mejora de las condiciones de habitabilidad del espacio", según destacaron este martes las representantes de Txirbilenea que participaron en la rueda de prensa.

En marzo pasado solicitaron al Ayuntamiento de Sestao –gobernado por el PNV, en coalición con el PSE– el empadronamiento de las personas que vivían en Txirbilenea. "Sin embargo, en mayo la alcaldía dictó un decreto en el que se denegaba el empadronamiento en la Escuela de Aprendices", explicaron. 

Fotos y amenazas

A finales de agosto, tras una serie de actividades realizadas durante los meses de verano por colectivos de personas migradas en el espacio autogestionado de Sestao, "la Ertzaintza y la Policía Municipal han acudido sin aparente motivo, identificando y amenazando a las residentes, sacando fotografías y accediendo al inmueble sin permiso", denunciaron.

Una de las portavoces de Emakume Migratuak relató que el pasado 27 de agosto, cuando dos mujeres y dos niñas se encontraban lavando ropa en el patio de Txirbilenea, "llegaron ocho agentes uniformados de la Ertzaintza".

En esa ocasión, los agentes intentaron acceder al edificio y amenazaron a una de las mujeres para que se identificara. La Ertzaintza pidió entonces el "refuerzo" de la Policía Municipal, que envió otros dos agentes.

"Los policías accedieron al local, identificaron a una menor de edad e intimidaron a las mujeres, preguntándoles por qué no habían querido abrir la puerta antes, insinuando que escondían algo", contó la portavoz. "Además, intentando amedrentarlas, les mostraron videos de fiestas organizadas anteriormente en Txirbilenea, con el fin de burlarse de ellas", remarcó.

Nuevas identificaciones

Dos días después hubo una nueva visita de la Policía. "El hijo de una de las mujeres que vive aquí escuchó cómo aporreaban la puerta y al acercarse a mirar se encontró de bruces con un agente, que le obligó a abrirla", afirmó otra representante de Emakume Migratuak. 

La Policía accedió a los dormitorios de las mujeres "sin previo aviso y sin permiso" e identificó a varias de ellas, incluso a las que ya habían pedido la documentación 48 horas antes. Estas mujeres "confrontaron con la Policía y alegaron que ya habían sido identificadas, tras lo cual los agentes uniformados abandonaron el edificio". 

Emakume Migratuak denunció que la actuación de la Policía Municipal y de la Ertzaintza "ha pretendido criminalizar a las personas migradas". "Demandamos que los datos de las personas identificadas no sean utilizados para ningún fin punitivo o coercitivo; pensamos que es una situación racista y de abuso de poder", afirmaron.

"Estamos organizadas"

El colectivo denunció las dificultades que enfrentan las personas migradas para acceder al derecho a la vivienda o al  empadronamiento. Del mismo modo, subrayó que "las trabajadoras de cuidados internos no tienen acceso a un lugar de descanso los fines de semana", por lo que acuden a dormir a Txirbilenea.

La rueda de prensa sirvió también para poner sobre la mesa las vulneraciones de derechos que enfrentan estas trabajadoras. "La sociedad vasca, y sobre todo las personas mayores, demandan cuidados internos en sus domicilios, pero se niegan a empadronar a las trabajadoras que viven esas casas", remarcaron.

Las integrantes de Emakume Migratuak denunciaron que los ayuntamientos "no están aplicando la ley que dice que las personas deben estar empadronadas en el lugar en el que viven" y remarcaron que la apuesta por residir en Txiribilenea es "temporal", hasta que de forma conjunta logren encontrar "una solución al problema de la  vivienda". 

"Estamos organizadas y somos más de 300 mujeres en lucha por la erradicación del empleo de hogar interno y resistiremos a la violencia laboral y racista hasta que todas tengamos los mismos derechos a una vida digna", añadieron. 

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