Opinión
Sánchez y Feijóo, en Berlín


Directora corporativa y de Relaciones institucionales.
El saludo mal pronunciado del presidente de EE.UU. a Santiago Abascal y los piropos de Elon Musk al líder del Vox este fin de semana en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) reafirman la obviedad: si las elecciones en Alemania de este domingo se hubieran celebrado en España con una victoria del PP (¿sigue pudiendo considerarse homólogo de la unión democristiana el partido de Alberto Núñez Feijóo?), Donald Trump ya se habría construido un chalet con campo de golf en la base naval de Rota (Cádiz) para supervisar la nueva tierra conquistada.
El PP ya ha demostrado por activa y por pasiva que no tiene reparo alguno en gobernar con Vox y en mandar a la basura los cordones sanitarios, cordones democráticos o los alemanes brandmauer (cortafuegos) contra los partidos de ultraderecha. El líder de los democristianos de la CDU y ganador de las elecciones alemanas del 23 de febrero, Friedrich Merz, aseguró durante la campaña eletoral que no pactaría bajo ningún concepto con los neonazis de Alternativa por Alemania (AfD), que desde el domingo son segunda fuerza del Bundestag al duplicar terroríficamente sus resultados electorales. La AfD, como Vox, pertenece al círculo ideológico de Trump y Musk en Europa, esto es, los dos partidos forman parte de las herramientas que maneja la brutal Casa Blanca del MAGA para destruir a la Unión Europea (UE) desde dentro.
Feijóo ya se ha pronunciado, aunque tarde, contra los obscenos planes de Trump y Vladímir Putin en Ucrania: regalar al presidente de Rusia medio territorio ucraniano y hacer el mayor negocio posible con las tierras raras que paguen la factura de los ucranianos/as (los que no han sido asesinados por las tropas rusas) con EE.UU. por ayudarles a hacer frente a la invasión rusa. Imposible calificar tanta miseria moral, aunque sí sepamos lo que significa: una rendición de Ucrania en toda regla y en la cara de una impotente Europa, que ni siquiera ha sido invitada a las negociaciones (un decir) entre Trump y Putin. Ironías del destino: la UE nunca quiso negociar con Putin y ahora que quiere porque Trump puede, no le hacen sitio en la mesa...
Los resultados en Alemania y la firmeza del próximo canciller en mantener el aislamiento de la ultraderecha, sin embargo, obligarían a Feijóo a dar algún paso más que mostrar en redes su descontento por el final que se quiere imponer desde Washington a la invasión de Rusia a Ucrania; ese paso adelante que, por favor y para evitar más sonrojos, debe pasar por un mayor nivel argumentativo que el de llamar prorruso o vendido a Putin a Pedro Sánchez desde el PP, horas antes de que el presidente acuda a Kiev a reunirse con Volodímir Zelenski para mostrar su apoyo a Ucrania frente a la alianza Trump-Putin y días antes de que la UE celebre una cumbre sobre el futuro de Ucrania, convocada por el presidente del Consejo Europeo, António Costa, socialdemócrata portugués.
La victoria de Merz en Alemania y su negativa a pactar con la AfD, así como la pleitesía que Abascal ha rendido este fin de semana a Trump -que ahora es como rendirla a Putin- ha resultado ser un regalo envenenado para Feijóo y el PP; al fin y al cabo, aunque Vox abandonó los gobiernos autonómicos de coalición con el PP, los de Abascal siguen sosteniendo a los de Feijóo en las comunidades al tiempo que cogobiernan varios municipios. Mucho me temo, no obstante, que no oiremos un posicionamiento claro del PP en línea con el de Merz en Alemania sobre la extrema derecha, como tampoco escucharemos en unos días peticiones para que Sánchez convoque elecciones; una cosa llevaría a la otra, así que, pelillos a la mar.
Vistos los tenebrosos acontecimientos, que transcurren a la velocidad de la luz en todo el mundo, cuando las posiciones deben ser cada vez más claras, los resultados en Alemania plantean hoy un sinfín de interrogantes y muy pocas certezas para España: ¿Son efectivos los cordones sanitarios si no hay posiciones verdaderamente democráticas detrás, como ante la inexistente "amenaza migratoria" con la que machaca la ultraderecha y que le han comprado ya muchos partidos demócratas, y no solo de derechas? ¿Sería democrático un apoyo del PSOE al PP en España para aislar a la ultraderecha cuando los de Feijóo han difuminado hasta la invisibilidad sus diferencias con el Vox trumpista, y no solo en el gobierno de Isabel Díaz Ayuso? ¿De verdad creen que la fórmula Merz -menos inmigración, menos impuestos y más fuerza militar- va a salvar a la Unión Europea de esta oleada autoritaria? En definitiva, ¿los resultados en Alemania son tan optimistas como parece que quieren hacernos creer?
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