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Un año con cuatro reyes

Se cumple un año desde que España tiene cuatro personas reconocidas jurídicamente como reyes. Se desconocen sus patrimonios e ingresos personales. El reinante intenta marcar distancias con el emérito, quien viaja solo. El primero es inviolable y el resto de la familia está aforada ante el Supremo.

España tiene cuatro reyes: los reinantes y el emérito y su esposa.

JULIA PÉREZ

MADRID.- Hace ahora un año, un rey cansado, aislado de su familia y entorno, abdicó en favor de su hijo tras 39 años de reinado. El anuncio se produjo el 2 de junio de 2014 a las 13:05 horas y la reforma ‘exprés’ instada por el PP que siguió a este giro de la historia trajo consigo una ley que definía al abdicado y a su esposa como reyes eméritos.

En tan sólo ocho días se logró tramitar toda una ley orgánica sobre esta abdicación en una monarquía instaurada por Francisco Franco y luego reconocida en la Constitución de 1978.

El resultado de aquella ley es que, desde hace un año, en España hay cuatro personas reconocidas jurídicamente como reyes: los reinantes, Felipe de Borbón y Letizia Ortiz, y los eméritos, Juan Carlos de Borbón y Sofía de Grecia.

En ocho días se tramitó una ley orgánica sobre la abdicación en una monarquía instaurada por Francisco Franco y luego reconocida en la Constitución de 1978

La chapuza ‘exprés’ culminó un mes después con el aforamiento retroactivo del rey abdicado, al igual que Sofía, Letizia y la heredera de este dúplex de reyes y reinas. Ni la reina Sofía ni la niña Leonor tienen función constitucional alguna, pero fueron aforadas, aunque la segunda haya sido reconocida como princesa de Asturias y heredera del trono.

Con el aforamiento retroactivo, se encauzaron dos demandas de paternidad contra Juan Carlos I que la Audiencia de Madrid iba a resolver tres meses después: la reforma ordenaba a los tribunales remitir “inmediatamente” (sic) toda demanda contra el rey emérito al Tribunal Supremo. El rey reinante es inviolable e irresponsable ante la justicia, incluso en el ámbito privado.

Una vez en el Supremo, ambas demandas han sido embarrancadas, a la espera de que los afectados busquen ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos lo que no han conseguido en España: el ejercicio de su derecho a la identidad y a la filiación, que se hubiera conseguido con un mero análisis. Pero en España rige una herencia napoleónica que exige pruebas previas de indicios de paternidad para admitir una demanda, requisito destinado a frenar las ambiciones de los bastardos.

Juan Carlos I no ha tenido más demandas, a pesar de las dudas sobre el origen de su patrimonio. En especial por sus amistades con los reyes del Golfo Pérsico y por los negocios aupados junto a su su amiga especial Corinna zu Sayn-Wittgenstein.

Planeaba abdicar a los 40 años de reinado y casarse con Corinna. Pero su entorno y la clase dirigente fueron aislándolo tras la cacería de Botsuana

El rey no pudo frenar el proceso judicial abierto contra su hija, Cristina de Borbón y su yerno, Iñaki Urdangarín por los negocios del Instituto Noos. Sigue siendo infanta y duquesa, aunque se haya dictado auto de apertura de juicio oral contra ella, que es el verdadero momento de exigir dimisiones  ya que van a ser sentados en el banquillo por indicios de criminalidad.

Juan Carlos de Borbón abdicó sin llegar a los 40 años de reinado, que era cuando planeaba retirarse y casarse con su amiga. Se iba a llamar Corinna de Borbón. Pero no le dejaron. Su familia, su entorno y la clase dirigente, fueron aislándolo después del accidente de Botsuana de 2012, donde comenzó a perder la popularidad a raudales, con un país que se hundía en una crisis económica y sistémica mientras él cazaba elefantes.

El desliz de 2012 no se lo perdonaron, y eso que él se presentó ante las cámaras para decir: “Lo siento mucho. Me he equivocado y no volverá a ocurrir”. Ocurrió tras permanecer cinco días hospitalizado después de ser repatriado por haberse roto la cadera durante la famosa cacería junto a Corinna.

Estaba enfermo, solo, su familia no le visitaba casi en el palacio de la Zarzuela y, un año después, no le dejaron viajar a los Emiratos Árabes, donde le esperaba su amiga en un hotel de Abu Dabi, como relata la periodista Ana Romero en su libro “Final de Partida” (Editorial La Esfera de los Libros).  “Mándame una pistola para que me suicide", le dijo el rey a uno de sus amigos después de que el Gobierno y hasta el director los servicios secretos le obligaran a cancelar ese viaje.

Felipe VI accedió al trono de España sin realizar una declaración previa sobre su patrimonio personal

En enero de 2014, Juan Carlos I casi no pudo pronunciar su discurso de la Pascua Militar. A partir de entonces crecieron las presiones para provocar su abdicación y legalizar un trono instaurado por Francisco Franco y confirmado por la Constitución de 1978.

Patrimonios e ingresos personales desconocidos

Se desconoce el patrimonio de los cuatro reyes. El emérito dejó el trono y un enigma: el alcance y el origen de su fortuna, no en vano su familia en el exilio franquista vivía de las aportaciones de los monárquicos. Ahora, The New York Times calcula que tiene una fortuna de 1.800 millones de euros que algunos elevan a 2.000 millones.

El rey emérito se aleja en las celebraciones oficiales que preside su hijo para acudir a conocidos restaurantes

También se desconocen los ingresos personales de los cuatro reyes. Felipe VI accedió al trono de España sin hacer una declaración previa de su patrimonio. La nueva ley de transparencia no incluye la difusión de los ingresos y patrimonios personales de los reyes reinantes, ni de los eméritos.

El nuevo rey se ha concentrado en marcar distancias con el emérito, tanto en dedicación a su actividad política y diplomática como en acercar a su familia a la clase media.

Y mientras el reinante ejerce, el emérito viaja solo y se aleja cuando se celebran las festividades oficiales que él presidió durante 39 años. Distancias gastronómicas en especial.

Por ejemplo, el día de la Hispanidad, con su hijo como protagonista, junto con la reina Letizia –con quien tiene mala relación- y sus nietas las infantas Sofía y Leonor. Aquél día, el rey emérito escapó de Madrid a casa de un amigo: el chef del restaurante Amparito de Guadalajara, donde comió una pochas y somarros de cerdo. El día de la Constitución había recepción en el Congreso, así que optó por una morcilla de cerveza y kokotxas en el Arzak de Donostia-San Sebastián. Y la semana previa a la Navidad, la celebró con tortilla de caviar y ventresca de cordero en el Celler de Can Roca, en Girona, culminado con anarquía de chocolates.

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