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Negociación, acuerdo y referéndum: así será la hoja de ruta del PNV

La formación nacionalista ha fijado sus planes para conseguir un “cambio de estatus” que derivaría en un acuerdo de “soberanía compartida” y “libre unión”. El proceso acabaría con una consulta popular “legal”, tal como contempla el actual Estatuto de Gernika.

El presidente del PNV, Andoni Ortuzar, durante la celebración del Alderdi Eguna. / EFE

BILBAO.- Los militantes del PNV jamás olvidarán el ejercicio de sinceridad que les propuso Andoni Ortuzar, máximo responsable de dicha formación, durante un acto celebrado el último viernes de agosto en Zarautz. “Que levante la mano el que se considere independentista”, retó a sus seguidores, que respondieron con un mar de brazos apuntando al cielo. El mensaje iba dirigido a sus filas, pero también a las filas de los rivales, tanto si están en Bilbao como si ocupan oficinas en Madrid: este veterano partido, que hoy disfruta de sus máximas cuotas de poder en Euskadi, nunca renunciará a su objetivo final. Otra cosa es el camino elegido para ello.

Según ha podido confirmar Público, en los despachos de Sabin Etxea –sede nacional de los peneuvistas- manejan una hoja de ruta propia para los próximos meses. Y quien dice meses, también dice años. No hay plazos cerrados, ni tampoco métodos inamovibles. De hecho, la ruta cogerá curvas, desvíos o atajos dependiendo de lo que ocurra en las próximas elecciones generales del 20 de diciembre. Durante los últimos cuatro años, el camino ha estado lleno de piedras: en lo que va de legislatura se han producido más de veinte choques competenciales de trascendencia constitucional entre los gobiernos de Euskadi y España. “El ejecutivo de Mariano Rajoy legisla saltándose permanentemente la Constitución Española y el Estatuto de Gernika”, afirmaban esta misma semana desde la sede del Gobierno Vasco.

Frente a esa situación, el PNV pretende agilizar el trabajo de la Ponencia sobre Autogobierno que actualmente funciona en el Parlamento de Vitoria. Se trata de un foro especialmente diseñado para mejorar y profundizar el sistema autonómico. Sin embargo, no todos los partidos con representación parlamentaria lo entienden de la misma manera. Mientras que las denominadas fuerzas “constitucionalistas” –PSE, PP y UPyD- niegan tajantemente que esta ponencia pueda conducir hacia la autodeterminación del País Vasco, los nacionalistas vascos le otorgan un valor radicalmente distinto.

El secretario de la ejecutiva del PNV, Koldo Mediavilla, aseguró a Público que esta ponencia permitirá “identificar los ámbitos fundamentales para la elaboración de un nuevo estatus”. “Dicho de otra forma –continúa-, vamos a establecer cuáles son los elementos sustanciales sobre los que debe basarse una propuesta jurídico-política” que afectaría de lleno al Estatuto de Gernika, norma por la que actualmente se rigen las relaciones entre Euskadi y España. Precisamente por eso, Mediavilla recurre a palabras como “consenso”, “diálogo” y “negociación”. Pero también habla de ese otro concepto tan temido desde La Moncloa: referéndum.

“Nuestra intención –explica el dirigente nacionalista- es que el nuevo estatus sea refrendado por la ciudadanía vasca, igual que ocurrió con el estatuto de autonomía actual”. De hecho, la posibilidad de realizar una consulta viene prevista en la actual normativa estatutaria, por lo que el PNV se aferrará a ese documento para defender su proyecto de “referéndum popular”. Eso sí, antes habrá un “acuerdo parlamentario” que deberá estar seguido por una mesa de negociación con el gobierno español. Acuerdo, negociación y consulta. En ese orden.

Acuerdo sí, conflicto no

El plan de la formación que dirige Iñigo Urkullu otorga especial relevancia a un hipotético “pacto” con el Estado, lo que –en palabras de Koldo Mediavilla- permitirá “una acción bilateral y consensuada” entre Vitoria y Madrid. “La pretensión del PNV es que pueda existir un nuevo marco jurídico-político, pero estamos hablando desde el acuerdo, no desde el conflicto y la separación”, subraya. A la hora de definir su modelo, los nacionalistas no miran a Catalunya, sino hacia el Reino Unido. O mejor dicho, hacia Escocia. “No queremos un modelo de unidad impuesto, sino de unión pactada. Se trata de un acuerdo entre iguales con una soberanía compartida. O mejor dicho, no es un acuerdo no unilateral de subordinación, sino de unión voluntaria”, defiende Mediavilla.

Esta hoja de ruta también se vería afectada –para bien o para mal- por una posible reforma constitucional, sobre todo si el PSOE gana las elecciones y, seguido, cumple con sus promesas de modificar la Carta Magna. El panorama sería aún más prometedor si ganase Podemos, una fuerza política que ha dicho en reiteradas ocasiones que respeta y reconoce el derecho a decidir. Por el contrario, un gobierno de Ciudadanos –férreo defensor de la unidad de España- mantendría el camino de curvas y piedras que deja el PP.

Ante estas disyuntivas, desde el PNV reconocen que aún es imposible hablar de fechas o plazos. Dependerá mucho de lo que ocurra el 20-D en las urnas. Además, en Sabin Etxea tienen muy presente que en 2016 también habrá elecciones autonómicas. Entre una cita y otra, este partido realizará una asamblea general para renovar sus comisiones ejecutivas, tanto a nivel nacional como provincial. Además de preparar las elecciones autonómicas, la nueva dirección tendrá el reto de afrontar las negociaciones con Madrid. De ese diálogo dependerá el futuro de Euskadi.

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