Este artículo se publicó hace 6 años.
Atocha luce un nuevo monumento en honor a los miles de ferroviarios represaliados por la dictadura franquista
El ministro Ábalos y las cúpulas de Renfe y Adif inauguran una escultura que recupera la memoria de víctimas de los cerca de 83.000 trabajadores del ferrocarril afectados con cárcel, exilio, penas de muerte o sanciones por sus ideas políticas.
Alejandro Torrús
Madrid-
"En memoria de todos los ferroviarios y ferroviarias represaliados durante la Guerra Civil y la dictadura franquista". Esta inscripción, acompañada de un monumento realizado con los raíles de un ferrocarril, luce desde el mediodía de este jueves en la entrada de la estación de Atocha, en Madrid. El objetivo: honrar la memoria de los cerca de 83.000 trabajadores del ferrocarril que sufrieron algún tipo de represalia durante la Guerra Civil y el franquismo.
Es el caso de personas como Antonio Donoso Recio, miembro del Sindicato Nacional Ferroviario de la UGT, que fue abatido a tiros por la Policía franquista en 1945. De Luis Montoliu Salado, de la anarquista Federación Nacional de la Industria Ferroviaria que tuvo que exiliarse del país para no regresar nunca más. O de María Pita de la Vega, presente en la inauguración del monumento a sus 93 años, que fue obligada por la dictadura a dejar su puesto de trabajo en Renfe por el mero hecho de contraer matrimonio y no pudo recuperar su plaza hasta 1983.
"Este tipo de actos, como demócratas que somos, contribuirán a una España mejor, más democrática", ha defendido el ministro Ábalos
La inauguración del monumento ha contado con la presencia del ministro de Fomento, José Luis Ábalos, y de las cúpulas de Adif y Renfe. "No estamos en la inauguración de una obra, pero lo de hoy es muy importante. Con este monumento reparamos la memoria y la dignidad de los trabajadores del ferrocarril que fueron represaliados. Este tipo de actos, como demócratas que somos, contribuirán a una España mejor, más democrática, más comprometida con los derechos humanos y más en sintonía con la Unión Europea", ha expresado un emocionado Ábalos, que también ha anunciado la creación
La investigación de Francisco Polo Muriel, doctor en Historia por la Universidad Autónoma de Madrid, denuncia que la depuración afectó a 82.831 profesionales, un 88% del total de las plantillas de las diferentes empresas ferroviarias. "Un 26% del total resultó afectado por sanciones de diversa índole, debiéndose hacer notar que 6.782 fueron separados del servicio y despedidos y 6.500 fueron sancionados con traslado de residencia y/o servicio", recoge la investigación.
Sin embargo, hubo incluso quienes sufrieron peor suerte. Cerca de un centenar de ferroviarios fueron condenados a muerte. De ellos, alrededor de 50 fueron ejecutados y enterrados el 18 de agosto de 1936 en la conocida como 'fosa de los ferroviarios', en el monte del Costaján (Aranda de Duero), que fue exhumada en 2011. Sólo en el verano de 1936, más de 700 personas fueron fusiladas en esta parte de la provincia de Burgos, según los datos aportados por José Ignacio Casado, de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Burgos.
"Que nadie olvide a las mujeres"
Las cifras de represaliados aportadas por el doctor Polo Muriel muestran que el gremio de los ferroviarios fue uno de los más afectados por el franquismo. Por dos razones. Por una parte, el control del ferrocarril durante la Guerra Civil era fundamental para controlar el territorio, abastecer el frente y hacer llegar alimento a los zonas aisladas, por lo que desde el primer momento fueron sometidos a purgas ideológicas.
Falta encontrar a todos los desaparecidos, ponerles nombre y que sus voces nunca más se borren de la historia
En segundo lugar, porque los ferroviarios ya habían mostrado su espíritu combativo en la mejora de los derechos sociales tanto en la huelga de 1917 y la revolución frustrada de 1934. De hecho, antes de la Guerra Civil, los dos principales sindicatos ferroviarios juntaban a casi 60.000 trabajadores.
Había que dar un escarmiento. Que el miedo se introdujera dentro de los trabajadores. Que nunca más volvieran a levantar la voz para reclamar sus derechos. Y la dictadura lo dio. La fosa de los ferroviarios fue testigo del horror. Pero la mayor parte de los represaliados y represaliadas lo vivieron en silencio. En el exilio interior. Se les apartó del trabajo. Se les condenó a la miseria y al ostracismo. No solo a los trabajadores y trabajadoras. También a sus familias.
Así lo recordó durante el acto Juan Machuca, descendiente de represaliados, que ha pedido durante su intervención que "nadie olvide a las mujeres afectadas" por la represión a las que puso un único rostro: el cuadro El grito de Edvard Munch, por "el dolor y la desesperación que sufrieron" buscando a maridos, hermanos e hijos desaparecidos, "que aún no han encontrado".
Hoy, más de 80 años después del golpe de Estado la democracia honra la memoria de estos luchadores y luchadoras. Lo hace con una monumento en la estación de Atocha. El camino, no obstante, está a medio recorrer. Falta encontrar a todos los desaparecidos, ponerles nombre y que sus voces nunca más se borren de la historia.
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