Opinión
La súplica de los "tíos cagaos"


Periodista y escritora
Parece que un señor llamado Aldo Comas tiene una panda de "tíos cagaos" cerca, según ha dicho él mismo. Por la preocupación que muestra, y su necesidad de hacerlo público de forma casi suplicante, entiendo que no deben de ser pocos. No me queda claro si incluso el propio Aldo está "cagao", pero por la forma de expresarse podría ser que sí, que Aldo también esté "cagao". Yo no estoy cagada, y no sé si tú, lector, lectora, lo estás. Pero si alguien está "cagao" por lo que las mujeres estamos contando en las redes sociales, por algo será. Uno no se caga así porque sí.
Las mujeres estamos relatando las violencias sexuales que hemos sufrido. Entiendo que los "tíos cagaos" son aquellos que temen que salga su nombre. Yo no temo que salga mi nombre. A estas alturas de la película podría decir que yo no temo ya casi nada. Todo esto es obvio.
Lo que ya no es tan obvio es el cambio que noto entre los "tíos cagaos", y me parece interesante señalarlo. Tomando a Aldo —ya me perdonarás, querido— como portavoz, y por los muchos mensajes que recibo por parte de ellos, y también de algunas ellas, y que voy leyendo aquí y allá, lo que Aldo y sus "cagaos" piden, incluso imploran, es que no nos narremos en las redes sociales sino en los juzgados. Ah, ínclito Aldo, qué gran paso. Resulta que hemos cambiado la acusación de la "denuncia falsa" por el ruego de que nos dirijamos a los juzgados o la policía. No es pequeño avance. Ya no mentimos, sino que no decimos nuestra verdad en el lugar y de la forma que a los "tíos cagaos" les gustaría.
¿Y por qué deberían Aldo y sus "cagaos" preferir el juzgado al testimonio anónimo? Para empezar, porque así tienen identificada a la mujer que los denuncia. Qué fácil, Aldo, qué trampita la vuestra. Mientras una mujer ponga el cuerpo y la identidad para denunciar las agresiones sexuales vividas, podrán seguir funcionando los mecanismos sociales de señalamiento y castigo que tan bien engrasados actúan desde siempre: burla, amenaza, acoso, empobrecimiento, pérdida del trabajo, agresiones varias… Pero no solo eso. Para seguir, Aldo y sus "cagaos" saben que no todas las mujeres tienen capacidad económica para proceder en los juzgados con las mínimas garantías. Tampoco ignoran que el Poder Judicial, tal y como funciona aquí y ahora, no es la institución más segura para nosotras ni más feminista del país.
Pero te voy a explicar algo, Aldo, para que se lo trasmitas a los "tíos cagaos" que te acompañan y tanto te preocupan. Nosotras no nos narramos para llenar de tíos, "cagaos" o no, las prisiones de este país, qué idiotez y qué poco fruto. Nosotras, por miles y miles, nos estamos relatando para saber lo que los "tíos cagaos" nos han hecho durante toda nuestra vida, para reconocernos en lo que les han hecho a otras, para comprender que estamos todas en el mismo barco. O sea, para perder la vergüenza, la culpa y sobre todo, sobre todo, Aldo de mis entretelas, el miedo.
Por lo que veo, lo estamos consiguiendo. O sea, que el miedo, cambiando de bando, parece que está llenando de "cagaos" esta sociedad. Gracias, Aldo, por la información.
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