Este artículo se publicó hace 3 años.
El auge de la extrema derecha en Ceuta y Melilla: aislamiento, militarismo y abstencionismo de barrios pobres y migrantes
El presidente de Vox se ha desplazado a Ceuta, desde donde ha reclamado la construcción de un "muro infranqueable" y la militarización "permanente" de toda la frontera nacional para combatir a los "soldados" enviados por Marruecos.
Marta Monforte Jaén
Madrid--Actualizado a
El país vecino de Ceuta y Melilla no es Francia ni Portugal, sino Marruecos. En la madrugada del martes llegaban unos 8.000 migrantes a Ceuta —aproximadamente 1.500 menores, según el presidente de la ciudad autónoma, el popular Juan José Vivas— ante la pasividad y con la colaboración de las fuerzas policiales marroquíes del otro lado de la frontera. Ambas ciudades autónomas tienen un tamaño similar: 85.144 habitantes Ceuta y 86.384 Melilla, por lo que estas 8.000 personas equivalen al 10% de la población ceutí. Según el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ya se han "devuelto" a 4.800.
Este conflicto internacional, cuya raíz se sitúa en el Sáhara, ha generado un nuevo enfrentamiento entre Gobierno y oposición, con acusaciones de deslealtad por parte de Sánchez hacia el líder de la oposición, Pablo Casado. El conservador le ha culpado de la crisis migratoria y el presidente de Vox, Santiago Abascal, la ha calificado directamente de "invasión". El ultraderechista se ha desplazado a la ciudad autónoma y ha vuelto a reclamar la construcción de un "muro infranqueable" y la militarización "permanente" de toda la frontera nacional para combatir a los "soldados" enviados por Marruecos.
Abascal trata, así, de capitalizar uno de sus discursos claves, el de la migración irregular, en un territorio que les es favorable. Vox fue la primera fuerza en la ciudad autónoma en la repetición electoral del 10 de noviembre con 11.734 votos. La extrema derecha logró hacerse con el único escaño a repartir. Un escaño que seis meses antes, en abril del 2019, consiguió el PSOE. En las municipales de ese mismo año, fue el PP quien ganó con 9 concejales y el 31,12% de los votos. Pero un Vox que venía de ser la quinta fuerza en el Congreso, logró la tercera plaza con 6 concejales y el 22,37% del voto.
Identidad, religión y aislamiento de la península
La mitad de los habitantes de las dos ciudades autónomas se definen como musulmanes, según el Estudio Demográfico de la Población Musulmana, elaborado por la Unión de Comunidades Islámicas de España. Este estudio cifra en 37.000 el número de musulmanes ceutíes (el 43,4% de la población) y en 44.977 (el 52%) los melillenses.
El periodista Javier Romo, afincado en Ceuta hasta el pasado mes de marzo, explica a Público que "no es lo mismo sacar una bandera rojigualda en Ceuta que hacerlo en l Puerta del Sol". "Si la población musulmana, mayoritaria en la ciudad, la saca es para reclamar su pertenencia a una comunidad. Lo que vienen a decir es que no son marroquíes ni africanos, son españoles y ceutíes", afirma. "Necesitan reforzar esa idea porque desde el lado cristiano siempre se les pone en el punto de mira".
Una opinión compartida por la periodista Nerea Larrinaga, que conoce de cerca la realidad de Melilla. Larrinaga señala que "las identidades se construyen antes por lo que 'no soy' que por lo que soy", es decir, "por las diferencias existentes entre el que está entre tú y el de enfrente: eres español porque no eres marroquí". "La manera en la que defines ese 'ser español' no es tanto una identidad cívica, sino que es nacionalista excluyente y casi que reaccionaria. Tienes lejos a España y te defines como uno de allí recurriendo a la nostalgia", razona.
En ese sentido, Romo apunta a que "existe una derecha y extrema derecha reaccionaria" en la ciudad, que no está organizada, pero "es muy conservadora y está impregnada en los valores del pueblo ceutí". El periodista afirma que el voto a Vox está relacionado con cuestiones de identidad y de clase. Larriaga, por su parte, también alude al choque entre religiones. "Son zonas donde es más sencillo recurrir al miedo que se suele ligar al islam con el relato creado en Europa a partir de los atentados yihadistas y presentarlo como enemigo de 'nuestra religión', que suele describirse más bien desde el nacionalcatolicismo", expone.
"Hay una sensación de abandono por parte de los diferentes gobiernos de España y la UE"
Ambos coinciden en que tanto en Ceuta como en Melilla se percibe un estado de "abandono" por parte del Gobierno central. "El hecho de que Melilla sea una ciudad físicamente aislada, sin conexión terrestre de otras zonas españolas, legitima también ese discurso de abandono frente al resto del país", explica la periodista. A Romo también le da la "sensación" de que la población de Ceuta "no siente el respaldo de España". "Se sienten españoles porque necesitan ayuda para prosperar, pero no existe esa reciprocidad. Ceuta está abandonada, tiene muy pocas competencias, infraestructura deficiente, con calles mal asfaltadas y problemas cada vez que llueve. Hay una sensación de abandono por parte de los diferentes gobiernos de España y de la Unión Europea".
