barcelona
El president de la Generalitat, Pere Aragonès, ha dirigido este martes su primer Consell Executiu ordinario. Y la reunión del nuevo Govern ha fijado prioridades. El objetivo primordial es abrir una nueva etapa en que sin renunciar a las aspiraciones independentistas y a la resolución del conflicto político con el Estado la gobernación sea "una bandera que se enarbola cada día" en palabras de uno de los miembros del núcleo duro del president Aragonès.
El Govern que han formado ERC y Junts se muestra comprometido con conseguir una resolución del conflicto justa y democrática, que "debe pasar por el derecho a la autodeterminación y la amnistía", aseguran.
Pero la acción de gobierno, las políticas del día a día y sobretodo la cohesión interna en el Ejecutivo catalán tendrán un peso evidente en esta nueva etapa del Govern de coalición independentista.
Este marco es el que el equipo de Aragonès apuesta por implantar como diferenciación clara con un Govern como el de Quim Torra que sepultó la gobernanza bajo el manto de las constantes estridencias y confrontaciones entre sectores del propio Consell Executiu y con el Gobierno español.
ERC y Junts, entrada estudiada en parejas
En este empeño los gestos son importantes. Y a diferencia de la etapa anterior en que los consellers y conselleres entraban a la sala de reuniones en grupos según la adscripción partidista, este periodista ha podido observar como este martes lo hacían emparejados un titular de departamento de ERC con otro de Junts, y así sucesivamente. Puede ser coincidencia, pero en política no acostumbran a existir y aún menos en el Palau de la Generalitat y entre dos fuerzas antagónicas como las del Govern.
Otro elemento importante ha sido el nombramiento de una portavoz del Govern técnica e independiente. La periodista Patrícia Plaja, reconocida profesional de la comunicación institucional que estuvo al frente de la exitosa comunicación de emergencia durante los atentados del 17 de agosto de 2017 en las Ramblas y Cambrils. El objetivo, según apuntan fuentes del Ejecutivo es "que la comunicación sea del Govern y no atribuible a una parte para evitar competición interna y malentendidos políticos".
También es muestra del nuevo enfoque de etapa que en la primera reunión de trabajo del Consell Executiu los temas más candentes haya sido la ampliación del aeropuerto de Barcelona y el estudio de medidas contra los desahucios. Temas de gestión.
Lo cual no quiere decir que el tema candente de la política catalana y española, los indultos a los dirigentes independentistas presos, no haya estado encima de la mesa.
Frente al debate generado, Aragonès ha optado por una única consigna y ha conseguido, al menos de momento, blindar su Govern al respecto. Ni una sola disonancia de ningún conseller o consellera de Junts. Y por supuesto aún menos de los miembros de Esquerra. Aragonès tiene una sola idea respecto a los indultos: "Son necesarios porque detrás de ello está el sufrimiento y el dolor de las familias, pero no es una solución al conflicto político". Y la mitad del Govern que forma parte del partido de Carles Puigdemont ha cerrado filas con esta idea.
En primer lugar porque nadie quiere ser responsabilizado de reabrir las hostilidades internas y generar una inestabilidad que daña la imagen del conjunto del Ejecutivo y por tanto también de Junts, formación que durante las negociaciones ya ha proyectado sus divisiones internas. Pero también porque la formación cuenta con cuatro destacados miembros del partido encarcelados en Lledoners que se beneficiarán del indulto: nada más y nada menos que su secretario general, Jordi Sánchez, un vicepresidente de la formación, Jordi Turull, i los exconsellers Josep Rull y Quim Forn.
Los indultos, durante el tercer grado
Aragonès ha pedido al Ejecutivo español que tome una decisión sobre los indultos "lo antes posible" para no "especular" con cómo o cuándo lo va a hacer. Aunque se da por hecho que Pedro Sánchez aprovechará la salida de los presos con un nuevo tercer grado en una próxima revisión de su situación penitenciaria. Se querría evitar así por parte de La Moncloa la excarcelación con recibimientos multitudinarios a las puertas de las cárceles. Y hacer más digerible la difícil digestión política que está suponiendo el tema de los indultos para el PSOE.
