barcelona
No tienen más remedio. Pasado el 26M, Ada Colau y Ernest Maragall van a tener que ponerse de acuerdo para gobernar Barcelona, ya que la suma de sus concejales respectivos alcanzará la mayoría absoluta en el Consistorio de la capital catalana y no habrá ninguna otra combinación mayoritaria posible... en términos políticos. Y el pacto será especialmente difícil porque a la aguda rivalidad entre ambos se añadirá, posiblemente, un empate exacto de regidores.
Al menos, eso es lo que pronostican las estimaciones del Observatorio Continuo para Público elaborado por el gabinete demoscópico Key Data en base a un desk research ponderado de todas las encuestas electorales aparecidas recientemente, y especialmente de las tablas completas del CIS. Según esos cálculos, existe un empate técnico entre las dos primeras formaciones –Barcelona en Comú de Colau y Esquerra Republicana de Maragall– que tendrá que resolverse en esta última semana de campaña.
Tal como se muestra en el gráfico que encabeza este artículo, al término del plazo permitido para publicar sondeos Key Data otorga un concejal más a ERC que a BComú, con lo que Maragall debería convertirse en el próximo alcalde de Barcelona. No obstante, sus analistas subrayan que "la distancia que le separa de Barcelona en Comú es sumamente escasa y a la campaña le queda más de una semana [desde el momento en que se hicieron las últimas encuestas], con lo que la posibilidad de revalidar la alcaldía es una opción realista para Colau".
Eso queda claro en la siguiente tabla completa de estimaciones, comparadas con los resultados de 2015, en la que ERC aventaja a BComú por menos de 10.000 votos (una diferencia del 6%):
Colau y Maragall podrían obtener los mismos concejales
Está claro que esa exigua ventaja de 1,4 puntos sobre los votos válidos es muy poco mayor que el margen de error del momento en que se han hecho los sondeos y podría ser fácilmente superada en esta recta final de campaña, sobre todo con el líder de Podemos, Pablo Iglesias empleándose a fondo en su apoyo a Colau, y con Junts per Catalunya haciendo un último esfuerzo para capturar al mismo electorado independentista que ERC.
Es decir, BComú podría salvar el concejal que supuestamente va a perder –cayendo casi 20.000 votos con respecto a 2015– o ERC podría no llevarse el último regidor que se le atribuye en los sondeos. En ambos casos, Colau y Maragall quedarían totalmente igualados en el Consistorio y se verían obligados a pactar la Alcaldía.
Tras estas dos formaciones, el PSC quedaría a sólo tres o cuatro asientos de distancia, pero no sería decisivo en ningún caso. Las únicas mayorías absolutas posibles (21 concejales o más) serían las de ERC+BComú o ese mismo binomio más los socialistas, trío que superaría ampliamente la cifra necesaria. Pero un acuerdo entre ERC y el PSOE parece más lejos que nunca después del bloqueo de Esquerra a Miquel Iceta para la Presidencia del Congreso de los Diputados.
El Consistorio barcelonés tendría seis partidos y ninguno superaría el 25% de los votos
En resumen, el Consistorio barcelonés sería una corporación con seis partidos y una extrema fragmentación, por lo que ningún partido superaría el 25% de los votos válidos. En consecuencia, "los pactos están siendo una de las claves de la campaña de PSC y JxCat, ya que el acuerdo pos-electoral más probable sería un gobierno de ERC y BComú, que sumarían 21 de los 41 concejales, mayoría absoluta que les permitiría gobernar sin PSC", explican los analistas de Key Data.
Según estas estimaciones, cualquier otro pacto sería mucho más complicado. No sumarían los partidos independentistas por sí solos, puesto que JxC sólo aportaría 5 o 6 regidores, tras un severo batacazo electoral, ya que perdería 86.000 sufragios y la mitad de sus actuales concejales.
Igualmente, estarían muy lejos de la mayoría necesaria los autodenominados "constitucionalistas": CsValls (Ciudadanos con Manuel Valls) más PSC y PP, además de constituir una alianza contra natura, solo sumarían 15 escaños, ya que el Partido Popular también perdería casi la mitad de sus votantes y se quedaría con sólo dos concejales; mientras que el ex ministro del Interior francés daría un tirón exiguo a la formación naranja, que ganaría un único regidor más.
En cualquier caso, los barceloneses huirían de los extremismos. La CUP perdería sus tres concejales –y 22.000 de sus votantes–, y Vox acabaría por debajo del 2% de los votos válidos y, por supuesto, sin representación ninguna en el Consistorio.
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