El congreso de Junts blindará el liderazgo de Puigdemont sin abrir el melón del candidato a las próximas elecciones
El próximo conclave supondrá la pérdida de influencia de Laura Borràs y su sector, mientras el expresident de la Generalitat puede volver a la dirección orgánica del partido, aunque no ejercerá de jefe de la oposición, cargo que Junts dejará vacante, y se mantiene la incógnita sobre su futuro electoral a la espera de la amnistía.
Barcelona--Actualizado a
Junts ultima los preparativos para el congreso extraordinario del partido que se celebrará el último fin de semana de este mes de octubre. La formación política se pondrá al día para afrontar y optimizar el nuevo escenario político generado tras el final del ciclo electoral. Un nuevo escenario en el que Junts per Catalunya se sitúa como principal oposición al Govern del PSC, como partido mayoritario de un independentismo que ha perdido la mayoría en el Parlament, y en el que también destaca su gran capacidad de influencia en la gobernabilidad del Estado con sus decisivos siete diputados en el Congreso.
Por todo ello, Junts quiere reubicar, y sobre todo concretar, su ideario y programa ideológico. Con una ponencia que se articula a través de 6 ejes: inmigración y reto demográfico, acción climática y digitalización, derechos sociales y culturales, economía y conocimiento, administración y acción exterior. A éstos se suman tres ámbitos que consideran "transversales": feminismo, juventud y personas con discapacidad. Pero, sobre todo, Junts quiere cohesionar al partido en torno al liderazgo del expresident de la Generalitat, Carles Puigdemont, y de la estrategia política definida desde Waterloo tanto para Catalunya como para Madrid.
Reencajar el liderazgo incuestionable de Puigdemont
El congreso del 26 y 27 de octubre debe servir a Junts también para clarificar los liderazgos internos, especialmente después de la fuerte apuesta que supuso volver a llevar como candidato a la presidencia de la Generalitat a Carles Puigdemont, el 12 de mayo. El expresident de la Generalitat debe reencajar su figura en el tablero político catalán después de haber perdido las elecciones frente al PSC, sin mayoría independentista y debiendo mantener el exilio debido al rechazo del Tribunal Supremo a aplicarle la amnistía, con la excusa de un discutible enriquecimiento personal relacionado con el delito de malversación en la causa por el referéndum del 1-O. Puigdemont dejó la presidencia de Junts hace un par de años -aunque no las riendas del partido- para impulsar el Consell de la República, pero el resultado de esta entidad -que debía aglutinar al conjunto del independentismo desde fuera del Estado español- no ha dado de si lo esperado, ni en envergadura ni en proyección, y ahora el expresident podría volver a presidir Junts.
En principio, la apuesta de Junts pasa por la renovación de liderazgos y la apertura del partido más allá de la militancia estricta. "Aprovechar el congreso para renovar mensajes, discursos y liderazgos" en palabras del propio Puigdemont. Pero todas las fuentes del partido consultadas apuntan a que el congreso del partido, el próximo 26 de octubre, debe suponer el blindaje del liderazgo de Puigdemont en el interior de Junts, sincronizando su posición orgánica con la toma de decisiones. "Nadie en Junts pone en duda el liderazgo de Puigdemont, pero en el último ciclo electoral las decisiones se han tomado sin que su posición orgánica y su liderazgo estuvieran alineados", aseguran estas fuentes. Y es que, oficialmente, Puigdemont es hoy un simple militante de base desde el punto de vista orgánico, pero con una ascendencia total sobre la organización como para tomar decisiones clave. Es el caso de la confección de las listas en las elecciones generales y las elecciones al Parlament, o el acuerdo para la investidura de Pedro Sánchez, entre otros. "Se le ha dado toda la confianza como no puede ser de otra manera, pero hay que ajustarlo", añaden.
Para reajustar la figura de Puigdemont a la realidad del partido, Junts moverá todas las piezas que sean necesarias y eso afectará a los equilibrios internos que ahora se dividían entre los dirigentes de confianza de la presidenta, Laura Borras, y los del secretario general, Jordi Turull. Y precisamente para evitar ese tipo de división, los estatutos se han modificado y no habrá elecciones individuales para los cargos, sino que se escogerá la dirección en bloque. Es decir, que la nueva dirección será estrictamente la lista que configure Puigdemont, con él o sin él al frente.
