Esperanza Aguirre ha hecho gala de su cáracter -hay quien lo ha considerado altanería- en su interrogatorio como investigada por Púnica ante la Audiencia Nacional, este viernes. Aguirre, que ha negado conocer cualquier detalle sobre la financiación del partido, ha sido abroncada por el juez Manuel García Castellón en más de una ocasión. 

Además, ha mantenido tensos rifirrafes con las fiscales casi desde el arranque de su interrogatorio, que se ha prolongado durante cerca de tres horas y media. Su tono ha sido desafiante, y ha llegado a mostrarse "maleducada" en alguna ocasión, relatan fuentes presentes en la declaración.

Sin embargo, sólo unos minutos después de terminar, tras recorrer los escasos metros que separan la sala en la que ha prestado declaración del parque de la Villa de París, a las puertas de la Audiencia, Aguirre era otra; del tono altanero pasaba a bajar el volumen de voz, y apenas dedicaba un minuto de su tiempo a los medios -Cristina Cifuentes dedicó cuatro la pasada semana, Ignacio González no dio declaraciones este jueves-. Tampoco admitió preguntas, y se limitó a afirmar que su "inocencia prevalecerá", sin aspavientos ni gestos bruscos.

En la Sala, el juez tuvo que llamarle la atención por referirse a las fiscales como "fiscalas". Y, ante su desconocimiento sobre la financiación del PP, García Castellón llegó a cuestionarle si su cargo de presidenta era "decorativo". 

También ha querido retirar una expresión, cuando, preguntada por la agencia de la Comunidad de Madrid Mintra, vinculada con la corrupción y disuelta desde hace años, Aguirre reconoció que la había "tenido mosca". Ante la insistencia del juez y de las fiscales porque explicara esta expresión, la expresidenta de Madrid ha pedido retirar esta frase, y el juez le ha respondido que era imposible, al quedar grabada la sesión. 

Eso, por no hablar del momento en el que ha afeado a las fiscales que se refirieran a la Fundación Fundescam -usada supuestamente para desviar dinero de la Comunidad a las arcas del PP- como el "Watergate".