Pero el president de la Generalitat es insistente en remarcar que los indultos son para el Govern una medida que puede paliar el dolor de los presos, pero "no es la solución política" que necesita el conflicto entre Catalunya y España. Y este, asegura, es un posicionamiento compartido por todos los miembros del Govern.
Lo cual no quiere decir que no sean importantes. "Son un termómetro fundamental que nos indicará la temperatura del conflicto y de las relaciones entre los dos gobiernos", asegura un miembro de la dirección de Esquerra. Pero son condición necesaria para iniciar el proceso realmente de fondo que es la negociación con la reactivación de la mesa de diálogo, asegura esta misma fuente.
Y en este sentido el entorno de Aragonès augura una fluida y larga interlocución entre la presidencia de la Generalitat y La Moncloa: "Vienen tiempos de mucha interlocución, sobre cuestiones fundamentales, pero también del día a día", asegura Aragonès.
Conversación telefónica "de trabajo"
En este sentido lo primero que se producirá es una larga conversación telefónica entre Pere Aragonès y Pedro Sánchez que será "de trabajo, los contactos de cortesía ya se han realizado". Se repasarán las prioridades temáticas y se establecerá la agenda de una primera visita de Aragonès a La Moncloa. La mesa de diálogo sobre el conflicto se pondrá en marcha posteriormente a este encuentro y paralelamente al proceso de los indultos y de la posible reforma del delito de sedición. Un escenario que, a pesar de hacer factible la presencia de Oriol Junqueras en algunas de las reuniones, ninguna de las dos partes, ni desde el Govern ni desde el Gobierno español, se quiere ni dar por hecho ni desestimar. Esta interlocución tiene una derivada clara para la estabilidad del Gobierno del PSOE y UP.
"No sabemos cuál será el resultado de la mesa y con los socialistas no se puede dar nada por hecho, pero queremos intentarlo y si se activa la negociación necesitaremos un Gobierno al otro lado de la mesa y tiempo para dar pasos hacia adelante", aseguran fuentes de Esquerra en una clara indicación que el Gobierno de Sánchez tendrá el apoyo de los republicanos mientras dure el proceso.
Así las cosas, el gran tronco central del independentismo que representan las fuerzas del Govern, ERC y Junts, recibe con satisfacción, aunque con cautela, la proximidad de los posibles indultos. Aunque en Junts haya algunas voces–ahora mismo poco sonoras– que los vean como "una rendición" y exijan al Govern la liberación de los presos y las presas que están en cárceles del Departament de Justícia.
Una demanda muy pronunciada cuando la consellera era la republicana Ester Capella pero que ha bajado de tono ahora que la titular es la juntista Lourdes Ciuró. El discurso contra los indultos queda así reducido a entornos como el de la Assemblea Nacional Catalana, entidad que ya no tiene la capacidad movilizadora del inicio del procés sumida en divisiones internas y luchas intestinas. El propio Aragonès ha respondido a la presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, que dijo que la concesión de los indultos suponía un debilitamiento del movimiento independentista. "En el independentismo no nos desarma nada, sólo la voluntad de la ciudadanía. Y como nos acompaña, seguimos adelante", dijo Aragonés.
El frente españolista liderado por Vox calienta motores
Y por supuesto el pleno rechazo del frente de la derecha españolista. "Cualquier cosa que signifique demostrar una voluntad de resolver el conflicto político topará con la oposición de la parte más reaccionaria del Estado. Todo lo que avance hacia la libertad de Catalunya topará con ello", según el president. "La cosa es ver si ahora la izquierda española toma la posición de siempre ante la derecha españolista o toma esta vez una posición valiente", dijo Aragonès.
De momento los tres partidos de este frente, Vox, PP y Ciudadanos intentaran calentar el ambiente el día 11 con una concentración en Barcelona previa a la que dos días más tarde se realizará en la madrileña plaza de Colón. La intención es emular la gran manifestación antiindependentista del 2017. Pero los malos resultados electorales de este tripartito, con el desplome de Cs y el descalabro del PP, dejando a Vox como macho alfa del frente españolista y con solo veinte diputados de 135 en el Parlament entre todos, no augura una respuesta ni mucho menos como aquella. Eso sí, puede servir para que la ultraderecha acabe de aglutinar el voto ultranacionalista español en Catalunya.
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