Pérdida de influencia de Borràs y su sector
De entrada, todo apunta a que Puigdemont podría recuperar la presidencia de Junts. Con lo cual, la actual presidenta del partido, Laura Borràs, perdería peso específico y su sector quedaría profundamente debilitado después de otras defenestraciones o retiradas como es el caso de Aurora Madaula o Jaume Alonso-Cuevillas, entre otros . También es previsible que el actual secretario de Organización, David Torrens -afín a Borràs- sea sustituido. Y hay que ver qué pasa con otro cargo importante como es la secretaría de finanzas que actualmente ocupa Teresa Pallarès.
Sobre el futuro político de la expresidenta del Parlament, Laura Borràs, en caso de que deba dejar la presidencia de Junts para dar paso al regreso de Puigdemont, no se prevé su retirada, al menos voluntariamente. Y un encaje en el organigrama del partido podría ser ocupar la presidencia del Consell Nacional que ahora ostentaba Josep Rull. Con su elección como presidente del Parlament, el cargo orgánico de partido resulta poco compatible para Rull. Tampoco se descarta que Borràs pueda ocupar una de las vicepresidencias, puesto que se pueden crear hasta cuatro.
Fuentes de Junts aseguran que hay cierto malestar con Borràs por intentar mantenerse al frente del partido. Incluso esta misma semana, Borràs aún defendía en una entrevista en RTVE -preguntada por si Puigdemont debe ocupar la presidencia de Junts- que el expresident de la Generalitat "nunca ha necesitado un cargo orgánico para ser presidente de Junts" . "Es el presidente fundador de Junts y el president en el exilio. Su influencia es indiscutible dentro y fuera de Junts", añadía. Pero se da por hecho que el tiempo de Borràs en la presidencia de Junts se ha agotado.
La expresidenta del Parlament está pendiente de la resolución del recurso contra la sentencia que la condenó a cuatro años y medio de prisión y 9 años de inhabilitación por falsedad documental y prevaricación en las irregularidades cometidas mientras dirigía la Institució de les Lletres Catalanes, antes de entrar en política. Y aunque la dirección del partido ha defendido siempre públicamente que la sentencia es un caso de lawfare, miembros de la dirección defienden internamente que no es sostenible políticamente la continuidad de Borràs en la presidencia, desgastada por un caso como éste. Algunas fuentes explican que se le habría pedido rebajar la cuestión en la esfera mediática e incluso se habría desestimado la intención de Borràs de publicar un libro sobre el caso.
Renovación de liderazgos internos y en el Parlament
Por otra parte, Puigdemont ha renunciado a ejercer la figura de jefe de la oposición, según comunicó al grupo parlamentario este miércoles, y tampoco nadie de Junts asumirá ese cargo en toda la legislatura. El presidente del grupo, Albert Batet, uno de los dirigentes de máxima confianza de Puigdemont junto al portavoz del partido y concejal en el Ayuntamiento de Barcelona, Josep Rius, mantendrá el cargo actual, aunque con un enfoque "más institucional". Batet lo justifica por el compromiso electoral de Puigdemont de no ejercer como jefe de la oposición dado su rango de expresident de la Generalitat. Pero también para visualizar que "asumimos el rol que las urnas nos han dado. No sólo hacer de oposición, sino ser alternativa al gobierno del president Illa", asegura.
Y en la línea de impulsar la renovación de liderazgos, se prevé que la actual portavoz en el Parlament, Mònica Sales, tomará las riendas del grupo parlamentario aumentado su peso específico. Otras figuras parlamentarias que pueden desempeñar un papel relevante serían los diputados Salvador Vergés, Anna Navarro, Agustí Colomines o Ennatu Domingo.
Quien parece tener garantizada la continuidad al frente de la secretaría general es Jordi Turull. En el último congreso, Turull se vio forzado a compartir la dirección con Borràs y sus afines, pero en los últimos dos años el exconseller, y expreso político, ha subido muchos enteros como máximo responsable de Junts junto a Puigdemont. Cabe recordar que Turull también está pendiente de la amnistía para eliminar la inhabilitación que su condena en el juicio del 1-O todavía le mantiene.