Una sociedad militarizada y desigual
Romo cree que el auge de la extrema derecha en la ciudad autónoma está relacionado con la desigualdad que divide, de facto, la ciudad en dos partes y asegura que encuentra su principal nicho entre los barrios donde residen las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado que se trasladan hasta allí para trabajar en la frontera. "Vox ganó el 10N en las principales zonas donde hay residencias militares", afirma.
"Es difícil desligar el mundo militar y la definición de lo español del legado franquista"
Larrinaga también señala que hay mucha presencia de militares y funcionarios "en un territorio en el que las oportunidades laborales más allá de estos campos son escasas y precarias". Y precisa: "Se da la situación de que unas realidades no comparten espacio con otras a pesar de ser un territorio tan pequeño, es decir, la vida transcurre más bien en burbuja", expone. "En Melilla llama la atención cómo aún es difícil en ciertos espacios desligar el mundo militar y la definición de lo español, del legado franquista", añade. Un legado clave, según Romo, porque "antes del golpe de Estado de Francisco Franco, Ceuta era mayoritariamente de izquierdas".
Ambos ponen el énfasis en el auge de la derecha y la extrema derecha en los barrios más ricos de ambas ciudades que son también los que más participan frente a un abstencionismo latente de los barrios más pobres, donde la izquierda sí que gana. "Si ya en España cuesta movilizar a los barrios de clases populares, en estas ciudades cuesta mucho también movilizar a los barrios con mayor presencia marroquí. Son hogares con miembros con menor formación e ingresos, donde la actividad suele ser la venta ambulante irregular", expone la periodista. Romo asegura que en esos barrios pobres, con mayoría de población musulmana, "se rechaza" a Vox por "los comentarios que hacen de ellos, hablando de invasiones y guerras".
Melilla y la teoría del contacto
Las dos ciudades autónomas están separadas por unos 385 kilómetros entre ellas y cabe destacar que Ceuta está mucho mejor conectada con la península: solo hay una hora en ferri, mientras que desde Melilla se necesitan ocho horas de barco. En este sentido, el politólogo y sociólogo Tarek Jaziri, coordinador de Polikracia, explica que Melilla está "más conectada con Marruecos" porque muchos negocios dependen del país africano, al que acuden para importar productos como carne, pescado o fruta, lo que también tiene repercusiones políticas. En el caso de Melilla, el Partido Popular estuvo a punto de perder el escaño Congreso en noviembre —por solo por 179 votos de diferencia— frente a Coalición por Melilla (CpM), una formación localista de centroizquierda encabezada por el musulmán Mustafa Aberchán.
"Si tienes contacto diario con migrantes, dejas de percibiros como amenaza"
Jaziri sacara a relucir la teoría del contacto, un método, formulado por Gordon Allport, utilizado para detener los conflictos entre los grupos o individuos poniéndolos en contacto para reducir el prejuicio e incrementar la comunicación. "Si coincides con migrantes en clase, en el supermercado, en la panadería… en definitiva, si tienes un contacto más regular con ellos, dejas de percibirlos como amenaza", señala el politólogo. Jaziri explica que, a tenor de los datos, los barrios donde sube Vox son los que menos inmigración reciben.
Por ese motivo afirma que la extrema derecha es menos beligerante en Melilla que en Ceuta y cita el ejemplo del coordinador de Vox en la ciudad, Jesús Delgado Aboy, que aseguró que el muro que su partido proponía levantar en la frontera con Marruecos sería "simbólico" o "psicológico". El secretario general del partido ultra, Javier Ortega Smith, se apresuró a corregirlo: "Será infranqueable, de hormigón armado", afirmó.
El auge de Vox: miedo cultural y económico
Jaziri pone sobre la mesa dos teorías para sustentar el ascenso de la extrema derecha: el miedo cultural y el miedo económico. El primero, que podrían sufrir quienes más patrimonio tienen, se basa en el recelo hacia los migrantes por si diluyen la cultura e identidad española. El segundo está fundamentado en el prejuicio de que la inmigración pone en riesgo los puestos de trabajo. Según el politólogo, esto podría afectar más a las clases bajas.
Larrinaga cree que todo ese caldo de cultivo, "sumado a la securitización de las fronteras que se viene dando, al igual que en el resto de fronteras de la UE, y la mayor inversión en gasto militar, hace que el recurso a la violencia esté cada vez más normalizado". "Si además sumamos a esto, la manera en la que el discurso xenófobo de Vox ha legitimado toda la discriminación y recurso a la violencia… Al final las experiencias de integración siguen aún siendo minoría frente a una violencia estructural e institucionalizada", zanja.
El politólogo desconoce cómo afectará lo ocurrido en Ceuta al auge de Vox a nivel nacional, pero destaca que "una vez la extrema derecha llega a las instituciones, se normalizan sus actitudes y compartimientos si los partidos tradicionales no ponen un dique de contención", opina. Algo que, cree, no ha sucedido, lo que ha conseguido que "algunos de sus mensajes vayan calando cada vez más" en la población, incentivado también por el "bombardeo informativo" de los medios, pese a que España "siempre ha sido un país muy tolerante con la inmigración".
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