Un nombre que puede dar la sorpresa en el congreso de Junts es el de Toni Castellà. El dirigente de Demòcrates -una escisión de la antigua Unió Democràtica- podría integrarse en Junts y pasar directamente a ocupar un cargo en la dirección. Por esta previsión se ha eliminado de los estatutos la exigencia de seis meses de antigüedad como militante para poder participar. Castellà forma parte del círculo de máxima confianza de Puigdemont y se apunta que fue uno de los máximos organizadores -junto a Jordi Turull- de la incursión del expresident en Barcelona, y posterior fuga, para el acto del pasado 8 de agosto.
Por último, se prevé que otros dirigentes que actualmente no forman parte de la cúspide del organigrama interno suban enteros. Es el caso de Míriam Nogueras, la portavoz del Congreso, que está desempeñando un papel fundamental en el desarrollo de la estrategia de Junts en un frente estratégico como es el de Madrid en el Congreso de los Diputados. Una estrategia en la que Junts plantea que "las relaciones políticas con el Estado son inevitables", pero pone el acento en utilizar al máximo sus 7 votos en el Congreso para incidir en la estabilidad del Gobierno español. Es por ello por lo que apuestan por "confrontar políticamente con el PSOE y el PSC, que en la práctica son lo mismo", y por "mantener en tensión a los gobiernos del Estado y de la Generalitat".
Respecto al llamado sector pragmático del partido, que tiene a Jaume Giró y otros ex consellers del Govern como figuras más visibles, fuentes de Junts dan por hecho que mantendrán un espacio en la dirección, pero sin un peso específico relevante. Estas mismas fuentes aseguran que este sector es el único que expresa dudas sobre la estrategia actual de Junts y defienden una posición más pactista con el Gobierno de Pedro Sánchez. Sin embargo, el nivel de discrepancia es siempre muy medido y nunca explicitado públicamente. Pero Puigdemont considera que figuras como Giró siguen siendo importantes para proyectar una imagen de partido con vocación de Govern, más allá de la batalla independentista.
La incógnita electoral y el tempo de la amnistía
Con todo, la principal incógnita que quedará pendiente, y que el congreso de finales de octubre no desvelará, es si Puigdemont puede llegar a plantearse repetir como candidato a la presidencia de la Generalitat en unas futuras elecciones al Parlament, o si se debe empezar a buscar un relevo. Las fuentes consultadas en Junts aseguran que ésta "es una decisión que no se tomará ahora y dependerá de cómo evolucione la legislatura". Pero que, en cualquier caso, "lo decidirá el president". "Evidentemente formará parte de las decisiones estratégicas que Junts tome en su momento al respecto, pero tiene -Puigdemont- la total confianza del conjunto del partido", señalan. Estas mismas fuentes reconocen que Puigdemont sigue siendo el principal activo electoral de Junts, pero también apuntan a que si el expresident decide volver a presentarse será en una propuesta electoral que vaya más allá de Junts y abarque otros espacios del independentismo.
Los plazos que se contemplan sobre el bloqueo de la amnistía tendrán mucha incidencia en esta decisión. Pero en estos momentos está previsto que vaya para largo. El Tribunal Supremo debe resolver todavía el recurso contra la decisión del juez Pablo Llarena de no aplicar la amnistía. Y con toda seguridad seguirá la senda de la decisión tomada por Manuel Marchena en el caso de los líderes independentistas condenados, avalando la no aplicación de la amnistía. Tras este paso se podrá acceder al recurso del Tribunal Constitucional, pero fuentes del alto tribunal ya han advertido de que habrá que dirimir primero la constitucionalidad de la ley en sí misma, lo que podría comportar al menos un año de espera. Y aún después, el propio Supremo ha dejado la puerta abierta a una cuestión prejudicial en los tribunales europeos si el Constitucional avala la ley de amnistía. Esto supondría otro año de espera aproximadamente, con lo que, a poco de que se alarguen los plazos, la legislatura podría casi finalizar sin una resolución en torno a la amnistía. Cosa que evitaría el regreso en libertad de Puigdemont para luchar por la presidencia de la Generalitat o que otros dirigentes clave inhabilitados, como Jordi Turull, pudieran sustituirlo.
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